Los acusados del 'crimen de La Puebla' se culpan mutuamente
Agustín M. asegura que fue su exnovia Natalia M., quien «lo manipuló todo» para matar a la expareja de ella, pero la joven sostiene que él lo quemó vivo guiado por los celos
Durante un tiempo fueron pareja pero a la hora de la verdad, ante la justicia, los dos acusados del 'crimen de La Puebla' optaron este ... lunes por pasarse la pelota. Los veinteañeros Agustín M. y Natalia M., que afrontan hasta 34 años de prisión cada uno por atropellar y quemar vivo a Juan Manuel Rodríguez, expareja de la supuesta homicida, en la diputación cartagenera, se culparon mutuamente de planificar y perpetrar el asesinato durante la vista que arrancó este lunes en la Sección Quinta de la Audiencia Provincial, en Cartagena.
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«Todo fue manipulado por ella para acabar con la vida de Juan Manuel», sostuvo Agustín que, al igual que su exnovia, optó por contestar únicamente a las preguntas de su defensa. «Ella me decía todo lo que tenía que hacer» Natalia, por su parte, hizo hincapié en las constantes amenazas que Agustín vertía contra ella y la víctima. «Se tiró un tiempo diciendo que nos iba a matar a los dos», remarcó la joven. «Sentía mucho miedo de que cumpliese sus amenazas».
Una relación a tres bandas
Sobre los hombros de los nueve componentes de un jurado popular recaerá estos días la responsabilidad de bucear en este brutal ataque, que se destapó en la madrugada del 23 de agosto de 2021, cuando el cadáver de Juan Manuel fue hallado carbonizado en el asiento trasero de un coche, en un bancal de La Puebla. La Fiscalía y las acusaciones sostienen que Agustín y Natalia acabaron con la vida de Juan Manuel –que había mantenido una relación sentimental con Natalia que acabó cinco o seis meses antes del fatídico desenlace, aunque, al parecer, se seguían viendo de vez en cuando– tras propinarle una paliza, atropellarlo y quemarlo vivo. Los dos acusados trataron este lunes de echar balones fuera y acusar al otro del brutal crimen.
Natalia y Agustín ofrecieron versiones contrapuestas de lo que ocurrió en la madrugada de ese 23 de agosto en un paraje rural conocido como Los Maínes, en esa diputación. La joven se encontraba allí con su expareja cuando realizó una llamada que lo cambiaría todo: avisó a Agustín de que estaba con su exnovio, con el que este mantenía, al parecer, una pésima relación. «Ella provocó el encuentro para que nos peleásemos», sostuvo Agustín, que cuenta con un retraso mental ligero que, según subraya la fiscal, no le impidió conocer el alcance de sus actos. Natalia, pro su parte, explicó que Agustín estaba buscándolos aquella madrugada por La Puebla cegado por los celos y que, por ese motivo, lo llamó. «Había estado consumiendo y venía con cara de loco», subrayó la procesada.
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Los dos acusados coincidieron en que Agustín se enzarzó en una pelea con Juan Manuel cuando ambos coincidieron en ese apartado paraje. «Cuando los ví allí sentí celos y una emoción de ira», reconoció el procesado. «Ella me dio una llave inglesa que llevaba en el bolso». Tras una primera acometida, Natalia sostuvo que su exnovio quien le dio las llaves de su coche y le pidió que le llevara al hospital al encontrarse gravemente herido. «Entre los dos me cogían el volante y me gritaban», recalcó Natalia. La joven sostiene que, en ese momento, atropelló a Juan Manuel sin querer. El otro acusado defendió, sin embargo, que fue la joven la que conducía el automóvil persiguiendo a su exnovio intencionadamente para acabar con su vida. «Mi intención era llevarlo al hospital, pero, después de que le pasase por encima con el coche, di por hecho que estaba muerto». Natalia afirma que ella también creyó que Juan Manuel estaba fallecido –aunque la autopsia acabaría confirmando que seguía vivo– y, tras abrazarlo, se marchó andando de la zona, prendiéndole Agustín fuego al automóvil. «Yo me quedé en estado de shock», sostuvo el acusado. «Jamás quise acabar con su vida».
«Poco les importó que siguiese vivo»
La fiscal María del Pilar Romera subraya que, tal y como se sucedieron los hechos, el fallecido «no tuvo posibilidad de defenderse». Explicó al jurado que los acusados sostienen que comprobaron que la víctima ya había fallecido cuando le prendieron fuego al coche, pero que realmente no era así y Juan Manuel aún seguía con vida. «Poco les importó si él seguía aún vivo», lamentó la representante del Ministerio Público.
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El abogado Antonio Casado Mena, que se encarga de la defensa de Natalia, insistió, a lo largo de su intervención, en el esfuerzo que tuvo que realizar durante el procedimiento para que se aceptasen determinadas pruebas en aras a tratar de demostrar el supuesto miedo que sufría su defendida en el momento del crimen. La abogada María Dolores Agustín, que defiende a Agustín, aprovechó su alegato para tratar de convencer al jurado de que las pruebas demostrarán que ese presunto miedo de Natalia a su pareja no existía realmente.
El abogado José María Martínez Belmonte, que representa a a la madre y hermanos de la víctima, recalcó que el retraso mental que sufre Agustín no le impidió entender el alcance de sus actos. Respecto a Natalia, el letrado hizo hincapié en que, pese a su corta edad, «es capaz de simular un nivel de inteligencia menor del que tiene». El letrado Jorge de Pedro Torres, que representa a la hija del fallecido, recalcó que «Natalia quería matarlo porque Juan Manuel no quería estar con ella y Agustín fue un mero instrumento».
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