Dedicación artesana

Pauline Maziou, o Paulette como la llamamos familiarmente, inició su proyecto Petite Nature en 2019, con solo media hectárea de viñedos cerca del pueblo de Quintenas, en el norte del Ardèche, con una producción de 2000 botellas. En este momento ha aumentado el viñedo y en su finca trabaja siete terrenos que completan las tres hectáreas, con las variedades viogner, chardonnay y syrah, y la nueva plantación de gamay y grenache originaria de esta zona de Francia, donde volvió a seguir su camino de la elaboración de vino tras dejar un trabajo periodístico en la ciudad en pos de un estilo de vida más natural.

«Retomar viñedos es entender su pasado y la historia de las personas que lo trabajaron. Es un hermoso patrimonio y un desafío diario. Trabajar el viñedo, vivir conforme al tiempo, es aprender cada día que al final solo somos polvo de estrellas», nos cuenta Pauline describiendo su trabajo. El trabajo en el viñedo lo realiza a mano, con un cuidado especial de cada vid. Desde el deschuponado hasta la vendimia, todo es artesanal y con mucha dedicación. Su cultivo es ecológico con gran influencia biodinámica (respeto al calendario lunar, uso de infusiones, etc.). Sus vinos se elaboran a partir de uvas equilibradas y sanas, trabajadas en racimos enteros, prensa directa o maceración, sin ningún añadido, fermentación espontánea y sin crianzas largas.

El resultado son vinos expresivos, con las notas marcadas de la variedad, junto con la frescura y la tensión en boca del suelo rico en granito y cuarzo. L'amour en la plage es un vino blanco elaborado con la técnica de la semimaceración carbónica, mezclando viogner y chardonnay, donde la uva entera de la viogner hace explotar los aromas primarios que se conjugan con la acidez de la chardonnay.

De manera muy inteligente, Pauline saca lo mejor de las dos variedades. Por un lado el cuerpo de la viogner, donde la maceración exprime las notas aromáticas de esta variedad, difícil de extraer sin un grado alcohólico alto. Por otro lado, la frescura de la chardonnay. Para la fermetación, esta bodeguera utiliza el depósito de fibra de vidrio, muy adecuado por su carácter neutro, reafirmando los aromas primarios de cada variedad.

Una combinación muy atractiva para disfrutar de este vino sería acompañarlo con una ensalada templada de setas de temporada salteadas con mostaza y miel. Una salsa que, como el vino, es muy francesa.

La enóloga Jenifer Pérez nos presenta una monastrell de pie franco cultivada en suelo calcáreo a una altitud de 900 metros en un clima mediterráneo. Su vinificación es de fermentación espontánea con levaduras salvajes, sin ningún producto enológico. El 25% de la uva se fermenta con raspón en maceración carbónica y el 75% en acero inoxidable con el mosto flor.

El ensamblaje nos lleva a una crianza en tinaja y roble francés usado durante 6 meses. Tinto joven, la estructura de la variedad y el tanino de la barrica aportan carga aromática y frescura. Perfecto para acompañar con los platos tradicionales de cuchara, típicos de esta época otoñal. DobledePérez es la primera bodega que trabaja vinos sin adicción de productos enológicos que admite la DOP Jumilla. ¡Enhorabuena!

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