Juan Gil, en el pódium de las bodegas sostenibles del futuro
La compañía jumillana logra la exigente certificación WfCP plus, que la sitúa a la vanguardia de España en el respeto al medio ambiente en todos sus procesos productivos
GUSTAVO LÓPEZ
Lunes, 20 de junio 2022, 01:26
No solo de pan vive el hombre, y tampoco una bodega debe de limitarse a lograr excelentes vinos, sino que tiene que ir más allá, sobre todo con la mirada puesta en el futuro. En este sentido, lo que en Bodegas Juan Gil de Jumilla tienen claro es que «somos tierra», y por eso hay que amarla, respetarla y cuidarla, de lo contrario, «estaremos perdidos».
Bodegas Juan Gil está dirigida por una familia numerosa, formada por nueve hermanos, que son los mismos que conforman el Consejo de Administración, donde han impuesto en la empresa idénticos valores a los que recibieron de su madre y que, por tanto, llevan marcados en su ADN, tales como solidaridad, respeto, compromiso, generosidad y la capacidad de gestionar los recursos de la forma más eficiente posible.
Fruto de esta convicción, después de mucho trabajo y esfuerzo, y de cumplir al pie de la letra decenas de exigencias, Bodegas Juan Gil ha recibido una gran noticia que llevaban buscando desde hace mucho tiempo, y que representa la guinda, aunque también le aporta ese plus de responsabilidad que han decidido asumir convencidos y comprometidos. Se trata de la obtención de la certificación WfCP, que poseían desde el pasado año, pero que ahora reciben con el apellido 'plus', un reconocimiento que solo ostentan tres bodegas en toda España, ya que se trata de una distinción especialmente diseñada y pensada para las industrias vinícolas. Esto les obliga más intensamente a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, generando su propia energía y reduciendo la huella de carbono.
Miguel Gil, director de Viñas Familia Gil, relata que cuando se inició la construcción de la nueva Bodega Juan Gil en Jumilla, en el año 2000, «ya nació con la idea de construir una planta que se integrara en su entorno y que fuese sostenible energéticamente, planteándola con un sistema arquitectónico que es capaz de asumir una diferencia térmica de 15 grados sin gasto energético, algo fundamental en una zona de fuertes contrastes térmicos como es el Altiplano».
Gil Vera recuerda a modo de anécdota que «la 'moda' era construir bodegas palacio, museos y hoteles. Pero los nueve hermanos tuvimos claro que había que trabajar bien desde el principio del proceso en la viña, pero también tener una bodega eficiente que además aportara un valor añadido al producto. Y aquí estamos», afirma satisfecho.
Pero llegar a esta certificación que ahora acaban de recibir no ha sido por casualidad, ya que Bodegas Juan Gil es, además, la única bodega de Murcia certificada oficialmente para la gestión de residuos. En la actualidad, el proyecto vermicompost que están desarrollando les permite transformar los residuos orgánicos procedentes de la elaboración de los vinos en más de 300.000 kilos de humus. Igualmente, han puesto en marcha un parque solar que les permite generar 1,5 MW, lo que representa mucha más energía de lo que consumen todas las bodegas del grupo Viñas Familia Gil, y son once. Y además cuentan con cuatro centros de trabajo suficientes energéticamente. Un hito en el sector bodeguero nacional.
Eficiencia energética
Estos procesos implementados por Bodegas Juan Gil son una demostración y un ejemplo de que rentabilidad y sostenibilidad son perfectamente compatibles, como ya demostró la visita de la Comisión Europea cuando fueron seleccionados entre todos los proyectos subvencionados por la línea de Fondos Feoga para ser visitados por una delegación integrada por miembros de esta comisión, al ser uno de los proyectos más relevantes y con mayor repercusión en España. La delegación, que también contaba con representantes del Ministerio de Agricultura y de la Región de Murcia, visitó la nueva nave de elaboración de la empresa, su planta de compostaje, destacando sobre el terreno el compromiso de Viñas Familia Gil en la implantación de energías renovables, mejora de la eficiencia energética, la depuración de los vertidos y la reutilización de los subproductos.
El camino iniciado por las bodegas de la familia Gil no fue fácil. Sin embargo, estaba arraigado en la profunda convicción del máximo respeto a la tierra y a su entorno. Hoy, ese camino les ha llevado a ser un referente nacional e internacional en la industria vitivinícola, demostrando que se pueden producir vinos de una calidad excepcional apostando por una economía circular, siendo ejemplo ante los retos que se nos presentan frente al cambio climático.
–¿Qué aspectos evalúa WfCP?
–La certificación WfCP está orientada a la mejora continua y a la sostenibilidad de las bodegas, actuando en cuatro pilares fundamentales: reducción de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), gestión del agua, reducción de residuos y eficiencia energética y energías renovables.
–¿Cuáles son las ventajas de la certificación WfCP?
–Es una norma creada por bodegas y para bodegas, con la que poder demostrar a partir de la verificación de un tercero independiente el desempeño que este tipo de industrias hacen en el ámbito de la protección del medio ambiente y el desarrollo sostenible. Y lo que es más importante, una certificación orientada a la mejora continua en cuatro pasos.
Para cualquier bodega, obtener el certificado WfCP supone tener una herramienta específica para demostrar de una manera concreta, medible e independiente, su compromiso real con la sostenibilidad medioambiental y poder comunicárselo al resto de la cadena de valor del vino. Así, el certificado WfCP no solo tiene ventajas reputacionales para la empresa, sino también competitivas y hasta comerciales en un sector en el que la competencia es cada día mayor y en el que cuestiones como la responsabilidad social corporativa en el ámbito medioambiental es considerada cada vez más un valor añadido y un elemento de diferenciación frente a clientes, proveedores y consumidores.
Las bodegas que quieren voluntariamente acceder a esta categoría, además de cumplir con los requisitos del esquema WfCP, deben verificar unas condiciones adicionales, como son emplear un 15% de energía renovable autogenerada y haber reducido un 15% su huella de carbono (incluyendo alcances 1, 2 y 3), con un objetivo de reducción a largo plazo de 35% para 2030, algo que Bodegas Juan Gil cumple sobradamente.
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