Los sobrinos, un rincón del pueblo
Dejó hace tiempo de ser una novedad gastronómica para codearse con las grandes casas de comida de la Región por el servicio, los productos y la cocina
A los que somos de pueblo se nos ve el plumero antes de doblar la esquina. Somos como somos. Más rudos, sin duda y, quizás, más agradables o educados si nos cruzamos y nos golpeamos los hombros. De más buen rollo. Ya me entiendes. Pues en gastronomía pasa algo parecido, y los locales que encontramos en municipios a lo largo y ancho de nuestra Región con el nivel de Los Sobrinos (Los Torraos, Ceutí) suelen ser locales en donde uno no falla nunca.
Además, para ponerlo más complicado, en esta ocasión me acerco en fecha de comidas de empresa y con varios amigos, por lo que la mesa es larga y el lío, considerable. De hecho, nos suben al comedor de la planta de arriba donde la sonorización y los detalles decorativos son, posiblemente, la única asignatura pendiente del espacio.
El servicio es ágil y atento. Muy educado y sin poner ni una mala cara cuando me niego a que ponga una jarra de cerveza en el centro de la mesa porque prefiero copas recién tiradas. Además, una carta de vinos con los grandes 'hits' del momento que puede satisfacer al más pintado.
Estupendo comienzo
Comienzo con unas estupendas almejas en su jugo con ajos laminados, piñones y un buen chorro de vino blanco. El saborcillo alcohólico, muy débil, me gusta. Los bichos, en su punto de cocción. Uno de los platos imprescindibles del local es la ensaladicha de bogavante. A modo de peineta sale de cocina con cuatro finas lonchas de berenjena crujientes que bien pueden servir de cuchara para los dos primeros viajes. Con la mayonesa justa y con un buen sabor a mar.
7
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Cocina
7/10
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Calidad/precio
8/10
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Servicio
8/10
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Local
7/10
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Bodega
6/10
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Dirección Vista Alegre, 32, Los Torraos (Ceutí).
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Teléfono 642 40 15 90
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Horario Cierra domingos noche y lunes todo el día.
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Precio medio Unos 60 euros por persona.
De buen tamaño llegan unos sencillos mejillones al vapor cocinados con laurel y pimienta a los que yo le añado casi medio limón escurrido. Es cierto que el mejillón me gusta menos cocinado, pero es imposible encontrarlo sin una cocción larga. Para sacarlos en su punto, yo suelo quedarme junto a la olla y voy sacando con dos dedos los que se van abriendo. Lo mismo con los berberechos frescos, almejas, etc.
Los 'top' y el resbalón
Rica una vieira a la plancha con salsa verde, pero es en el pulpo y en el calamar a la andaluza donde el restaurante saca sus credenciales como 'top' de la Vega Media. Tierno el pulpo, que viene con un trocito de patata con cebolla y un espolvoreo de pimentón. El calamar sin una pizca de aceite, con una textura perfecta y bien de sabor. El tema del sabor en los calamares es para hacerlo ver, porque muchas veces no saben a nada aunque estén crujientes y tersos.
Por lo menos este año no nos hemos equivocado con el restaurante para la comida de Navidad
El resbalón de la comida fue la croqueta de jamón. Quizás la bechamel lleva alguna carne más o utilizan en cocina un caldo de cocido para hacer el rus, pero el caso es que el jamón se dispersa un poco. Muy rico el entrecot, en su punto exacto de plancha y una variedad de postres clásicos que también pueden ser revisados.
El asiático en copa de flauta en cuatro colores -leche condensada, brandi, café y crema- y un minigin-tónic por cuenta de la casa para que nos vayamos marcando el paso con una sonrisa y la alegría de saber que, por lo menos este año, no nos hemos equivocado con el restaurante para la comida de Navidad. Larga vida a los bares de pueblo.
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