Restaurante Continental, arrocería popular

La sal es el condimento más importante de la cocina. Mucho más que las hierbas, las especias o el aceite de oliva. Tanto es así, que aunque la falta de sal en un plato es un problema con una solución rápida y económica, el plato que llega soso queda deslucido de tal forma que ya es muy difícil disfrutarlo al mismo nivel aunque le añadas un espolvoreo de sal rozando el antebrazo a modo 'Salt Bae', el cocinero turco que condimenta la carne delante de los famosos. Pero es que, si te pasas, el tema es mucho peor. En el restaurante Continental me ocurre un poco de las dos cosas durante la comida. Unos platos un poco flojos de sal como la sepia en su tinta o las berenjenas en tempura y, el arroz, la especialidad de la casa, muy bien cocinado en todos los aspectos, pero con un punto alto de sal.

Parece injusto que un elemento tan insignificante, tan poco valorado e incluso increíblemente barato desluzca la experiencia de un local que excepto por ese detalle, ha sido una de las aperturas con la oferta gastronómica más amplia y atractiva en los últimos meses. Caldo con pelotas, croquetas caseras, crema de calabaza, ensaladas, marineras, tablas de quesos, carrilleras en salsa de arándanos, cordero en salsa de ñoras, codillo, dorada, lubina, rodaballo y postres caseros completan la carta. De arroces, además del que pruebo negro con sepia y coliflor, los tienen de verduras, conejo y caracoles y a banda. Además, con un servicio muy agradable y una relación entre calidad y precio muy razonable.

Al estar ubicado junto al gran proveedor de alimentos a la hostelería Makro, el restaurante dispone de un amplio aparcamiento, además de que el salón dispone de una relación de cuadros de distintos estilos pictóricos que solo ellos merecen una visita al restaurante por su belleza. Cómodos sillones de mimbre, la cristalería y los manteles azules de las mesas me transportan a uno de esos restaurantes veraniegos de los noventa. Muy agradable y luminoso, la verdad.

Al Continental uno viene a comer arroces, pero no hay que desestimar otros platos de la carta como unas estupendas empanadillas criollas caseras rellenas de ternera, unos hermosos caballitos rebozados en una masa fina y crujiente o las propias berenjenas en tempura al PX. Las empanadillas quedan tan crujientes por fuera, como melosas por dentro. Hasta el punto que pido repetir porque una sola unidad me sabe a poco.

Antes, nada más sentarme, con la primera caña, llega el aperitivo de la casa en forma de sobrasada y aceitunas rellenas. El calamar en su tinta viene custodiado con unos panes fritos, como es tradición en el norte, que sirven para empujar la carne del bicho y sopar la que para mí es una de las mejores salsas del recetario nacional. En este caso, la salsa un poco más ligada y brillante, y el plato subiría un peldaño.

Buena mano en la cocina con las frituras y un punto perfecto del arroz que, además de la jibia y la coliflor porta ajos tiernos, pimientos y gambas a modo de tropezones. El camarero lo vende como casi meloso, pero a mi parecer es más bien casi seco.

De postre, tarta clásica de queso con mermelada y pan de calatrava de buen nivel para terminar la experiencia en Continental, una arrocería que a poco que ruede y lime algunos detalles, se puede convertir en lugar de peregrinación de los amantes de los arroces en muy poco tiempo.

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