Emoción por el regreso de la Morenica a Murcia

La tradición se volvió a cumplir. La Virgen de la Fuensanta llegó a la ciudad en la tarde de ayer acompañada de cientos de romeros, que se fueron multiplicando hasta llegar a miles durante el camino de vuelta a Murcia desde su santuario del monte, donde ha permanecido casi cuatro meses tras su histórica estancia de 796 días en la Catedral por la pandemia.

Hacía tres años que la Morenica no bajaba desde Algezares para marcar el comienzo de la fiestas de septiembre y la emoción contenida de sus devotos se palpaba en el ambiente. Entre los vítores y típicos piropos que los fieles suelen dedicar a la Morenica, se escucharon mensajes a modo de pensamientos en voz alta como 'hija, cuánto tiempo sin verte y qué ganas tenía'. Frases que salían del corazón de murcianos que echaban de menos cumplir con la costumbre que mantienen viva miles de familias, no solo del municipio sino del resto de la Región. Otros no le dijeron nada a la Virgen que pudiera ser escuchado, pero sí hablaron sus emociones, convertidas en lágrimas cuando la vieron pasar.

«Yo soy la mayor fan de la Fuensanta. La llamo mi Morenica, de mi alma y de mi corazón», aseguraba María Ángeles Ruiz, una carmelitana que, a pesar de sufrir problemas de rodilla, dice encontrar en la Patrona de Murcia la energía que a veces le falta en su día a día. «He bajado acompañándola los seis kilómetros que hay desde el monte y no me duele nada. Ella me da fuerzas», explicaba emocionada.

Entre el río de gente que se congregó en las inmediaciones de la iglesia del Carmen para esperar la llegada de la Fuensanta también estaba Ángel Lozano. «Mi mujer se ha quedado jugando al bingo en el centro de mayores de Santiago el Mayor y me ha dicho 'nene, ve tú y pídele por los hijos, nietos y bisnietos'», contaba. «Yo no soy muy de ir a misa, pero recibir a la Fuensanta es una tradición de los murcianos».

A su lado estaba Mari Paz Nicolás con su hija y sus dos nietos. «Hice promesa hace 47 años cuando nació mi hija y vengo todos los años. Tenía muchos problemas de estómago cuando era un bebé y fue pasarla por el manto de la Virgen y ponerse bien. No sé si por casualidad, pero yo mantengo mi compromiso con ella». Mientras se remontaba tiempo atrás, Nerea y Aarón, de 14 y 11 años, respectivamente, detallaron que toda la familia había vuelto de la playa «'a cosica hecha'» para acompañar a la Morenica, y aseguraron que, cuando sean mayores y tengan hijos, continuarán con la tradición que comparten con su abuela y su madre, que de los cuatro es la que más se emociona cuando ve a la Virgen. «No sé qué me pasa, pero no puedo parar de llorar», reconocía Mari Paz hija.

Tampoco podía contener las lágrimas en los ojos al hablar de lo que supone para ella la Fuensanta Rosalía Manuel, una mujer de Puente Tocinos que llevaba desde las 17.30 horas de la tarde frente a la iglesia del Carmen. «Me he venido pronto para coger sitio porque yo no puedo estar de pie», dijo estratégicamente sentada en el pequeño muro que sirve de apoyo de la verja del jardín de Floridablanca, abanico en mano para combatir el «bochorno» que seguía haciendo pasadas las siete de la tarde. «Le voy a pedir salud para mi familia y trabajo para todo el que lo necesite», adelantó.

También espera salud Soledad Rosado, aunque extendió su súplica. «Le pido por el mundo entero, que está muy mal. Tenemos guerra, enfermedades y escasez de todo», repasaba justo antes de que la Fuensanta dejase Torre de Romo para llegar a la puerta del templo carmelitano, donde tuvo lugar la recepción oficial de la imagen por parte de las autoridades, entre los que se encontraban el delegado del Gobierno, José Vélez; el presidente de la Comunidad Autónoma, Fernando López Miras; el presidente de la Asamblea Regional, Alberto Castillo; el alcalde de Murcia, José Antonio Serrano, y el obispo de la Diócesis de Cartagena, José Manuel Lorca Planes, entre otros.

El reloj marcaba las 19.40 horas cuando un estallido de júbilo dio paso a la tradicional lluvia de pétalos de rosa -blancos y rojos- que vertieron sobre la Morenica desde la sede de la Cofradía de la Sangre. Después del detalle de los 'coloraos', la Patrona de Murcia entró a la iglesia del que está considerado uno de los barrios más castizos de la ciudad para encontrarse con la Virgen del Carmen. Nada más salir de nuevo a la calle, los aplausos y vítores se sucedieron y fueron sonando cada vez más fuerte entre el público congregado para ver llegar a la Morenica a la ciudad y dar por inaugurada la Feria de Murcia.

La Morenica lució para la ocasión un vestido blanco con un fajín rojo, combinado con un llamativo manto gris con motivos bordados en seda, al que le añadieron ocho apliques de flores elaborados por artistas de Cieza que gustaron mucho al público. «El manto es un regalo de Manolo Garre, el presidente de los Caballeros de la Fuensanta», según explicó María Artiñano, la camarera de la Virgen, quien añadió que estrenó la pieza en el Bando de la Huerta de 2017.

En su recorrido hasta la Catedral, donde la Patrona entró poco antes de las nueve de la noche, no faltaron los selfis con la Virgen ni las videollamadas con aquellos que no pudieron estar presentes en la bajada de la Morenica, como fue el caso de Lorenzo Lázaro. Un devoto que reside en Estados Unidos y que pudo seguir a través del móvil de su hermano la pasión de quienes revivieron, tres años después, uno de los momentos que han marcado la historia de la vida de los murcianos desde el siglo XVII.

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