Fortuna, un legado histórico, natural y cultural que enamora a primera vista

Fortuna es uno de los destinos turísticos por excelencia en la Región de Murcia y a la vez es uno de los grandes desconocidos. Cuenta con un patrimonio destacado que se traduce en una gran riqueza arqueológica, natural, artística y ligada al turismo de salud. Un excelente cóctel que hace de la localidad un lugar idóneo no solo para visitar sino también para vivir.

Pasado, presente y futuro se unen en armonía en lugares tan emblemáticos como el Balneario Romano, testigo de la importancia que siempre han tenido en la zona las aguas termales.

Es un monumento de carácter único cuyos elementos más destacables son: un templo dedicado a una triada divina y una imponente piscina, tallada en la roca, donde se recogían las aguas termales.

Por hallazgos aislados conocemos la presencia romana en la zona desde comienzos del siglo I a.C., pero será entre finales de este siglo y comienzos del siglo I d.C. cuando los romanos decidan hacer la gran obra de ordenación del espacio y monumentalización del nacimiento que ahora podemos contemplar. Los restos de una hospedería indican que el balneario acogía a personas que venían de lejos, y la abundancia de lucernas encontradas lleva a pensar que muchos viajeros partían o llegaban cuando no había luz de día.

Aunque a finales del siglo II d.C. el balneario romano decayó, tenemos evidencias arqueológicas de su uso ininterrumpido desde el siglo III hasta mediados del siglo XIX, momento en que las instalaciones termales se trasladan al lugar que ocupan en la actualidad. La monumentalidad de este enclave, única en el mundo romano, y su existencia en las inmediaciones de la Cueva Negra, hacen que el conjunto tenga una importancia de primer orden para el conocimiento y la comprensión de esta época histórica.

Indudablemente, el municipio de Fortuna es conocido por las aguas termales que brotan de sus suelos. El balneario de Leana, que hunde sus raíces en la época romana, está considerado uno de los más antiguos de España, ya que data de finales del siglo XIX, y mantiene vivo ese legado clásico de utilización de las aguas minero-medicinales por el que es tan reconocido el municipio.

El paso de la cultura romana en Fortuna está presentes en otros lugares repletos de encanto, como es el caso de la Cueva Negra. Se trata de un imponente abrigo rocoso que fue un santuario romano en cuyas paredes hay más de cien inscripciones de latín hispánico llamadas titulipicti. Son en su mayoría fragmentos en verso de La Eneida, de Virgilio, y que constituyen las únicas leyendas epigráficas pintadas sobre roca que existen en España.

Desde el punto de vista cultural estos epígrafes son fundamentales para entender el proceso de romanización de la Región de Murcia y, por extensión, de España. Los textos, escritos en minúscula, documentan la existencia del santuario, su culto a las ninfas y por tanto a las aguas de Fortuna, pero también a otras divinidades curativas. Desde la Cueva Negra se dominan unas magníficas vistas del entorno y es un buen punto de partida para iniciar un sinfín de itinerarios naturales.

También hay vestigios del paso de culturas anteriores que demuestran la importancia histórica de Fortuna como asentamiento. Un ejemplo paradigmático es el Cortao de las Peña, rincón singular de la geografía fortunera destacado por sus vistas panorámicas donde cualquier descripción es pobre comparada con las sensaciones que despierta al visitante.

Confluye una variopinta diversidad de valores. Por una parte, es un lugar ideal para la práctica de deportes como la escalada, el rappel o el senderismo; por otra, posee atractivos botánicos y ornitológicos. Pero, sobre todo, es de un gran interés histórico, ya que, en una de sus laderas, destaca el asentamiento ibero (Castillico de las Peñas) de los siglos IV - V a. C. al siglo II d. C. A todo ello se unen sus aspectos culturales, ya que en él finaliza la Romería de las Peñas, en honor a la Virgen de Fátimaque se celebra a principios de septiembre.

Por su parte, el entorno urbano de Fortuna cuenta con bellos ejemplos de arquitectura modernista, y entre todos ellos destaca la Casa Convento. Antiguo palacete privado de estilo modernista, construido a finales del siglo XIX, es el edificio mejor conservado del arte Modernista en el municipio.

Este antiguo palacete fue la casa de Don Juan Palazón, alcalde de la villa, y su esposa María Pagán, que la donaron en 1963 a la hermandad del Cristo Crucificado. En él destaca su interesante fachada, su patio interior con motivos arabescos (arte Neo-Nazarí), y la antigua biblioteca, que conserva el mobiliario y ajuares de los antiguos propietarios, así como la originaria sala de baile, hoy convertida en capilla.

Entre los edificios singulares de Fortuna destaca igualmente la iglesia parroquial de la Purísima Concepción. Data del S. XVIII y es de estilo Barroco murciano. La planta del edificio es del tipo de cruz latina. Es una iglesia de tres naves, dividida en cuatro tramos más el crucero, y encima del primer y segundo tramo de la nave central está el coro. El cruce de líneas de la nave central y el crucero se resuelve mediante una cúpula de media naranja, donde cada una de las pechinas han sido decoradas con los cuatro santos cartageneros; San Fulgencio, San Leandro, San Isidoro, Santa Florentina.

El Altar Mayor está dedicado a la Purísima Concepción, patrona de la villa y la cabecera de la iglesia está presidida por un Retablo Barroco de grandes proporciones, obra de Pedro Bosh. Algunas de las mejores piezas conservadas en la iglesia son:

La custodia de plata repujada conocida como 'La de las Espigas' (Zayadatti – S. XVIII), La Pila Bautismal del siglo XVIII hecha de una sola pieza de Mármol de Carrara y las Imágenes de la Dolorosa y la Virgen del Rosario de la Escuela de Salzillo.

Otros bellos edificios y elementos urbanos singulares que podemos contemplar en Fortuna son la Casa Consistorial, también de estilo modernista; la fuente de San Roque; la ermita de San Roque; o la escultura de la Diosa Fortuna.

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