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Un conductor de ESP Solutions repostando. JAVIER CARRIÓN / AGM

El carburante quema las profesiones de siempre

Trabajadores del sector primario, junto con transportistas, son quienes más padecen el incremento de los precios. La «insostenible» situación se lleva por delante expectativas laborales y reduce la calidad de vida de las familias

YOLANDA SALMERÓN

Lunes, 4 de julio 2022, 02:13

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«Vivo al día. ¿El futuro? A largo plazo no me lo planteo. Las circunstancias mandan y me adaptaré a lo que venga. Tengo que trabajar en esto porque me gusta y es lo único que sé hacer. No he trazado un plan B». Así digiere Jesús Sánchez, transportista autónomo de 28 años, con siete de experiencia, el desalentador panorama socioeconómico que deja la subida del carburante. Diversidad de actividades, situaciones empresariales y personales, pero la gran mayoría de profesionales del sector primario y los transportistas, que son quienes más acusan el incremento del precio del combustible, comparten esa misma emoción: incertidumbre. Los reajustes para que los números cuadren y poder cubrir gastos sin necesidad de reducir plantilla son una constante, y sobre todo para que las familias que dependen de estos ingresos, en algunos casos los únicos sustentos, salgan adelante.

Las cofradías de pescadores exigen al Gobierno central un máximo de 70 céntimos por litro de gasoil

La subida de los combustibles se viene produciendo de forma continua desde finales de 2020, pero no fue hasta el inicio de la guerra de Ucrania cuando estalló el precio y se encendieron todas las alarmas. Lejos de mejorar, el tenso escenario parece recrudecerse de cara al otoño. Al menos así lo anunciaba el viernes el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, quien pedía a los españoles que se preparen para cualquier panorama porque «Putin está utilizando el gas y el petróleo como un arma más de guerra y podría producirse un corte en el suministro».

Amenazan con amarrar la flota

Los pescadores, cuyo salario es a la parte, no descartan el amarre general de la flota. «Hay personal que está llevando a su casa 60 y 80 euros semanales. ¿Cómo se gestiona ese presupuesto en una familia de cuatro personas con una sola fuente de ingresos? ¿Por dónde empiezas?», lamentan desde la Cofradía de Pescadores de San Pedro del Pinatar.

La media del coste de producción en el sector agroalimentario se ha incrementado un 30% el último año

Juan Manuel Ballesta, patrón de barco de arrastre, cifra el consumo diario de gasoil en 400 litros. Para hacer frente al encarecimiento de las materias primas, de los gastos logísticos, la inflación y los impuestos, teniendo en cuenta que el precio del pescado se mantiene a la baja, han tenido que reestructurar los días de trabajo. «Si no hay marisco, gamba roja y cigala, que es lo que tiene valor en los sistemas de subasta el lunes, muchos viernes no salimos. De esta manera alargamos la vida del combustible a la siguiente semana y compensamos en cierta manera», explica Ballesta.

Juan Manuel Ballesta.

«El dinero que gano en la semana es todo lo que entra en casa. No solo nos ahoga el precio del gasoil, también la inflación y los impuestos»

Juan Manuel Ballesta

Patrón de barco

Pese a estas medidas, ha sido inevitable reducir tripulación y nóminas. «Miramos al horizonte con intranquilidad. Recuerdo crisis y malas rachas, pero siempre hemos remontado. Ahora, no vemos el fin. No entendemos que se nos aplique la misma ayuda que al resto de los ciudadanos porque sin gasoil no podemos desarrollar actividad alguna. Por ello, exigimos al Gobierno español un máximo de 70 céntimos por litro de gasoil».

Campaña complicada

Las expectativas del sector agroalimentario no son más halagüeñas. Para Ángel García, de Soltir, los productores enfrentan «una campaña complicada por la situación del mercado. La media del coste de producción se ha incrementado en un 30%. El combustible está ahora en boca de todos, pero la inflación no deja títere con cabeza», subraya. Al respecto, incide en que «el precio de la maquinaria se ha duplicado y el eléctrico, triplicado. Además, los abonos para el suelo han experimentado una subida del 300% en algunos productos, y el precio del cartón, por ejemplo, un 40%».

Ángel García.

«Una campaña mala se puede resistir. Esto es una situación sostenida en el tiempo, con la producción por debajo de los costes y condiciones restrictivas»

Ángel García

Gerente de Soltir

Ante este encarecimiento es inevitable que los agricultores tengan que asumir muchos costes, al tiempo que sortean la falta de rentabilidad. «Aún así, existe la leyenda de que los productos hortofrutícolas tienen un precio elevado, cuando la carestía se da en casos puntuales por la escasez. La realidad es que el coste de producción no se traslada al precio de venta y que los agricultores sufrimos muchas condiciones restrictivas, como sucede en el Campo de Cartagena. Cuando somos uno de los sectores que más acciones ha desarrollado para la protección de la laguna salada».

Adopción de medidas

Si por algo destaca el tejido empresarial murciano es por su capacidad de innovación y emprendimiento, que sale a relucir en los peores momentos.

Buen ejemplo de ello, es ESP Solutions, operador integral de soluciones logísticas nacionales e internacionales, que está desarrollando una política de ahorro de combustible con análisis por cada camión y conductor que «nos ha permitido rebajar el consumo más de 2 litros cada 100 kilómetros desde principios de año, una rebaja significativa tanto en contaminación como en ahorro directo», apunta su director de Costes, Jose Moll.

«El transporte internacional se ha visto muy perjudicado. En especial, las cargas de fruta y verdura»

Jose Moll

Director de Costes de ESP Solutions

En cuanto a la diferencia para llenar el tanque de su flota, los números hablan por sí solos. «Partiendo de los 4.000 litros de gasóleo A y 325 de 'adblue' que podemos consumir de media al mes, en junio del año pasado el coste fue de 3.400 euros, frente a los 6.700 de este año. Para una flota total de 900 camiones cada mes desembolsamos casi 3.000.000 de euros más que hace un año». Pese a todo, los profesionales de las actividades de toda la vida esperan que el escenario socioeconómico se estabilice y poder seguir viviendo de su pasión, heredada en muchos casos de sus padres, aunque desean que no sea la elección de los nietos.

La Ley de Cadena Alimentaria no llega a las granjas avícolas

La situación del centenar de granjas avícolas de la Región también es crítica. Estas instalaciones, con una producción en torno a los 30.000 pollos anuales, tienen que hacer frente a «los precios desorbitados de luz, agua, piensos, plásticos, cartón y gasóleo», tal y como denuncia el presidente de COAG Cartagena, Vicente Carrión. Los disparados costes de mantenimiento repercuten en un incremento exponencial en el precio de productos esenciales como los huevos y la carne de pollo. No obstante, «los precios pagados a los ganaderos siguen siendo muy similares, por lo que aún no se cumple una de las condiciones a las que obliga la Ley de Cadena Alimentaria», asegura Carrión. Son, por tanto, las cadenas de distribución las que se benefician del incremento de los precios, «repercutiendo hasta en un 600% el valor final del producto que paga el consumidor». Las granjas avícolas requieren de un consumo energético muy elevado para mantener una atmósfera favorable de temperatura, humedad y luz las veinticuatro horas del día, garantizando el bienestar de los animales y su óptimo desarrollo. Asimismo, tienen un elevado costo en pienso, que también ha sufrido un significativo aumento de precio.

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