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Con sus madres, hace ocho años y ahora. Alejandro Poveda, Maite García, Laura Fernández, Clara Bayón y Patricia Garre (de izquierda a derecha). M.J.P.

Un sueño cumplido: del quiero ser golfista al ya soy 'profesional'

Los murcianos Alejandro, Maite, Laura, Clara y Patricia se vuelven a reunir ocho años después de hablar para LA VERDAD

María Jesús Peñas

Viernes, 12 de enero 2024, 00:41

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Era octubre de 2015 y LA VERDAD publicaba una radiografía sobre los sacrificios, los anhelos, las metas y los intereses de cinco adolescentes estrechamente vinculados al deporte de los palos, a sus maduros 14 y 15 años. Por entonces alumnos de la Escuela de Golf de la Territorial murciana en base a sus resultados académicos, su rendimiento deportivo y su buen comportamiento. Ocho años después, este medio de comunicación ha vuelto a reunir a estos jóvenes acompañados, como entonces, por sus madres. Sus valedoras, sus confidentes, sus apoyos.

Si a muy temprana edad habían dicho en sus respectivos hogares: «Mamá, quiero ser golfista», comprometidos hasta las trancas como estaban con esta disciplina deportiva –e incluso en algún caso hasta soñando con ser golfista profesional–, a sus actuales 23 y 24 años, todos ellos son profesionales. Sí. Profesionales en las diferentes ramas de trabajo y estudio por las que cada uno se decantó. En algunos casos, incluso becadas por el golf, lo que les permitió salir al extranjero a explorar nuevos espacios académicos más allá de nuestro país.

En 2015 Alejandro Poveda soñaba con ser ingeniero aeronáutico o físico naval; Maite García con la psicología deportiva; Laura Fernández sopesaba cursar estudios de ADE (Administración y Dirección de Empresas) al igual que Clara Bayón –a quién también le atraía el marketing–, mientras que Patricia Garre no se había decantado por nada (aún). Lo que sí sabía es «que no sería abogado como mi padre». Ocho años después, estos cinco buenos estudiantes han conseguido muchas de sus metas.

Excelentes estudiantes

Alejandro no se fue lejos. A la vecina Universidad de Valencia, donde cursó estudios de... ingeniería aeroespacial. Le quedan dos asignaturas y el trabajo final para concluir. En su personal 'skin line' formativo aún quiere «dos años de máster» más, puntualiza. Y este mismo 2024 estudiar «algo de Económicas, como un curso en Finanzas; dedicarle un tiempo a la empresa de mi padre y sumarle un curso de diseño gráfico por ordenador». Y si se le pide que se visualice un poco más allá, «me veo en el mundo de la Fórmula 1. En los coches de competición; «en 2026 Audi quiere meter una escudería en la fórmula (...) y yo quiero estar ahí».

Maite sí se fue lejos. A Luisiana (EE UU), con una beca de golf. Tres años, dos huracanes de por medio y dos años más de esfuerzo académico para contar con una titulación en Business y Administración. No es lo que inicialmente tenía en mente, pero «si lo vincularé a un espacio deportivo donde me sienta cómoda. Trabajando para un club (...) o en el reclutamiento de jugadores, por ejemplo». Un año en Miami le ha conectado con el mundo laboral de muy diversas maneras: trabajando en empresas de marketing, en yates de lujo y hasta en un campo de golf donde salía a jugar con el cantante Chayanne o el productor discográfico y DJ Knaled. Ha vuelto a casa por Navidad, pero a sus 23 años «me sigo viendo yendo de un sitio para otro». Si estancarse. Porque tiene claro que «nunca voy a ser más joven de lo que soy hoy».

Laura se decantó por el Magisterio Bilingüe en la Universidad de Murcia (UMU), tras coquetear con medicina (que no la terminó de seducir). Este año se está preparando ya la oposición, pero no descarta formarse en psicología. Es una área que la atrae muchísimo; «es mi debilidad, aunque creo que hay que ¡estar muy cuerdo! para ejercerla como profesión». Vive en Madrid donde experimenta con la música. Un 'hobby' a día de hoy aunque no descarta «evolucionar en este espacio donde he sido autodidacta, pero que me encanta» Y asegura que « voy a aprender música para abrirme puertas».

Clara prefirió no dar el salto a los EE UU y se preparó académicamente en la UMU. Está feliz. Lleva desde septiembre de 2023 trabajando en el departamento de Marketing del Grupo Hefame. Ella se decantó por un ADE Bilingüe, aprovechando su manejo con el inglés tras muchos «veranos en Inglaterra e Irlanda». El próximo septiembre se preparará un doble máster en MBA y Marketing Digital, mientras ha vuelto a acercarse al golf. Tenía la bolsa de palos un tanto abandonada –como casi todos–, tras asumir (los cinco) otras responsabilidades y descartar una carrera como deportistas. «Hace dos años retomé mi juego y he vuelto a estar en contacto con la Territorial murciana. Me gusta estar vinculada de una manera u otra a la federación», asegura Clara.

Patricia se decantó por las ciencias Sociales y tras su paso por la Escuela Blume de Madrid y con una beca de golf, hizo las maletas hacia Carolina del Norte (EE UU). Su apuesta: ADE y Gestión Deportiva, a los que le sumará un máster en Finanzas y Analítica, «que terminaré en junio de este año». Su paso por los Estados Unidos la ha formado como universitaria, «pero me veo más adelante en España o en Europa. Yo quiero volver. Mi intención es encontrar un trabajo en alguna empresa deportiva, aunque sea en la rama de los números», pronostica con su habitual prudencia no exenta de determinación.

¿Qué les dio el golf?

LA VERDAD les reunió este enero de 2024 en un campo de golf. Son 'viejos' amigos. Se conocen bien. El golf les permitió generar amistades duraderas «a pesar de que no te veas habitualmente», destaca Garre. Es lo que tiene este deporte; «haces muchísimos amigos que conservas». Pero sobre todo Garre pone el acento en que jugar al golf les ha marcado como individuos. «Ha moldeado mi personalidad y a saber gestionar mi vida. (...) En entender que vivir consiste en no rendirse», asevera. Una reflexión que validan todos.

García asegura que «el golf me lo ha dado todo. He aprendido y crecido con él, para afrontar lo que llamamos vida real». Bayón es consciente de «la mucha disciplina atesorada a través de la práctica de este deporte» y que repercute diariamente en su vida; y para Poveda fue la mejor escuela para «aguantar bien los golpes. Aprendí a sobreponerme tras una experiencia dura como jugador de golf, que me ha permitido después resolver otras situaciones adversas». Fernández lo tiene claro. «El golf te enseña a encajar mejor el fracaso». ¿Qué les deparará el futuro? En todo caso lo afrontarán con una cabeza bien amueblada. «La que te da el golf», sentencia Laura.

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