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La vuelta a escena del «intérprete más célebre»
Teatro. Bonjourmonamour prepara el estreno en El Batel de 'Isidoro Máiquez, una estatua sin palomas', montaje con el que conmemora el bicentenario de la muerte del actor cartagenero
Nadie antes, sostiene Pedro Segura, «le había subido a las tablas». Isidoro Máiquez, nacido en 1768 en Cartagena, es una de las grandes figuras de la historia del teatro español, pero su nombre apenas es conocido entre el público. Tampoco, subraya Segura, entre muchos compañeros de profesión. Él, sin embargo, está «enamorado de su vida, de su pasión y de su locura». Tanto, que no solo dirige la producción con la que lleva a escena ahora su recorrido profesional y existencial, sino que también se mete en su piel.
'Isidoro Máiquez, una estatua sin palomas' es la propuesta de la compañía Bonjourmonamour para conmemorar el bicentenario de la muerte de Máiquez (Cartagena, 1768-Granada, 1820) dentro de los actos programados por el Ayuntamiento de Cartagena para rendir tributo a la figura del intérprete. Se trata de un texto que Segura, director de la compañía cartagenera, tiene previsto estrenar en el Auditorio El Batel el próximo 10 de octubre, y que, está convencido, después girará «por toda España»: «Si no ahora, será el año que viene», responde.
El proyecto sobre Máiquez nació, desvela su responsable, hace varios meses, en los que Segura ha estado documentando y escribiendo el guion de este montaje. Con él no lleva a escena un único aspecto de la vida del célebre actor, convertido en «estrella» tras interpretar 'Otelo', de Shakespeare, sino toda su trayectoria, «desde que comienza a hacer teatro siendo un adolescente junto a su padre hasta que se marcha a Valencia y de allí a Madrid, Francia, Granada...».
Dirigido y protagonizado por Pedro Segura, el espectáculo relata la trayectoria de Máiquez, su auge y ruina
«Estamos ante un personaje –considera Segura– al que no se le ha dado la relevancia que merece. De hecho, en Cartagena, el busto que se colocó en su nombre –en la plaza de San Francisco– no se instaló hasta cien años después de su muerte».
Para Segura, Máiquez es junto a «Lope de Rueda, Calderón y Cervantes un gran referente del teatro español». Su gran logro está en la renovación de la escena: «Entonces el actor que se consideraba bueno era el que tenía una gran voz y pegaba gritos en el escenario. Máiquez llevó a las tablas la verdad y la naturalidad».
Su, para la época, peculiar forma de interpretar, relata Segura, no gustó a todos y «fracasó muchas veces en Cartagena. Se marchó de la ciudad enfadado con el público e incluso con su familia, y ya no regresó», apunta Segura.
Su periplo comenzó entonces por Valencia: «Allí conoció a la que sería después su esposa y juntos se trasladaron a Madrid». En la capital, Máiquez entabló amistad con Goya, quien le retrataría en 1807 en una de las pinturas que, del artista, hoy conserva el Museo Nacional del Prado. El cuadro se expuso, de hecho, el pasado año en el Museo de Bellas Artes de Murcia (Mubam) dentro del programa 'De gira por España' impulsado por la pinacoteca madrileña, lo que dio pie a la celebración de un ciclo de conferencias en torno a la figura de Isidoro Máiquez.
El periplo del actor cartagenero lejos de finalizar en la capital continúa en Francia, donde encuentra, ratifica Segura, «todo aquello que llevaba en su cabeza desde que era adolescente y esa forma tan natural de interpretar que le habían criticado entonces. Descubre que todos los actores interpretan allí como él y eso le emociona muchísimo porque le da la razón». El final de Máiquez se produce, sin embargo, en Granada, lejos de los aplausos.
El «hombre de la estatua»
«De niño, cuando paseaba por la plaza de San Francisco –cuenta Segura a LA VERDAD– siempre me preguntaba quién era el hombre de la estatua. Máiquez nunca ha estado en la vida de los cartageneros, aunque luego se pusiera su nombre a un cine. Como actor es la figura más grande del teatro español y no entiendo cómo no se ha potenciado, incluso en institutos y colegios».
Los ensayos del montaje propuesto por Bonjourmonamour comenzaron a finales del pasado agosto. El reparto, encabezado por Segura, lo completan José Salguero, Myriam Ortas, Manuel Llamas, José Ortas, Jessica Segura, Francisco José García y Baldomero de Maya. «El trabajo se está llevando de forma profesional, cumpliendo con todos los protocolos para prevenir la Covid-19 y que todo salga bien». Para el director, «la cultura es segura y vamos a seguir luchando por llevar nuestros trabajos a los escenarios».
Entre las últimas producciones de la compañía figuran 'Un tonto en una caja', dirigida por Carlos Santos; y 'Volvió una noche', también con la participación de Santos, en esta ocasión dentro del reparto junto a Beatriz Carvajal y bajo la dirección de César Oliva. Esta última función, de gira por España, es la que dice Segura, «hemos tenido que parar por la Covid-19». Acostumbrados a tener señalados en la agenda en torno a «treinta bolos» antes de comenzar los ensayos, la pandemia ha reducido ese número, en el caso del nuevo montaje, a «tres», pero, no tiene dudas Segura, de que «Máiquez volará por los teatros de España».
'Isidoro Máiquez, una estatua sin palomas', cuenta con música de David Ojados, vestuario de Laly Gómez Sannicolás, iluminación de David Valverde y cartel del artista Javier Lorente. El proyectoviene avalado, además, por el apoyo del Ayuntamiento de Cartagena y el Instituto de las Industrias Culturales y de las Artes (ICA).
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