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Las pasiones que definen a República Dominicana
El fotógrafo Juan Manuel Díaz Burgos ofrece, a través de las exposiciones 'Fluye' y 'Son', que todavía se pueden visitar en Cartagena, una mirada al país caribeño, sus gentes y los intereses que conforman su cultura
La primera vez que Juan Manuel Díaz Burgos visitó República Dominicana fue en 1992. «Yo era profesor y fui en un viaje de fin de curso de mis alumnos». La segunda visita, también fue en 1992. «El viaje de estudios fue en Carnaval y, me gustó tanto el país, que en Semana Santa ya estaba volviendo. Mi primer trabajo en América Latina, 'Raíz de sueños', engloba seis viajes a República Dominicana».
Han pasado 30 años y los viajes se han multiplicado: «No llevo la cuenta pero serán 30 o 40, perfectamente», cuenta el fotógrafo cartagenero, que ha sido el encargado de firmar el cartel de la última edición de La Mar de Músicas, dedicada a República Dominicana. Dentro de la sección La Mar de Arte del festival cartagenero, el artista exhibe dos exposiciones que todavía se pueden visitar: 'Son', en el Auditorio El Batel hasta el 30 de agosto -de lunes a domingo de 10.00 a 14.00 horas y de viernes a domingo de 17.00 a 19.00 horas-; y 'Fluye', en el Palacio Consistorial hasta el 11 de septiembre -de martes a sábado de 10.00 a 13.00 horas y de 17.00 a 19.00 horas y domingo, de 10.00 a 13.00 horas-.
«Creo que los visitantes han salido contentos», dice el fotógrafo. «La difusión que están teniendo en diferentes medios a nivel nacional está siendo muy grande, además, están recibiendo buena crítica. Las exposiciones están gustando mucho».
'Fluye' es «un viaje al río, al encuentro con la vida». «El hecho de que la exposición se desarrolle en este país no es casualidad, sino simple y llanamente porque conozco muchos países pero no sé de ninguno en el que la gente viva el río con la misma pasión como en República Dominicana», cuenta Díaz Burgos sobre este lugar que «tiene playas preciosas y, sin embargo, toda la gente está metida en el río mientras en la playa hay cuatro personas».
«No sé a qué se debe exactamente esa pasión. También conozco Cuba muy bien y ellos viven el río con intensidad pero, ni por asomo, lo hacen con las mismas ganas. La orografía propia de la isla pesa mucho. Hay gran cantidad de arroyos que no necesariamente son grandes ríos caudalosos pero que cuentan con muchas ramificaciones. Lo bueno es que te puedes bañar todos los días del año y aquí la gente convive con el río de forma natural».
«Cada foto lleva una anécdota. Mientras la gente se está bañando, trato de pasar desapercibido para que no estén pendientes de mí y poder cazar la instantánea. Saco la cámara poco a poco y voy introduciéndome sigilosamente. Hacen falta muchos recursos para hacer una foto», indica. Desde 2011 a 2019 Díaz Burgos recorrió la isla para captar la esencia del río como punto de encuentro con lo lúdico, el trabajo, el descanso o la redención de almas. Aparece el río tranquilo y el masificado. El río de los jóvenes, de las familias y de los enamorados. El río de las celebraciones y de los rituales.
«Pasó de todo»
Y de la pasión que sienten por el río, a la pasión por el baile. 'Son' recoge la inquietud musical de los dominicanos. «En 'Son' los asistentes van a ver a un grupo de personas mayores que se reúnen una vez a la semana. Todos visten de gala y se ponen sus mejores atuendos», cuenta el fotógrafo. «Eso es muy caribeño», opina. «Les gusta el buen vestir y lucir sus mejores joyas y ¿qué mejor exhibición que hacerlo al toque del son cubano? Una música que les gusta tanto a ellos como a mí». Este proceso es «un ritual que hacen una vez a la semana y es un espectáculo verlo desde que llegan, se saludan, se abrazan, se sientan, se toman su ron, compiten el uno con el otro a la hora de bailar, se roban a la chica... se crea una atmósfera como pocas he vivido», asegura el autor de la animada muestra.
«[El país] tiene playas preciosas y, sin embargo, toda la gente está metida en el río, mientras en la playa hay cuatro personas. No sé a qué se debe»
El grueso de este trabajo se ubica en Villa Consuelo, «un barrio de Santo Domingo muy caliente, duro, difícil, en el que por desgracia tienes que llevar mucho cuidado», cuenta. «Si salía a tomar las fotos desde la calle tenía que ir acompañado por 3 o 4 personas para que no se llevaran la cámara».
«Pasó de todo», asegura el autor sobre 'Son', «el trabajo que he realizado en el espacio más pequeño». Era principios de los 2000, «el inicio del digital». «Para estas fotografías utilicé por primera vez una cámara digital, cuando no tenía ni idea. Quemé los archivos, se me fastidió el disco duro del último trabajo que hice en el último año, además me robaron, me atracaron... pero pude hacerlo y fue una satisfacción». La muestra fue inaugurada en el Centro Cultural de España en Santo Domingo y después se ha expuesto en varios emplazamientos, entre ellos el Palacio Almudí de Murcia.
Recuerda Díaz Burgos con especial cariño «la foto que le hice a Chencha y Bonyé [una de las parejas soneras más destacadas del país]. Eran dos personas maravillosas con una vida muy apasionante. Ellos ya estaban muy mayores cuando les hice un retrato muy bonito. Cuando se lo llevé, Bonyé ya había fallecido. Se lo regalé a Chencha. La siguiente vez que estuve con ella, me dijo que lo conservaba en la mesilla de noche y que todos los días le dedicaba unas palabras al retrato antes de acostarse».
«Bonyé bailó en Cuba, Jamaica y todo el Caribe. Él y Chencha se enamoraron bailando y murieron bailando. Por haber podido hacer ese retrato ya ha merecido la pena todo», confirma.
«Bonyé y Chencha se enamoraron bailando y murieron bailando. Por haber podido hacer ese retrato, ya ha merecido la pena todo»
El país de Trujillo
Díaz Burgos es también comisario de 'Archivo Conrado', una exposición que se puede disfrutar en la Sala Muralla Carlos III hasta el 11 de septiembre -de martes a viernes, de 10.00 a 13.00 horas y de 17.00 a 19.00 horas y los sábados y domingos de 10.00 a 14.00 horas-. La exposición recoge fotografías de Kurt Schnitzer, 'Conrado', fotógrafo austriaco que estuvo viviendo en República Dominicana 4 años, de 1939 a 1943, hasta que partió a EE UU. «Tuvo que echar mano de su cámara para poder vivir. Comenzó como fotógrafo de prensa, publicando en República Dominicana y Estados Unidos. En aquellas fechas estaba Trujillo, un sanguinario». Cuando 'Conrado' se marchó, sus fotografías se quedaron en el Archivo General de la Nación.
«En Cartagena se expone solo una parte de toda la colección y sería una pena que pasase desapercibida porque la muestra es una maravilla. Es, ni más ni menos, 'La fiesta del Chivo' de Vargas Llosa hecha fotografía. La misma República Dominicana con una diferencia de 14 años», concluye el fotógrafo.
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