Miguel Ángel Hernández: «Me ha costado muchísimo volver a la ficción»

Su próxima novela estará protagonizada por una mujer. Una mujer que ya ha alcanzado los sesenta y nada tiene que ver con él. Su historia, su rostro, son ficción. No hay nada que les relacione: «Ni se parece a mí ni piensa como yo». Todavía está por pulir, pero llegará a las librerías en 2022. Al menos, esa es la intención de su autor. Pese a todo, «no hay prisa».

LA VERDAD publica mañana la última entrega del diario 'Tiempo por venir', de Miguel Ángel Hernández (Los Ramos, 1977). Con él, el escritor murciano ('Intento de escapada', 'El instante de peligro', 'El dolor de los demás', su novela más leída) cierra un proyecto de dos años con el que se ha asomado, cada domingo, a la sección de Cultura de este periódico, en el que ha sido, afirma su autor, un ejercicio de reflexión que inició como una forma de «convocar la escritura», antes incluso de saber sobre qué iba a versar su próxima novela.

'Tiempo por venir' es el cuarto diario que Hernández realiza de forma paralela a la construcción de una obra literaria, con la particularidad de que el que ahora concluye comenzó con anterioridad a la misma. «Escribes ahora para obligarte a escribir. Para poder hacerlo. Un diario para convocar una novela. La novela que aún no ha nacido. La novela que ahora también comienza. [...] Escribes también para dar cuenta de la experiencia. Para apresarla y registrarla», decía en el primer número de este diario, que inició en mayo de 2019 y con el que ha llegado a cien.

«Ha sido raro, porque, realmente, la novela que he estado escribiendo en estos dos últimos años ha sido el diario. El diario casi ha ido ganando la batalla a la novela», reconoce Hernández, ya con el manuscrito de su próxima obra esbozado y a punto de encerrarse para bruñir párrafos y frases a los que dar una segunda vuelta. «Tengo todavía mucho trabajo por delante», avanza.

La escritura a modo de diario, un género que encuentra común en su producción literaria –en ella se incluyen los cuadernos 'Presente continuo', 'Diario de Ithaca' y 'Aquí y ahora', con los que acompañó el proceso de tres de sus anteriores obras–, le sirve, confiesa, para pincelar emociones y crear un cajón de sastre de citas, ideas y lecturas que abrir después durante el proceso de escritura de su trabajo. «El diario –define– es una especie de laboratorio; una parte de la obra literaria que voy haciendo, casi como si fuera una cara 'b'».

Esa ha sido su pretensión a lo largo de estos dos años en los que sus palabras se han visto arropadas por la impronta de una veintena de artistas –25 en total–, cuya obra ha acompañado el relato semanal de Hernández. Contar con ellos ha sido, afirma el escritor, «una novedad» y «un plus» a «todo lo que había hecho antes», y al mismo tiempo, una experiencia «enriquecedora».

Carmen Cantabella, Ángel Haro, Juan Sánchez, Tatiana Abellán, Eduardo Balanza, Rocío Kunst, Julieta Varela, Josep Tornero, Ramón González, Sonia Navarro y FOD son algunos de los artistas vinculados con la Región que han ilustrado las palabras del escritor murciano en LA VERDAD. Juntos configuran «una especie de cartografía de un arte que me gusta en particular» y en el que están incluidos «artistas consagrados y otros casi emergentes». A los citados se suman Carmen Baena, Miriam Martínez Abellán, Verónica Navarro, Ricardo Escavy, Javier Pividal, Rafael Fuster, Mar Sáez, Concha Martínez Barreto, Sergio Porlán, Sylvia Molina, Ana Martínez, Eduardo Cortils, Gil Antonio Munuera y Mabel Martínez, con cuya obra 'Nada es permanente' Hernández cierra el diario. La elección no es baladí. Su pieza «habla de la fugacidad del tiempo y de cómo, cuando todo se acaba, quedan los restos». Sin embargo, por encima de ello, su inclusión en el último número de este proyecto busca ser un «homenaje» a la artista, fallecida en 2019, echado ya a andar este diario.

Las imágenes publicadas con él se incorporarán, prevé el escritor murciano, a la futura publicación de este cuarto cuaderno de bitácora en un libro que recoja todas sus entregas. «Esa –asegura su autor– es otra de las razones por la que me animo a hacerlo. Y que el diario no sea simplemente un camino sin final, sino que tenga un destino».

Confiesa que, para él, «casi lo más fascinante de escribir un diario público es que es definitivo, y lo trabajas con un sentido literario, intentando transformar la vida en literatura. A veces, me meto en líos, experimento y hago cosas por contarlas y convertirlas en literatura, y a veces la literatura y la vida se convierten en lo mismo».

Le espera un verano de encierro. Ya ha comenzado a decir 'no' a aquellas propuestas que lo desvíen de su objetivo: corregir y pulir la novela en bruto que descansa encima de su escritorio. «Es importante cerrar la exposición, la luz y las redes», reflexiona Hernández.

Componer la que será su nueva novela –la misma que ha gestado paralela a este diario– ha sido –dice– «un desafío muy grande». Fundamentalmente porque para ello debía primero «escapar de 'El dolor de los demás'». Publicado por Anagrama en 2018 y elegido Libro Murciano de ese año, este título «ha sido, quizá, la novela más exitosa de todas las que he escrito y la que más me ha marcado. No es una novela que haya escrito, sino una novela que he vivido. Me ha costado muchísimo volver a la ficción y creer en ella». La que presentará en 2022 –«antes o después del verano, todavía no lo sé; trabajo lento y no tengo prisa»– será «una novela muy tradicional, con exposición, nudo y desenlace». «Una novela muy novela» en la que ya no estará, expuesta entre líneas, su piel. Solo ficción. Y eso, «me ha costado mucho».