Pedro Yagüe, la luz «humilde y elegante» del teatro

No es su primer reconocimiento, ni tan siquiera el segundo. Hace años que Pedro Yagüe (Jumilla, 1972) se sitúa entre los mejores técnicos de iluminación del teatro español. Su trayectoria profesional está trufada de grandes trabajos al lado de importantes producciones que se han podido ver en todo el territorio nacional. 'Play', el espectáculo actualmente en gira de la compañía Aracaladanza, fundada por el coreógrafo argentino Enrique Cabrera, es el que le ha dado la última alegría.

La vigésimo tercera edición de los Premios Max de las artes escénicas concedieron a Yagüe el pasado lunes en Málaga el galardón a mejor diseño de iluminación. Es su tercer Max. En 2010 recogió el primero por 'Urtain', montaje de Animalario y el Centro Dramático Nacional (CDN) que dirigió Andrés Lima; y en 2012 volvió a sonreír frente a la 'manzana del antifaz' con 'La avería', de Blanca Portillo. Como finalista acumula, además, otras cuatro nominaciones.

Sin embargo, este es el primer premio que consigue con Aracaladanza, compañía con la que lleva trabajando cerca de veinte años. Llegó por recomendación de la escenógrafa y figurinista Elisa Sanz (también reconocida con un Max en la presente de edición de los galardones a mejor diseño de vestuario por 'Play') y desde entonces ha iluminado todos los montajes que ha levantado la compañía madrileña. De él destaca Enrique Cabrera «su trabajo artístico, cada vez mucho más maduro y eficaz», y «su personalidad». Yagüe, dice, «es encantador y trabajar con él es muy fácil».

En 'Play', su luz es «explosiva» y «elegante», y también, añade, «humilde». Es precisamente esta última característica la que mejor define el trabajo del iluminador jumillano. Sus propuestas, coinciden quienes le conocen, consiguen integrarse a la perfección con la puesta en escena. Acompañan y arropan a actores, historia y texto sin cobrar protagonismo y sin restar ápice alguno de atención a lo que sucede sobre las tablas, pero logrando convertirse en un personaje más; imprescindible y enriquecedor.

Afincado en Madrid, donde vive con su pareja, la directora, dramaturga y actual adjunta a la dirección del Centro Dramático Nacional, Fefa Noia (con quien también ha trabajado en diversos montajes), Yagüe se adentró en el teatro de la mano de César Oliva. Entonces estudiaba Filología Hispánica en la Universidad de Murcia, carrera en la que se licenció, y allí se incorporó a su Aula de Teatro Universitario (TEU). Yagüe forma parte de la generación a la que Oliva llama «mis hijos», y de la que proceden, enumera el catedrático de Teoría y Práctica del Teatro y director escénico, Javier Almela, Mariano de Paco Serrano y César Oliva Bernal, entre otros. Comenzó como actor pero pronto se decantó por la parte técnica, recuerda Oliva. En aquello fue determinante, continúa relatando el director, el murciano Paco Leal, ya director técnico del Festival de Almagro. Leal conoció a Yagüe durante una de sus visitas al TEU y le ofreció, tanto a él como a Javier Almela, acudir a Almagro para aprender y ayudarle. Aquello, cree Oliva, fue clave. Yagüe ya no se desligó de Almagro.

En Madrid, su trabajo ha estado vinculado durante años al Teatro de la Abadía, donde comenzó como jefe del departamento de iluminación y acabó como director técnico. Entre otros, ha trabajado con importantes directores como Alfredo Sanzol, Andrés Lima, Ana Zamora, Yayo Cáceres, José Carlos Plaza y Blanca Portillo.

En la Región, a donde viaja con asiduidad para visitar a la familia y a los amigos, ha realizado numerosos proyectos, entre ellos 'Equus' y 'Antígona', con la compañía Ferroviaria de Paco Macià. Junto al yeclano Paco Azorín también ha levantado un amplio número de obras. Destacan 'La voix humaine', del Gran Teatro del Liceu; 'Tosca', también del Liceu y El Teatro de la Maestranza; y 'Julio César', coproducción del Teatro Circo Murcia, el Festival de Mérida y Metaproducciones. En 2015 Mérida le galardonó con uno de sus premios Ceres.