El 'cowboy' del pop sesentero vuelve con libro y concierto

Como un 'cowboy' de la música, desde la caravana donde vive a sus 77 años, Adolfo Rodríguez (Ponferrada, León, 1948) otea, vital, el horizonte: «Estoy encantado de haber participado en la conquista del oeste del pop y rock». Cuando cabalgaba en los años sesenta en España, con sus grupos Los Íberos y Cánovas, Rodríguez, Adolfo y Guzmán (CRAG), empezó a portar un sombrero de fieltro sin moldear. Aún lo lleva puesto en la nueva gira, inusual, con la que hará parada este jueves, a las 20.30 horas, en Murcia, en Plan9 (calle Trinidad, 12). En lugar de nuevo disco, presenta su biografía: 'Adolfo Rodríguez. Por el camino púrpura' (Sílex, 2024), escrita por Concha Moya (Madrid, 1971).

El guitarrista de Los Ronaldos, Luis Martín, fue el puente entre Concha y Adolfo, a quien apenas ella conocía, y les acompaña para interpretar los temas del ex de Los Íberos. Los grupos del músico, afincado en Madrid, llegaron a producir un solo disco cada uno. El de CRAG, 'Señora azul' es «uno de los mejores del pop español de todos los tiempos», cuenta Concha. Pero ni siquiera lo presentaron en vivo y ambos conjuntos pasaron de puntillas sobre los escenarios.

Parecen historias de fracaso. No obstante, Los Íberos grabaron su único álbum, casi entero en inglés, en los mismos estudios que los Rolling Stones, todo un hito para la época, según Concha: «Por la calidad de la música; por las peripecias, los grupos, que fueron míticos, luego se frustraron; el éxito y el fracaso... Tenía un montón de ingredientes su historia». El libro narra las memorias del músico como un viaje por los primeros kilómetros del género pop, en una España con el freno de la dictadura todavía puesto.

«Los Íberos fue el grupo que no pudo ser y CRAG el que no quiso ser», resume el guitarrista de Los Ronaldos y parafrasea Adolfo Rodríguez. El primero «estaba encarrilado y se grabó todo en inglés porque estaba enfocado en irnos a Inglaterra», cuenta al teléfono. Todo se truncó por un gravísimo accidente de tráfico en los primeros conciertos. Su líder, el guitarrista Enrique Lozano –Adolfo era el cantante– se quedó muy mal parado y el grupo «no levantó cabeza», lamenta Concha.

Los CRAG, en cambio, era un grupo que tenía las herramientas y el momento para triunfar, pero el asalto al éxito se frustró. Con cuatro cantantes y todos compositores, Adolfo reconoce que no supieron «tener la sensibilidad ni el espíritu de grupo» y Concha Moya añade: «Era una especie de autosabotaje», lo que hizo que terminara como grupo de acompañamiento de la eurovisiva cantante Karina.

Mientras Paul McCartney cumplía 23 años en la industrial Liverpool, el mismo día hacía 17 años Adolfo Rodríguez en el salvaje Torremolinos. El «oasis de España» se llenó de jóvenes que conocieron la música anglosajona a través de los soldados americanos destinados a las bases en España. «Todo ocurría rapidísimo, muy concentrado, que dio lugar a una emulsión de la música».

Allí se inició lo que Adolfo llama «el camino púrpura de la música para llegar al país de Nunca Jamás, conservar el espíritu de la aventura de la vida». Y no solo de la música. El compositor actuó en la película del fotógrafo Ramón Massat, 'Topical Spanish' (1970), y en una «irreverente» obra de teatro, 'The Rocky Horror Show'. «Mi vida –admite– ha sido una sobrevivencia, primero salir del hambre, como salían los toreros. Y haber sido elemento de dos grandes grupos de la historia del pop y rock en España ha sido una suerte».

«El último 'hippie'», como lo denominan algunos de sus compañeros, transmite un tono vitalista. Según su biógrafa, el músico ha hecho su vida sin caer en «las trampas del éxito ni en la parte fea de la industria». Es por ello que les ha salido «un libro donde se canta a la vida; un buen mensaje, sobre todo para la gente mayor: no quedarte en la nostalgia», reivindica. La intención de Adolfo con sus memorias –en una suerte de Lazarillo de Tormes— es contar «la vida de un chaval que sale de un barrio, se pone en marcha con la suerte y la desgracia de ciertos momentos pero, sobre todo, y hasta ahora, con la ilusión por vivir».

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