Androides y extraterrestres en una colección terrorífica

En el mundo del coleccionismo, uno no suele saber muy bien ni cómo empezó ni si algún día parará. No es una adicción nociva para la salud, pero sí puede serla para el bolsillo. Sin embargo, gracias a aquellos que se obsesionan por guardar y recopilar, otros muchos pueden disfrutar de auténticas joyas con un valor monetario y sentimental intangible. Si hablamos de cine fantástico y de terror es necesario mencionar a 'Alien, el octavo pasajero' entre las cintas esenciales del género. La película dirigida por Ridley Scott que, en su estreno en 1979, lanzó al estrellato a Sigourney Weaver es todo un referente.

La impresionante historia que dio pie a una saga de taquilleras películas fascinó sobremanera a Luis Nostromo. «Ví la película de niño y me dio miedo al principio, como a todos, pero me marcaron mucho las naves, el monstruo...», afirma el catalán, dueño de una numerosa muestra de piezas de la película 'Alien' que conserva en el Museo Alien de Barcelona. Una colección que por primera vez viaja y lo hace directamente a la Biblioteca Regional de Murcia, en la avenida Juan Carlos I, espacio que acoge la propuesta. La exposición, que se inauguró ayer, forma parte de las actividades paralelas de Sombra, el XI Festival de Cine Fantástico Europeo de Murcia, que se podrá disfrutar hasta el 11 de abril. En la muestra, el visitante podrá encontrar 46 piezas, lo que supone «alrededor del 60 o 70% de la muestra completa», asegura el coleccionista.

No sumaba demasiadas primaveras Luis Nostromo –que toma su apellido prestado del nombre de una de las naves que aparece en la película– cuando consiguió unos cuantos cromos de 'Alien'. Así comenzó a recopilar objetos. «Al principio coleccionaba también cosas de otras películas, pero decidí que 'Alien' era mi favorita y me centré en ella», cuenta a LA VERDAD este aficionado al cine, que ha ido aumentando su colección progresivamente.

De esta selección de piezas se encuentran entre las más especiales una postal autografiada de H. R. Giger, el artista gráfico responsable de la estética de 'Alien': «La conseguí en 2009, antes de que falleciera [en 2014] cuando pasó por un evento de arte en San Sebastián», presume Nostromo. Pero este no ha sido el único contacto entre el coleccionista y los miembros del equipo de 'Alien' pues, en 2017, «la Fox [canal de televisión británico] me invitó a la 'premier' de la última película en Londres ['Alien: covenant'] y pude conocer a su director y los actores». A ese viaje Nostromo fue acompañado por una vasija de la cinta 'Prometeus' (2012) en la maleta. Una vasija que volvió a España con la firma de Riddley Scott. «Es una de las piezas a la que más cariño tengo, junto a una de las manos del traje original de Alien que aparece en la primera película, en 1979», ya que «lo que más cuesta obtener son los objetos que han salido en pantalla».

Entre otras piezas de la colección, 'Alien' su dueño destaca un cuadro con efecto 3D ideal para visulizar con las gafas de rojas y azules del cine –«si los visitantes las tienen en casa las pueden traer para ver el efecto»– y otro póster con relieve en el que se muestra a un alien saliendo de la pared.

Son curiosas además las estatuas de los diferentes aliens de las películas y de otros de los personajes, como el de Ellen Ripley, interpretado por Sigourney Weaver.

Uno de los objetos que más puede impresionar al público de 'Alien' es una réplica a tamaño real de la cabeza y el torso de un androide, «muy realista y muy parecida a lo que se ve en la película, incluso los ojos de la cabeza parecen ojos de verdad», indica Nostromo, quien ha convertido su museo de Barcelona en una experiencia propia de una Escape Room, con los decorados de la película en paredes, techos y suelos, consiguiendo una inmersión total, gracias al sonido ambiente y el humo.

El propietario de la muestra invita al público murciano a asistir, ya que «hay muchos objetos únicos curiosos que le van a llamar la atención a cualquiera que le guste el cine en general». Una colección de valor incalculable con piezas que han costado más de 15.000 euros y revalorizadas en función del paso del tiempo. Una oportunidad única de deleitarse con piezas singulares del pasado y presente del cine.

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