Borrar
Los seis componentes de UpArte ensayando uno de los números del espectáculo 'Desprovisto'. Guillermo Carrión / AGM | vídeo: verabril

Camino de vértigo a doble altura con UpArte: los secretos del circo contemporáneo en la Región de Murcia

Con su técnica impecable, la compañía hace creer que volar es posible, pero hay un gran esfuerzo detrás de cada acrobacia. LA VERDAD comparte con ellos una semana de entrenamientos

Domingo, 26 de febrero 2023, 07:42

Comenta

No sé hacer el pino, ni sola ni con ayuda de la pared. Tampoco la voltereta lateral ni mucho menos el pino puente. Nunca me he atrevido a coger ese impulso y lanzarme a la verticalidad suponiendo que mis manos podrían aguantar todo mi peso erguido. Quizá ha sido por el miedo a caer. Quizá por la vergüenza ante el ridículo de caer. Con una escasa experiencia en acrobacias y más sonrojo que miedo he podido comprobar en primera persona el esfuerzo y la técnica detrás de la magia del circo.

UpArte es uno de los mejores exponentes del circo contemporáneo en la Región de Murcia. Los portés acrobáticos, los saltos, las banquinas -saltos en los que los acróbatas son propulsados por sus portores, que crean una especie de asiento uniendo sus manos- y las torres son especialidades de esta compañía, que lleva una década dejando al público boquiabierto con diferentes espectáculos. Se presentaron con 'Todo encaja', con un toque fresco y humorístico; continuaron con 'Áureo', un espectáculo inspirado en la divina proporción con el que crearon una atmósfera de armonía y equilibrio; y su tercera propuesta es 'Desprovisto', una creación estrenada el pasado diciembre en el TCM y que en 2023 se podrá disfrutar en varias fechas en la Región. LA VERDAD ha compartido con ellos sus entrenamientos para conocer qué dificultades afrontan.

Ver fotos

Galería. Guillermo Carrión / AGM

Para UpArte, el espectáculo es una búsqueda de la liberación «de las apariencias, los prejuicios y los roles». Gisella Segatti, Guimelh Amaro, Paco Caravaca, Sofía Acosta, Daniel Luengo y Alma Montero se muestran «desnudos y vulnerables al mundo, donde siempre encontraremos al otro en momentos de duda o peligro». Y este último mensaje, más allá de palabras bonitas, es la esencia de la compañía, que desarrolla un trabajo de confianza plena que les permite, incluso, realizar números con los ojos cerrados.

Entre colchonetas, telas, lonchas -arneses- y 'mini trumps' de la Chimenea Escénica, su sede para los ensayos, los saltimbanquis se convierten en maestros de la disciplina y la concentración. Los seis componentes ya han hecho malabares para cuadrar sus caóticos horarios de artistas pluriempleados y conseguir juntar varias jornadas de práctica bajo las órdenes del ruso Vitaliy Motuzka, al mando de la dirección acrobática, y depurar así una técnica que en escena luce impecable.

Quizá parte del secreto del buen funcionamiento del taller de portes sea el ambiente de confianza que se respira

Además de sede de ensayos, la Chimenea Escénica, espacio autogestionado por tres de los artistas -Sofía Acosta, Gisella Segatti y Guimelh Amaro- junto a Flor Martínez, Nazaret Martín y Anjara Moreno, es también una de las más amplias y mejores puertas al circo en Murcia. Hay clases para niños, adolescentes y adultos y uno puede aprender a manejarse entre telas y trapecios, mejorar su flexibilidad, desarrollar el movimiento mediante la danza contemporánea y lanzarse al mundo de los portes acrobáticos, figuras basadas en el equilibrio entre portor y ágil. Guimelh Amaro imparte este último curso en el que yo me integro por unos días para convertirme en la sombra de Sofía Acosta.

La actriz, bailarina y acróbata murciana, aunque con un dulce y sutil deje argentino, huella de su estancia en la Escuela Municipal de Circo de Rosario, me explica que será mi portora -una de las pocas mujeres que ejerce este rol, tradicionalmente asociado a los hombres- y que me enseñará la doble altura, una figura que consiste en mantenerse de pie sobre los hombros del compañero. Algo que solo con pensarlo me parece inviable. Pero confío en Sofía.

Pronto se pasa el susto, a la fuerza. La propuesta de Sofía encajaba en la lógica de lo que había ido a aprender. Lo que no tenía en mente es que durante los primeros minutos de clase, Guimelh nos pondría a punto con un entrenamiento difícilmente soportable -para aquellos que el gimnasio solo lo sufrimos al pagar la cuota mensual- en un circuito a base de pesas, saltos a la comba, flexiones y todo tipo de abdominales.

Vídeo. verabril

Con el cuerpo caliente los participantes comienzan a realizar diferentes volteretas y saltos en busca del mortal, siempre con la ayuda y supervisión de Guimelh y un gran equipamiento de colchonetas de todos los tamaños. En cada nueva variable trato de escabullirme pero Sofía me insiste en probar. No solo ella, también los participantes de este taller, jóvenes que encuentran en la Chimenea Escénica su momento de desconexión y que han creado un grupo cohesionado que acoge de maravilla a los nuevos integrantes. Quizá parte del secreto del buen funcionamiento de la actividad sea el ambiente que se respira. Un clima de confianza que se traslada a cada ejercicio y que permite que hasta recién llegadas como yo se atrevan a emular la mítica escena de 'Dirty Dancing' en la que Patrick Swayze eleva por los aires a Jennifer Grey en el baile final, mientras suena 'The time of my life', con la tranquilidad de dejarte llevar por quien sabes que no te va a dejar caer. Hay confianza, sí; no obstante, ante ejercicios complicados los compañeros se cuidan entre sí para evitar accidentes.

Con Sofía realizo diferentes ejercicios que permiten jugar con el equilibrio y el cambio de peso en el cuerpo. Me fascina su fuerza para sostenerme o bien con sus pies o incluso con sus manos mientras ella está apoyada en el suelo. Tiene fuerza pero sobre todo sabe cómo utilizarla. Y paciencia.

Cabeza traicionera

Como en la danza clásica, para nuestra breve demostración circense la acróbata me explica que es importante apretar el abdomen y los glúteos, es decir, bascular la cadera o, más claramente, meter culo. Además, es importante la posición de los pies del ágil sobre los hombros del portor, intentando que se busquen los talones detrás del cuello y haciendo fuerza para maximizar la estabilidad. Las claves son sencillas; aplicarlas todas a la vez, para nada. «Perdón, perdón», le repito a Sofía constantemente. Y de nuevo practicamos varias posiciones. Cuando con las espalderas como elemento de sujeción consigo soltarme un instante, Sofía lo celebra y yo también, hasta que mi cabeza me la juega y me ordena: «¡Agárrate ya!».

Cuando consigo soltarme un instante, Sofía lo celebra y yo también, hasta que mi cabeza me ordena: «¡Agárrate ya!»

Aprendo cómo subirme y bajarme a esa torre humana bipersonal. Todo tiene sus pasos y si los sigues nada debería fallar. Poco a poco consigo soltarme más y más. Tras tres sesiones de entrenamiento llega el momento de demostrar lo aprendido. Decido que esta vez conseguiré subir y mantenerme recta y así lo hago durante, quizá, ¿dos, tres, cuatro segundos? No lo sé. Hasta que cuando más estás disfrutando de nuevo la traicionera cabeza dice «hasta aquí». Y, con tranquilidad, busco las manos de Sofía y vuelvo al suelo con la sensación de haber transformado el miedo en ese vertiguillo que te hace cosquillas en el estómago. Esa sensación tan necesaria que te permite disfrutar de aquello que hace subir los niveles de adrenalina.

Me he enganchado al circo. Me he enganchado a UpArte. A Guimelh y a Sofía. A su forma de entender las acrobacias y a su Chimenea de ambiente excepcional. A su capacidad para hacer que lo difícil e impensable parezca fácil y posible.

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

laverdad Camino de vértigo a doble altura con UpArte: los secretos del circo contemporáneo en la Región de Murcia