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El municipio de Murcia potencia una conciencia sostenible mediante la reutilización de los residuos urbanos.
La correcta gestión de los residuos es un requisito imprescindible y prioritario para poder conseguir hoy día un municipio sostenible. Para ello, hay que cambiar la visión de los residuos como basura, como algo inservible, para contemplarlos como recursos que pueden ser reutilizados, transformados y aprovechados en nuevos materiales en una clara apuesta por la economía circular.
Es en el centro de tratamiento de Cañada Hermosa, un centro a la vanguardia, donde se efectúa la adecuada gestión de los residuos urbanos, tratamiento, recuperación, eliminación y valorización, contando con amplias instalaciones equipadas con la más moderna tecnología.
El reciclaje es uno de los mejores ejemplos de la economía circular, porque, si bien es cierto que el mejor residuo es el que no se genera, también lo es el que, al reciclar sus materiales, los residuos dejan de ser basura. El reciclaje ayuda a aliviar la presión sobre el entorno que genera la necesidad de recursos y materias primas para fabricar productos.
La separación de residuos se ha convertido en un acto cotidiano, en un gesto de civismo con un claro beneficio medioambiental. Pero para que funcione toda la sociedad debe implicarse en la protección de nuestro entorno y convertir la separación de desechos en un hábito de vida cotidiano.

El spot de la nueva campaña se centra en un envase de plástico PET, una botella de agua. También se incluye el camino que recorre hasta convertirse, tras su posterior reciclaje, en una bolsa reutilizable elaborada con tres botellas de este material. Y nos relata, en tono sentimental, el proceso que sigue para poderlo conseguir.
Esto sucede en la planta de clasificación de envases procedentes del contendor amarillo, que se encuentra en el complejo de Cañada Hermosa. En una de las instalaciones más importantes que componen este centro.

Así, la protagonista del anuncio, una botella de agua de PET, plástico normalmente utilizado para el envasado de agua, aceite, etc. atraviesa el tromel de selección, gran cribador cilíndrico que separa en primer lugar los envases según su tamaño. Tras este paso, la botella recorre un entramado de sofisticada tecnología, pasando del separador balístico a la sucesión de separadores ópticos, conformados por un escáner y un sistema de válvulas neumáticas, que identificarán el material alejándola de otros envases plásticos, metálicos y brick que siguen un camino paralelo en su clasificación. Por otro lado, juntan a la botella con sus semejantes hasta conducirlas a la prensa. Una vez compactada, se acondicionan para su traslado a la fábricas de reciclaje, “donde se transformarán, como en este caso, en una bolsa reutilizable”, señala Carmen Lucía Pastor, responsable de comunicación de PreZero Servicios Urbanos.