Las comparsas conquistan el trono de reinas del Carnaval de Cartagena

Desde las comparsas más veteranas del Carnaval de Cartagena hasta las que dan sus primeros pasos, todas ultiman los preparativos del vestuario y las coreografías para que la puesta en escena del sábado 11 de febrero sea espectacular. Este año estrenan gala propia. El pregón, que se ha trasladado a la Plaza del Ayuntamiento, y la gala de la reina, en el pabellón municipal Wssell de Guimbarda, se han separado en actos independientes con un día de diferencia porque ambos brillan por sí solos.

Cada movimiento del cuerpo de baile y de las candidatas a reinas están medidos. Las plumas, la pedrería y los brillantes ocupan un lugar estratégico para introducir al público en la fantasía recreada. Hay muchas horas de esfuerzo, inversión económica y nervios en cada grupo, pero también la alegría de volver a disfrutar y compartir con los cartageneros su pasión por el Carnaval.

Las comparsas coinciden en que el Carnaval veraniego del año pasado año, que no se pudo celebrar en febrero por la alta incidencia del coronavirus, fue «atípico». Por eso, quieren superar todas las expectativas en esta edición. Junto a las chirigotas y los grupos coreográficos, las comparsas movilizarán a más de 4.500 carnavaleros desde este viernes hasta el 21 de febrero.

En Aradia, comparsa de la reina adulta 2022, Rosana Yepes, están convencidos de que «las novedades conquistarán a nuevos carnavaleros», apunta desde la dirección Miguel Lorente.

En todas las comparsas y grupos coreográficos prima el carácter familiar y la amistad. «Acabamos un Carnaval y empezamos a sacar ideas para el siguiente. Entramos a media tarde al taller y salimos de madrugada», asegura la presidenta de Nova Carthago, Adela Gontán. Aunque este año no presentan candidata participan activamente. Nova Carthago no es una excepción, el resto de comparsas también trabajan a destajo.

El vestuario de una futura reina es su segunda piel. Los carros y adornos que la acompañan potencian su personalidad, que tiene que mover como si fuesen una extensión de sí misma. Los diseños de las comparsas, cada vez más originales con piezas únicas de pedrería y todo tipo de abalorios, suponen un importante desembolso económico.

Un traje de reina puede rondar los 20.000 euros, mientras que el vestuario de la comparsa está en torno a los 100.000 euros. Este es el presupuesto que baraja Salgueiro, con José Lisón como diseñador.

Esa comparsa, que conquistó once reinados consecutivos desde 2009 a 2019, solo tiene nueve hombres entre las sesenta y cinco personas adultas que la integran. «Proponemos a las candidatas por antigüedad para que todas tengan posibilidad de salir con un diseño único», explica el presidente, Alfonso Sánchez.

En Aporué destacan sus llamativos tocados, que «volverán a ser el centro de todas las miradas», anuncia su director, Juan Diego Cánovas.

El alto coste del vestuario hace que no todas las comparsas puedan permitirse una reina. La cuota mensual y las rifas con las que subsisten no se pueden estirar más. Los premios para quienes los consiguen tienen más valor sentimental que económico.

Una veterana como Ipanema dejará este año todo el protagonismo a don Carnal y doña Cuaresma, Pablo Juan Mainar y María del Pilar Vidal, pertenecientes al grupo. La comparsa Fantasía a Color, de los personajes infantiles, Diego y Daniela Belmonte, sí que presenta candidata.

La rivalidad entre grupos es un motor de crecimiento para el Carnaval porque inyecta ganas de superarse. Este año la competitividad tiene un objetivo claro: conquistar la declaración de Interés Turístico Nacional.

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