Javier Peña Galiano, espacios para los sentidos

Miguel Rubio

Viernes, 23 de diciembre 2022, 22:42

Comenta

Detrás del éxito del CaixaForum Valencia, en la colosal Ciudad de las Artes y las Ciencias que ideó Santiago Calatrava, palpita el ingenio inquieto de Javier Peña (Murcia, 1966). Diseñado junto con el también arquitecto Enric Ruiz-Geli, el centro cultural -según la Fundación 'la Caixa', el «más singular» de su red en España-, cumple seis meses superando las expectativas de visitantes y convertido ya en un nuevo atractivo turístico. Quienes han tenido la oportunidad de recorrer sus salas hablan de una «experiencia espacial». Con 10.000 metros cuadrados dedicados al conocimiento, las vanguardistas instalaciones resumen de alguna manera la idea de arquitectura que el fundador del estudio Xpiral practica tanto en el ámbito de las construcciones domésticas como en la reactivación de espacios públicos. Su espíritu aventurero, que le ha llevado por todo el mundo, y su afición a los deportes de riesgo, en contacto con la naturaleza, dan carácter a la obra de Peña, pensada para alimentar los sentidos, sin renunciar al confort.

Sus proyectos, algunos reconocidos a nivel internacional, se reparten desde Taiwán a Suiza. «Disfruto de cualquier reto que tenga que ver con el diseño y la resolución de problemas», declara Peña, que combina su faceta creativa con la docencia en el ICCA de Barcelona y en la Escuela de Arquitectura de Alicante, y que también saca tiempo para colaborar con artistas. Encuentra en la innovación y en las nuevas tecnologías las herramientas para avanzar en una profesión que es su vida, aunque al principio iba para matemático. Ahora trabaja con su equipo en el primer edificio proyectado con inteligencia artificial, en Mallorca. Ganador, en 2006, del primer premio del concurso para el nuevo diseño del murciano barrio de La Paz, Javier Peña cree que el futuro pasa por «la naturalización de las ciudades, en las que interactúen humanos y no humanos». En su cabeza sigue viva una de las imágenes que dejó el confinamiento en los momentos más duros de la pandemia: dos delfines nadando en las cristalinas aguas de los canales de Venecia. En sus viajes halla la inspiración, y en su hogar, rodeado de sus tres hijos, el placer de lo cotidiano.