Antonio Ros. Ramón L. Pérez

Prestigio internacional

Antonio Ros Mulero | Catedrático de Geometría y Topología de la Universidad de Granada ·

Méritos: galardonado con la Medalla de la Real Sociedad Matemática Española

Jueves, 24 de diciembre 2020, 00:17

Considerado el mejor geómetra vivo del país, la carrera del lorquino Antonio Ros Mulero está marcada, sin duda, por la excelencia. Su prestigio es internacional ... y este año ha sido galardonado con la Medalla de la Real Sociedad Matemática Española, el premio nacional más relevante en su campo. Este catedrático de Geometría y Topología de la Universidad de Granada ha sido distinguido por sus excepcionales investigaciones sobre geometría diferencial, análisis geométrico, la teoría de las superficies mínimas y con curvatura media constante y el problema isoperimétrico.

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Sus publicaciones destacan por la originalidad de las soluciones a problemas importantes y de gran profundidad. Ros Mulero ha conseguido a sus 63 años completar un vasto programa de investigación en el que ha involucrado a la élite de los matemáticos. Se le atribuye ser el creador de una importante escuela de geometría reconocida internacionalmente y cuyo nivel académico la sitúa entre las más reputadas del mundo. Ha formado durante los últimos 30 años a geómetras que están repartidos por otros países y ha contribuido notablemente a dar prestigio a la Universidad de Granada. Ahora es consultado por los expertos de prestigiosas universidades como Princeton y Stanford. Durante su carrera ha impartido conferencias en universidades de todo el mundo, de Estados Unidos a Europa y de Tokio a Río de Janeiro.

Hijo de emigrantes, nació en Frontignan (Francia), pero regresó con su familia a Lorca a los ocho años. La austera vida rural en la pedanía de Campillo nunca le gustó, y como Don Quijote, se pasaba el día encerrado en su habitación rodeado de libros. La entrega al estudio y la ayuda de sus profesores le permitió descubrir su inclinación por la ciencia que le abrió un auténtico horizonte de conocimiento. Su amor por las matemáticas alcanzó su vida sentimental y se casó con una profesora en esta materia, que da clases en un instituto de Granada. El gen de la ciencia de Ros Mulero también ha sido trasladado a sus hijos, una médico que prepara el MIR y un ingeniero de Caminos afincado en Londres. El lorquino reproduce el estereotipo del genio matemático y prefiere la soledad de los teoremas al brillo de los actos sociales.

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