La solución salomónica de cultivar juntos voltios y verduras
Científicos de los principales centros de investigación agraria regionales explican las ventajas y las expectativas de la irrupción de la agricultura fotovoltaica en la Comunidad en plena disputa entre productores agrarios e inversores energéticos por el terreno
¿Sueñan los inversores con campos eléctricos? Parece que sí a tenor de la proliferación de instalaciones solares fotovoltaicas en la Región de Murcia, donde las energías renovables ya aportan cerca del 50% de la producción eléctrica. Solo hasta mitad de año, la Consejería de Medio Ambiente, Universidades, Investigación y Mar Menor ya había autorizado 18 nuevos parques con una potencia total de 162 megavatios (MW), casi tanto como todos los instalados el año anterior (28 parques con 164,8 MW en total). El aumento de este tipo de montajes incrementa de voltios la red y de preocupación al sector agrario, donde se ve con recelo cómo numerosos terrenos aprovechables para cultivar acaban acogiendo más placas fotovoltaicas. La solución, casi salomónica, llega de la mano de las denominadas explotaciones agrovoltaicas, donde las producciones de brócoli, coliflor, sandia o uva, por ejemplo, crecen en el mismo terreno en el que se instalan los paneles de generación eléctrica.
¿Van a llenarse nuestros campos de fincas mixtas de este tipo? ¿Son rentables? En ello trabajan entidades de investigación científica de primera línea, como el Centro de Edafología y Biología Aplicada del Segura (Cebas-CSIC), adscrito al Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades; el Instituto Murciano de Investigación y Desarrollo Agrario y Medioambiental (Imida), dependiente del Gobierno regional, y las universidades públicas de Murcia (UMU) y Politécnica de Cartagena (UPCT). Expertos de estos cuatro organismos de vanguardia enfrascados en este tipo de iniciativas lo explican.
«No se trata de convertir todos los terrenos agrícolas o todos los parques solares en sistemas agrovoltaicos, sino de buscar una solución alternativa con claros beneficios ambientales, económicos y sociales», apunta el ingeniero agrónomo Andrés Martínez Bastida, director del Imida. De hecho, el potencial de los sistemas agrovoltaicos «para evitar las actuales tensiones y disputas entre los agricultores y los productores de energía fotovoltaica» es uno de los beneficios de estas soluciones, como destaca el doctor Ginés García Mateos, investigador responsable de una iniciativa en este campo que incluye a especialistas de distintas disciplinas de las dos universidades públicas de la Región.
La combinación de producciones de verduras y voltios en un mismo terreno, revela el profesor del departamento de Informática y Sistemas de la UMU, produce además «beneficios mutuos para ambos modelos». Por ejemplo, detalla, «se ha comprobado [en diversos estudios] que los sistemas agrovoltaicos mejoraron la humedad del suelo, pudiendo mejorar el rendimiento total». Otros trabajos, continúa, «sugieren que los sistemas agrovoltaicos cambiaron el entorno de las plantas debido a la disminución de la evaporación, la distribución de la lluvia y la temperatura», de modo que este sistema «puede reducir las necesidades de riego de los cultivos».
«Además del alto nivel de radiación, que favorece la producción fotovoltaica y reduce la competencia por la luz entre los paneles y los cultivos», señala la doctora Pilar Flores, «las sinergias entre ambas actividades se amplifican gracias a los beneficios de la sombra generada por los paneles solares». Esta investigadora del equipo de Sostenibilidad y Calidad de Productos Hortofrutícolas del Imida pone como ejemplo «la reducción de la evaporación del agua del suelo y la mitigación del estrés térmico en las plantas». Su grupo está evaluando distintas aplicaciones de estos sistemas en climas semiáridos, como el de la Región, y sus repercusiones agronómicas, energéticas, económicas y medioambientales.
Mientras se van sumando investigaciones, algunas instalaciones y bastantes esperanzas sobre el futuro de estos complejos de cultivos y paneles, sobre el papel todavía resulta «difícil hacer una previsión de la implantación futura de este tipo de explotaciones en la Región de Murcia». El profesor García Mateos señala que aún se precisan muchos estudios para conocer las necesidades concretas de radiación de los cultivos para cada especie y en cada fase fenológica, por ejemplo, algo «fundamental para poder realizar una gestión del sistema». De momento se puede estimar, añade, que solo «con que alrededor del 10% de los cultivos actuales en la Región de Murcia adoptase el modelo agrovoltaico, se podría cubrir cerca del 50% del consumo eléctrico de nuestra región».
Director del Imida, entidad en la que también se investiga sobre el aprovechamiento de las instalaciones agrovoltaicas
Andrés Martínez Bastida: «Ambas actividades pueden integrarse en un mismo terreno»
«La integración agrícola y fotovoltaica en un mismo terreno claramente puede facilitar la coexistencia de ambas actividades, disminuyendo el riesgo de que las instalaciones solares sustituyan o desplacen a la actividad agrícola».
Profesor de la UPCT del área de Física Aplicada, investigador principal del proyecto agrovoltaico Solarcap
Javier Padilla: «Es una gran herramienta en la transición hacia un modelo renovable»
últimos años, y se perfila como una herramienta muy interesante a la hora de avanzar en la transición energética hacia un modelo renovable».
Profesor de la Facultad de Informática, investigador responsable de un proyecto agrovoltaico de la UMU y la UPCT
Ginés García Mateos: «Se podría obtener un retorno en unos dos años»
«Algunos estudios previos han demostrado que en algunos casos se podría obtener un retorno de la inversión en un unos dos años. Pero depende de muchos factores, como el tipo de cultivo y de instalación».
Profesora de Investigación del Cebas-CSIC, implicada en investigaciones sobre placas transparentes para invernaderos
Micaela Carvajal: «Es posible producir energía en invernaderos»
«Es posible equilibrar la producción de energía y el crecimiento de los cultivos, abriendo la puerta a nuevas oportunidades más sostenibles y eficientes. Es posible la producción de energía en invernaderos sin aporte externo».
Coordinadora del equipo de Sostenibilidad y Calidad de Productos Hortofrutícolas del Imida
Pilar Flores: «La clarificación de los marcos normativos es fundamental»
«Acciones como la clarificación de marcos normativos, que regulen aspectos como el uso dual del suelo y las ayudas, y la priorización de la conexión a la red eléctrica son fundamentales para impulsar su desarrollo».
En el caso de la investigación encabezada por el profesor de la Facultad de Informática de la UMU García Mateos, por ejemplo, su desarrollo permitirá un seguimiento y monitorización «preciso y robusto de los cultivos, en el que entra en juego la radiación y el sombreado producido por las placas fotovoltaicas». Otra línea de estudio en marcha en la Región, en la que está implicada la investigadora del Cebas-CSIC Micaela Carvajal, se centra en el aprovechamiento de los invernaderos para captar la energía solar. «Dado que la intensidad luminosa es un factor crítico en los sistemas agrovoltaicos, ya que afecta directamente al crecimiento y desarrollo de los cultivos, algunas empresas están desarrollando placas solares transparentes», explica la especialista. Su participación en la iniciativa se centra «en la búsqueda de mecanismos metabólicos moleculares en los cultivos asociados a la respuesta a cultivo bajo placas solares transparentes»
En general, afirma Pilar Flores, «los agricultores pueden beneficiarse económicamente [de las instalaciones agrovolticas] mediante la diversificación de su explotación aumentando su rentabilidad a través de diferentes modelos de negocio», ya que existen múltiples configuraciones posibles. Esas opciones, aclara, «pueden adaptarse a distintos escenarios, donde se deben priorizar factores como la reducción en el uso de materiales y la facilidad de mantenimiento de la instalación», que por norma general tiende a ser más costosa que las instalaciones fotovoltaicas convencionales, «especialmente en el caso de estructuras de gran altura con sistemas de seguimiento solar».
El profesor titular de la UPCT Javier Padilla encabeza un proyecto, denominado Solarcap, en el que los paneles, efectivamente, se mueven. Aunque no lo hacen tanto para seguir el movimiento solar como para regular la sombra que en un momento dado proyectan en los cultivos sobre los que se elevan, que en este caso son vides. Padilla estima que si la extensión de 29.000 hectáreas de viñedos que existen en la Región de Murcia adoptase esta solución generarían entre 6.000 y 9.000 megavatios de energía fotovoltaica. En la actualidad, según datos de Red Eléctrica correspondientes a 2023, la Comunidad Autónoma dispone de una potencia instalada de producción de energía eléctrica de 5.500 MW, de modo que solo de las viñas ya se extraería más de toda la electricidad que se produce ahora. En todo caso se trata de un sugerente cálculo para dar una idea del futuro que puede suponer la agrovoltaica para la economía, y también el paisaje, regional.
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Una región «especialmente privilegiada» para estas instalaciones
La Región de Murcia se encuentra «ubicada en una zona geográfica especialmente privilegiada para las explotaciones agrovoltaicas». El profesor de la Facultad de Informática de la UMU Ginés García, al frente de una investigación sobre estos desarrollos en el que también está implicada la UPCT, aporta dos datos clave para avalarlo: «un elevado porcentaje de suelo dedicado a la agricultura (más de 300.000 hectáreas en datos de 2020) y unos niveles de radiación solar muy destacados (más de 3.300 horas, también en datos de 2020)».
Con este tipo de instalaciones, las explotaciones agrícolas podrían alcanzar el autoconsumo eléctrico, y hacerlo además con una fuente de energía limpia y renovable, afirma el profesor. «Todos los procesos de labrado, siembra, riego, cosecha, etc., podrían basarse en el uso de motores eléctricos con cero emisiones». Además, «el impacto en la reducción de costes [en las instalaciones hortícolas] podría ser determinante, especialmente en una situación como la actual con los costes de la energía en aumento». García apunta también a «algunos estudios que predicen una reducción en el consumo de agua en los cultivos agrovoltaicos, debido a la disminución de la evapotranspiración de las plantas».
Al mismo tiempo, añade, otros trabajos «han informado también de un aumento de producción en productos hortícolas, debido a la disminución de radiación en condiciones de extremo calor, como las que suelen afectar a la Región de Murcia en los meses de verano».
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