La urbanización Montepinar de Orihuela no tiene quien le escriba
Buzones vacíos. Esta urbanización, junto a algunas de la costa, arrastra más de un lustro sin servicio postal
Montepinar no tiene quien le escriba. O más bien sí, pero las misivas no llegan a sus buzones; desde hace casi un lustro, un elemento decorativo más en las puertas de sus casas. Este año, de hecho, al igual que en otras tantas urbanizaciones de Orihuela Costa, lo último que habrá sobrepasado la ranura de su apartado postal habrá sido uno de tantos sobres con propaganda electoral. Es lo que tiene ser un «entorno especial». Así denomina Correos a aquellas urbanizaciones que, según sus criterios, no rebasan los estándares de número de casas y densidad de población necesarios para efectuar el reparto puerta a puerta. La solución, pues, pasa por poner un bloque de buzones comunitarios.
En el caso de Montepinar, así lo contemplaba el millonario y poco efectivo PRI que iba regularizar la situación de sus viviendas y que no solo no ha resuelto el desaguisado urbanístico, sino que además les ha dejado sin mensajería, que ahora deben recoger en la oficina de Correos en la plaza Nueva, en pleno centro de Orihuela. «Yo porque, aparte de en Montepinar, tengo otra casa y pido que me manden el correo allí, pero la mayoría de vecinos no tienen esa suerte», explica Mayte Sánchez, de la asociación vecinal de Montepinar. «Ahora están obligando a mucha gente a coger el coche, gastar gasolina y pagar zona azul para hacer cola sin siquiera saber de antemano si les ha llegado algo. Si no, se van con las manos vacías y el tiempo perdido».
Desde la Concejalía de Régimen Interior, comunican que la actual edil en funciones, Luisa Boné, ha enviado diversos informes a la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) solicitando la reversión de la declaración de entorno especial de diversas urbanizaciones del litoral oriolano, Montepinar y Entrenaranjos para recuperar el reparto puerta a puerta. Asimismo, se ha solicitado al Padrón municipal y a Planeamiento la emisión de un informe sobre el censo poblacional y los metros cuadrados de superficie urbana de los tres enclaves afectados. Hasta el diputado oriolano Juan Ignacio López-Bas lo intentó. «Pedí reunirme con la CNMC, pero no ha habido manera», se lamenta.
En algunas no llegaron las tarjetas del censo electoral. «No sabían en qué colegio podían votar», se queja Antonio Cerdán
Los técnicos municipales, por su parte, aprecian que Entrenaranjos ya ha crecido lo suficiente en número de empadronados como para cumplir los requisitos para el reparto domiciliario y, en el caso de la costa, que esta no puede considerarse como un conjunto de diseminados, sino como «un conjunto continuo de urbanizaciones que no se pueden entender unas sin otras, como si estuviesen aisladas y fueran independientes», refieren.
Segunda oficina en la costa
En ese sentido, desde la Asociación de Vecinos de Lomas y Cabo Roig analizan que, en efecto, para Correos asumir el reparto en el litoral puerta a puerta es un sobrecoste considerable. Aun así, reivindican, «es necesario que se abra una segunda oficina que desatasque la de Playa Flamenca sobre todo en verano», dice el representante vecinal, Tomás Moreno. «No sé entiende que no se preste un servicio tan esencial a un lugar que llega a los 100.000 habitantes en temporada alta, más cuando hablamos en muchos casos de personas extranjeras a las que llegan notificaciones importantes de sus países».
El problema, no obstante, se originó ya en el mandato del alcalde Monserrate Guillén. «Le instamos a interponer un recurso Contencioso para revocar esa perjudicial decisión. Incluso asociaciones vecinales y de comerciantes elevaron una queja al Defensor del Pueblo», recuerda el entonces concejal Antonio Cerdán. «También presentamos una iniciativa para modificar el Plan General y que se reconocieran las urbanizaciones como Núcleo Urbano Consolidado. Ya tienen código postal propio y creemos que con ello pueden acceder al mismo estatus que disfrutan las pedanías, lo que discrimina a nuestros vecinos». Sin ir más lejos, asegura que en estas pasadas elecciones, por este motivo, hubo vecinos del litoral a los que no llegaron tarjetas censales. «No sabían qué colegio electoral les correspondía», se queja Cerdán.