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Trabajos de rehabilitación del hábitat bajo la batería y cuartel de Fajardo en Cartagena dentro del Proyecto Baluarte. ARBA CARTAGENA-LA UNIÓN

Una fortaleza de intereses para recuperar un bosque

Nuestra Tierra ·

La demanda de una empresa se une, en el Proyecto Baluarte, con el afán conservacionista de una asociación para rehabilitar un espacio en Cartagena de alto valor, en el que también se han implicado varias administraciones y la Armada

GINÉS S.FORTE

Martes, 22 de febrero 2022, 22:52

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La batería de Fajardo protegió desde el siglo XVII el flanco suroeste de la bahía de Cartagena. El Proyecto Baluarte, décadas después de que la antigua construcción militar haya dejado de prestar servicio, trata ahora de defender la zona de una degradación medioambiental que en ocasiones llega incluso de quien dice tratar de protegerla. La iniciativa, que hace unas semanas se ha puesto en marcha y se alargará durante tres años, simboliza bien la particular carambola empresarial, administrativa, ambiental y, en este caso, hasta militar, que en la actualidad, con frecuencia, se precisa para devolver su antiguo esplendor a un espacio de gran valor natural. Como en las buenas novelas, aquí no resulta siempre fácil distinguir al héroe del villano.

La primera paradoja es que la simiente para la repoblación forestal de algo más de cuatro hectáreas de esta finca de cien propiedad de la Armada situadas en la ladera norte del Soto de la Podadera, bajo el cuartel y la batería de Fajardo, en la entrada del puerto de la ciudad, no emergió en el municipio ni partió de una iniciativa desinteresada, por mucho que el espacio se encuentre en Cartagena y que sean voluntarios los que ya están acometiendo los trabajos. La primera semilla del proyecto brotó en realidad a 60 kilómetros, en Alcantarilla, en la sede de una empresa alimentaria, Prosur. Sus responsables andaban buscando una manera de compensar el CO2 que genera la actividad de la compañía, en línea con el registro del Ministerio de Transición Ecológica, y recibieron una oferta singular de la Asociación para la Recuperación del Bosque Autóctono, ARBA-Cartagena-La Unión. «Nuestro objetivo cuando hacemos una plantación en el monte no es la compensación de CO2», aclara José Luis Sánchez, su presidente. «Nosotros nos ocupamos sobre todo de la recuperación de hábitats y de ecosistemas perdidos». Debido a esta circunstancia, el trabajo que se está desarrollando en el Proyecto Baluarte cuenta con una mayor garantía de respeto medioambiental.

Trabajos de preparación del Proyecto Baluarte. Arba

Sánchez explica que en la actualidad, ante la alta cantidad de empresas que demandan servicios de compensación de CO2, se ha creado un negocio tan suculento como en ocasiones falto de un acomodo más apropiado en las necesidades medioambientales. «Se está pagando bastante la tonelada de CO2», afirma el presidente de ARBA Cartagena-La Union, «pero hay un problema», la calculadora que el Ministerio ha habilitado para compensar emisiones «carece de muchísimas especies autóctonas, y sobre todo las nuestras, que son exclusivas».

La primera semilla del proyecto brotó a 60 kilómetros, en una empresa alimentaria de Alcantarilla

Plantación de especies bajo la batería de Fajardo. Arba

De este modo, mientras que especies «para nosotros muy importantes» como el lentisco ('Pistacia lentiscus') y el palmito ('Chamaerops humilis'), no figuran para compensar CO2, otras no autóctonas y que en ocasiones son potencialmente invasoras, como el eucalipto ('Eucaliptus camaldulensis') y el pino radiata ('Pinus insignis'), sí se admiten. «Entonces claro, se están haciendo proyectos de absorción a lo bestia en muchas zonas de España por empresas grandísimas, como Repsol, por ejemplo, sin ningún criterio ecológico», explica Sánchez, a quien este modo de proceder le recuerda a las no muy apropiadas plantaciones de árboles que se acometieron en el país durante los años 1950.

El mal ejemplo de la Atalaya

Un ejemplo mucho más cercano en el tiempo y en el espacio de una mala repoblación alentada por la Administración se encuentra en el monte de la Atalaya, apunta José Luis Sánchez. Se trata de un espacio colindante a la actuación del Proyecto Baluarte. Es un hábitat prioritario de la Unión Europea con especies iberoafricanas, «que incluye casi todos los endemismos de matorral de la zona sureste, y han plantado miles de pinos encima». En vista de esa actuación, «nosotros teníamos muy claro que eso no lo queríamos hacer». Por eso, continúa el presidente de la asociación conservacionista sin ánimo de lucro, «hemos llegado a un acuerdo ten con ten y Prosur ha aceptado que el objetivo principal sea la restauración del hábitat y que al mismo tiempo ellos compensen absorciones de CO2».

Voluntarios preparados para una jornada del Proyecto Baluarte. Arba

EN CIFRAS

  • 4,2 hectáreas de la finca de 100 bajo la batería de Fajardo son donde tienen lugar las actuaciones del Proyecto Baluarte.

  • 140 es el número de voluntarios que se estima que van a formar parte de las acciones previstas en esta iniciativa.

La restauración se ha basado en gran medida en el ciprés de Cartagena ('Tetraclinis articulata'), una especie de la que hace menos de diez años apenas quedaban 8.500 árboles naturales en Europa, todos ellos en Cartagena. «Afortunadamente este árbol sí está en la calculadora del Ministerio, aunque las especies que le acompañan no», pero se han podido plantar igualmente gracias al particular acuerdo alcanzado con la empresa. Así está siendo posible repoblar con lentiscos, acebuches ('Olea europaea'), encinas ('Quercus rotundifolia'), madroños ('Arbutus unedo'), madreselvas ('Lonicera implexa'), coscojas ('Quercus coccifera') y espinos negros ('Rhammus lycioides'), entre otras especies, estén o no incluidas como plantas consideradas para la compensación de CO2, y con el propósito último de conseguir una rehabilitación real.

La restauración de la zona en la batería de Fajardo se ha basado en gran medida en el ciprés de Cartagena

Además de la financiación privada que los trabajos han obtenido a cargo de la responsabilidad social corporativa de la compañía alcantarillera, la iniciativa ha recibido una subvención a la Concejalía de Proyectos Europeos y Ciudad Sostenible del Ayuntamiento de Cartagena. La Armada española también se ha implicado directamente en la mejora de este espacio, como propietaria de los terrenos, y las direcciones generales de Medio Natural y de Bienes Culturales han dado igualmente su visto bueno al entrar en juego especies con un alto grado de protección medioambiental en un entorno con protección de Bien de Interés Cultural.

Restauración de la albarrada realizada en octubre de 2021. Arba

Todas estas entidades participan en una iniciativa que tiene su verdadero músculo en las decenas de voluntarios encargados de preparar el terreno, montar los sistemas de riego, plantar las especies, mantener todo el entramado y eliminar las plantas invasoras y las basuras que ocupan la zona.

Cada una de las cinco convocatorias por cada una de las tres temporadas programadas para plantar los árboles está previsto que reúna a entre 30 y 35 personas, por ejemplo (los organizadores estiman la asistencia de entre 130 y 150 voluntarios en total). Son necesarias muchas voluntades y muchas manos para defender un espacio natural y cultural azotado quizá por su proximidad a la ciudad.

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