El ingeniero que soñó en Zaragoza con el Trasvase

Fue, si acaso no el padre, al menos el abuelo del Trasvase del Tajo. Aunque luego Franco, además de precipitar su exilio de España, se apropiara e impulsara no pocas de las obras que había propuesto. Y hoy, cuando algunos discuten la solidaridad entre cuencas, resulta curioso que aquel ingeniero al que nadie recuerda en esta Murcia que tanto le debe, fuera también el creador de la Confederación Hidrográfica del Ebro.

Fue la primera del mundo. De hecho, estaba convencido de que los regantes debían unirse, al margen de los gobiernos de turno, para defender sus intereses e impulsar la economía. Se llamaba Manuel Lorenzo Pardo, nació en Madrid en 1881 y también fue político, fotógrafo, escritor e ingeniero de Caminos.

Los murcianos leyeron por vez primera el nombre de Lorenzo Pardo en la edición de LA VERDAD del 30 abril de 1926. El día antes, el Casino Mercantil de Zaragoza había dado un banquete en honor del «sabio ingeniero, autor del proyecto para el aprovechamiento integral de las aguas del Ebro». Era el principio.

Murcia celebraría más tarde, en diciembre de 1932, la propuesta del entonces ministro socialista de Obras Públicas Indalecio Prieto sobre el trasvase de caudales, basándose en un estudio de Lorenzo Pardo, entonces jefe de servicio de planes del Ministerio. El objetivo era que el agua estimulara las economías de Murcia, Valencia, Albacete y Almería. Un total de ciento cincuenta mil hectáreas.

La Unión de Regantes de la Zona Alta del Segura y sus Afluentes, bajo las siglas Urzasa y con sede en Archena, remitieron a los medios un comunicado aplaudiendo la medida anunciada. Y recibirían después la respuesta del ministro y de Lorenzo Pardo, ambos agradeciendo las alabanzas. De igual forma se manifestó el diario 'El Socialista', donde Prieto advertía de que el porvenir de la economía española dependía de «un buen sistema de riegos en las provincias de Levante».

En esas mismas páginas aclaraba el recorrido del futuro trasvase. Las obras comenzarían en los Montes Universales, recogiendo un canal las aguas del Tajo en su nacimiento y trasvasándolas al río Júcar, regulando además otros cauces a su paso hasta llegar a Alicante «y a los exhaustos regadíos de Lorca». Pero no solo eso: el plan beneficiaría al Campo de Cartagena, fomentando el retorno de muchos emigrantes a sus tierras.

La Diputación de Alicante se apresuró a organizar una gran asamblea para debatir el proyecto, a la que acudió una delegación murciana para escuchar por boca de Lorenzo Pardo los detalles de su iniciativa. No faltó en Murcia quien lamentara que la provincia vecina se hubiera adelantado a la Región en convocar esa cita.

Lorenzo Pardo llegó a Murcia el 23 de marzo de 1933 para visitar la Mancomunidad Hidrográfica del Segura y ultimar algunos cálculos de su proyecto. En aquella visita declaró a 'El Liberal' que su idea, a primera vista, «parece fantástica e irrealizable», pero indispensable para el progreso de España. Por ese tiempo andaba el ingeniero De la Cierva ofreciendo con éxito pruebas de que su autogiro era un invento para la historia.

El Trasvase, como es sabido, llegó a las Cortes en 1933 al amparo del Plan Nacional de Obras Hidráulicas de la República. En aquella sesión, Prieto advirtió de que las obras tardarían años en verse culminadas. Y agradecía el apoyo de «quienes sirven al régimen republicano» además de reclamar también el de quienes se opusieran, pues si se negaban «no serían enemigos del régimen, sino unos miserables traidores a España».

Aquel plan de Lorenzo Pardo fracasó por la caída del Gobierno unos meses después, pero sentaría las bases a largo plazo de los trasvases entre cuencas. De hecho, el ingeniero calculaba que sería necesario un cuarto de siglo para dar por cumplida su obra.

De ello bien se aprovechó más tarde el dictador Franco, sobre todo en lo referente a la construcción de presas. Mientras tanto y durante la Guerra Civil, el insigne ingeniero permaneció un año y medio refugiado en la embajada de Chile y luego exiliado en Francia.

Lorenzo Pardo, preguntado en 1935 por 'Levante Agrario' sobre si existían enemigos del trasvase, aseguró que lo dudaba y, como mucho, «tendrá contradictores», tanto sobre su existencia o acerca de si podía esa infraestructura colosal regenerar el país. Y concluía el diario: «Una obra patriótica no los tiene. La política hidráulica triunfará».

Lo cierto es que el proyecto del ingeniero se enfrentaba a dos inmensos problemas. El primero era la inexistencia de una iniciativa similar en todo el mundo que evidenciara su utilidad y, por otro lado, la necesidad de construir los pantanos que la hicieran posible.

Las críticas al Trasvase, entretanto, dieron paso a dos anteproyectos de los ingenieros De los Ríos y Sánchez Cuervo. Y, pasada la Guerra Civil, desembocarían en el llamado Plan de Obras Hidráulicas de 1940, que primó los embalses. Aunque la conclusión de tan magna obra aún habría de esperar algunas décadas. Pero Lorenzo Pardo, ya Hijo Adoptivo de Zaragoza, viviría para ver impulsados sus proyectos, pues falleció en 1953 a la edad de 72 años.

Terminados los pantanos de Entrepeñas (1956) y Buendía (1957) se dio paso a la aprobación del Trasvase el 13 de septiembre de 1968, bajo el mandato del ministro Federico Silva Muñoz. Un año después comenzaban las últimas obras hasta su culminación en 1979. El 31 de marzo de aquel año se produjo el primer trasvase. De agua y de esperanza para miles de familias murcianas.