El Primi Sport toca el cielo del basket

El club Primi Sport Cartagena, entidad dedicada en cuerpo y alma a las personas con discapacidad intelectual, es un equipo acostumbrado a ganar. Cada vez que acude a un campeonato de España vuelve con alguna medalla. Empieza a no ser noticia que los chicos y chicas que compiten en su decena larga de secciones rasquen algún metal. Desde fútbol, hasta petanca. Tocan todos los palos.

Sin embargo, en baloncesto todavía no se habían aupado a lo más alto. Fueron subcampeones del país hace tres años, en el 2018. Un año antes, también se hicieron con la medalla de plata. Pero ahora han logrado llevar de nuevo su nombre al primer escalón del podio.

Fue en Valencia, hace un par de semanas, cuando los pupilos de Antonio Pelegrín cosecharon otro título más para unas vitrinas que ya desde hace un tiempo comenzaron a ser pequeñas para tanta copa.

Con ocho jugadores nada más, los de Pelegrín fueron los mejores de los 24 equipos que participaban en este torneo. Mucho mérito, sin duda. José Carlos, Cristian, Amador, Rubén, Kiko, José Vicente, Juanjo y Cristian fueron los jugadores que consiguieron la gesta. Todos ellos comandados por un Pelegrín que es una de las personas que más sabe de basket en la ciudad.

Este cartagenero de 53 años lleva desde los 18 entrando. Empezó en el colegio Franciscanos. Pasó por equipos de Lorca, Cehegín, San Javier, Los Alcázares y Cartagena. Se dedica a la consultoría y a la formación, pero desde hace cinco años se viste tanto con el traje de chaqueta de su oficio diario como con el chandal de entrenador de unos chicos a los que adora como si fueran sus hijos.

«Comencé con el club Primi Sport de forma casual. Uno de mis alumnos me dijo que tenía que ausentarse un tiempo porque iba a un campeonato. Cuando regresó supe que formaba parte del club, empecé a interesarme y cuando les conocí les dije que podían contar conmigo para lo que quisieran. El club Primi Sport y su labor son los grandes desconocidos de esta ciudad. Lo único que siento es no haberme cruzado antes con esta persona para haber podido colaborar con ellos más tiempo. Es algo que engancha», asegura el técnico a LA VERDAD.

Y su trabajo, un lustro después, ha dado grandes frutos. «Los jugadores son un ejemplo. De valentía y de superación. A todo aquel que crea que tiene un problema le invito a venir a un entrenamiento. Ya verás qué rápido se le pasa», dice el máximo responsable de una caseta que ha evolucionado muy favorablemente bajo su batuta.

«Es muy satisfactorio ver cómo crecen, cómo antes no salían cosas y ahora las ponen en práctica en los partidos», dice Pelegrín. Antes de la final, el preparador dio su charla en la cena. Cogió vasos, un par de botellas de agua y un servilletero y se puso a explicarle la táctica a sus muchachos entre plato y plato. «Vengo tremendamente contento porque hicieron lo que se les pidió. Eso me vale más que el campeonato, la medalla y que todo», comenta. «No tenía yo muy claro que todo lo que les dije fuera a salir», se sincera riendo. 28-2 fue el resultado de aquel partido.

Feliz por lo que vive, Antonio Pelegrín no cambiaría su actual posición. Su principal misión es «normalizar» a unos chicos que cada vez se sienten más profesionales. Y de momento, el club Primi Sport Cartagena está haciendo un excelente trabajo.

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