Fallece el cocinero murciano Raimundo González Frutos a los 98 años

La lista de méritos, reconocimientos y distinciones que acumuló Raimundo González Frutos es tan larga como su extensa carrera. Entre ellas, destacan la Medalla de Oro al Mérito Turístico, Premio Nacional de Gastronomía, Hijo predilecto de Murcia, miembro de la Chaine de Rotisseure y elegido por la Academia Nacional de Gastronomía entre los diez mejores restauradores de España.

Desde el Rincón de Pepe, un local propiedad de sus tíos que comenzó siendo una bodega y que transformó en el restaurante que es hoy. Raimundo González declaró a LA VERDAD en 2015 que su local nació de un niño de once años. «Mi familia tenía una casa de comidas que se llamaba La Huertanica (1935-1938) y yo ayudaba yendo a la huerta en bicicleta para cambiar tabaco por huevos, pollos, conejos o verduras. Cerró a los tres años y en el 39 mi tío Pepe abrió una bodega, que ya la llamaban La rinconada de Pepe, porque hacía esquina. Yo empecé con cuatro barriles de vino viejos que utilicé de mesas y que puse en una esquina de la bodega para dar un poco de pasto seco y un vino a los clientes que venían a comprar a granel. A mi tío aquello no le hizo mucha gracia, pero como cobraba un poco más por el vino y yo estaba muy ilusionado, me dejó que llevara aquello».

Contó Raimundo a LA VERDAD una anécdota divertida relacionada con Ernest Hemingway y su visita a Murcia. «Ya era Premio Nobel y yo fui a hablar con las autoridades para decirles que iba a venir, por si querían saludarlo, ya que era una eminencia de la literatura. Cuando lo conté me dijeron: '¡No queremos saber nada de ese rojo!', así que me volví al restaurante y le dije a Hemingway que el Gobernador Civil lo sentía mucho pero no podía venir, pero que le habían invitado a la comida como muestra de respeto (risas)». Le costó pagarla. «¡Claro! Lo peor es que se corrió la voz de que el Premio Nobel había sido invitado por el Gobernador y me llamaron para interrogarme. Querían que les dijera quién había sido el que había pagado una comida a «ese rojo» en nombre del Gobernador Civil. Yo di largas diciendo que no sabía muy bien cómo fue porque yo estaba en la cocina».

Desde allí, González Frutos revolucionó la gastronomía no solo de la Región de Murcia, sino de todo el país. Un trabajo que el propio Juan Mari Arzak reconoció: «No puedo borrar de mi recuerdo la desinteresada participación de Raimundo González Frutos en aquella renovación rupturista culinaria de los años setenta del pasado siglo, que impulsó también en su tierra».

Una de las anécdotas que más le hacían reír fue cuando le encargaron un caldero para 600 comensales. «Siempre me han gustado los retos. Cuanto más difícil era hacer algo, más me gustaba hacer ese trabajo. Visité a un fabricante de San Javier y le dije si podía hacerme sesenta calderos para antes de la fecha en la que tenía el compromiso y me dijo que no había problema alguno. Coloqué los sesenta calderos en línea con su trípode de madera y los hice. Fue una locura, pero a mí me gustaban los retos. Poco después, me ofrecieron hacer caldero para otros quinientos y acepté sin pensarlo porque ya sabía cómo hacerlo y además, tenía los calderos comprados».

No recordaba ya al final el tiempo que tuvo estrella Michelin, «pero fueron más de diez años. También nombraron a El Rincón de Pepe uno de los diez mejores restaurantes de España junto a Arzak y ElBulli (los dueños anteriores a Adrià)». ¿El secreto para llegar tan lejos?. le preguntó una vez el crítico de LA VERDAD Sergio Gallego. «El secreto es estar enamorado de la cocina. La pasión por cocinar es fundamental para ser buen cocinero. Después creo que hay que trabajar con el mejor producto, como es lógico, estar atento a lo que se mueve en el sector sin cerrarse en uno mismo y hacer lo que uno cree sin pensar en lo que dirán. Además, contrataba a gente joven que no había trabajado en otros sitios para que no tuviesen vicios adquiridos a la hora de trabajar. Así yo les explicaba cómo quería hacer las cosas y ellos las hacían como a mí me gustaba».

Él, junto a cocineros de la talla como el propio Arzak o Pedro Subijana, extendió los cambios expresados en el famoso 'decálogo' de Paul Bocuse, como simplificar las recetas, eliminar salsas pesadas y grasas, volver la mirada a las gastronomías regionales y, a la vez, interesarse por las tecnologías de vanguardia.

De hecho, Subijana, galardonado con tres estrellas Michelin, recibió de manos de Raimundo González el I Premio al Mérito Gastronómico que entregó el diario LA VERDAD en 2019. Entonces, Subijana declaró a Pachi Larrosa: «No entiendo cómo, habiendo tenido aquí a un maestro como Raimundo, no se haya producido en Murcia un movimiento de cocineros que se hayan unido para, lejos de la competencia entre ellos, haber hecho algo por la gastronomía murciana, por su tierra, por su pueblo». «Unirnos, no tener secretos entre nosotros, compartirlo todo... ese fue el secreto por el que aquel grupo de jóvenes cambiamos las cosas. Uno solo no podría haberlo hecho», precisó cuando se le preguntó por las claves de aquella revolución.

Bajo su tutela se han formado mucho de los cocineros que hoy destacan entre los fogones de la Región de Murcia. Entre ellos, el mismísimo Pablo González Conejero -a quien sus padres mandaron con Raimundo en modo aprendiz- y siguiendo por los responsables de locales tan emblemáticos como Salzillo, El Churra o Alborada.

Una de sus últimas apariciones fue el pasado mes de noviembre, cuando el museo Ramón Gaya presentó la colección de 22 obras propiedad del cocinero, muchas de ellas inéditas, en una muestra que todavía puede disfrutarse: 22 obras de una calidad indiscutible, según el director del Museo, Rafael Fuster, nueve de ellas inéditas A ellas se suma una pieza que Gaya hizo 'ex profeso' en 1977 para el restaurante, una cubierta ovalada de un tonel donde pintó una de sus características composiciones. La historia que unió a Raimundo González y Ramón Gaya es la historia de una sólida amistad, donde hubo respeto y admiración mutua.