Noche de leyenda a la luz de las velas
En la falda Sur de Sierra Espuña se levanta Aledo, un enclave instalado en el escarpado promontorio desde el que se domina el Valle del Guadalentín, que fue paso natural del Levante a tierras granadinas y, por tanto, un punto de control estratégico. Con testimonios de la presencia humana desde la Prehistoria y también de la Edad Antigua, la localidad de Aledo cobra su fisionomía actual en el siglo IX, de la mano de los pobladores musulmanes, que utilizan la orografía del terreno para instalar, entre tres barrancos, su bastión fortificado. Bien de Interés Cultural, los vecinos de la población, que conserva su perfil amurallado (un relieve que se muestra imponente tanto por su vertiente Este como por la Oeste) y está coronada por la Torre del Homenaje, crearon en 2011 una fiesta veraniega que se convirtió en atractivo y en un medio de dar a conocer a los visitantes de todos los rincones el encanto de esta villa medieval en pleno agosto. Tan bien lo hicieron que solo cuatro años después del nacimiento de La Noche en Vela de Aledo habían llegado al culmen del éxito.
Así que, conscientes de que también se puede morir de éxito, desde hace tres ediciones (esta es la séptima edición), la asociación sociocultural La Noche en Vela, limita el acceso de visitantes a 5.000 y lo hace cobrando una entrada simbólica (4 euros) para sufragar los gastos que asumen los vecinos a cambio de un viaje en el tiempo hasta el medievo que permite a los habitantes de Aledo y a turistas de todos los rincones disfrutar de esta original fiesta.
Características
Conjunto histórico artístico declarado BIC en 2009, Aledo es un pueblo amurallado situado en la falda Sur de Sierra Espuña, sobre el escarpado promontorio desde el que se domina el Valle del Guadalentín. Zona habitada desde la Prehistoria, la villa medieval adquiere su actual fisionomía en el s. IX, de la mano de los pobladores musulmanes, que instalan entre tres barrancos su bastión fortificado. Su Torre del Homenaje, en la explanada del Castillo y hoy centro de interpretación del pueblo y la Iglesia de Santa María la Real, sobre la mezquita construida en su remoto pasado islámico, son dos de sus señas de identidad.
Esta experiencia increíble y muy recomendable hace vivir a Aledo su más multitudinaria noche y lo hace amparándose en la historia de amor de la sobrina del Caballero García Jiménez, que, en el año 1090, se enamoró locamente de un soldado. Para saber cada noche que su amado se encontraba bien, ella ponía una vela en una de las ventanas de la torre, a lo que él correspondía colocando varias velas en uno de los árboles que había al pie de la misma. García Jiménez, ante los continuos asedios, envió a su sobrina lejos del pueblo y el soldado cada noche continuó colocando las velas en el árbol, a lo que ella jamás pudo volver a responderle. Cuentan que ella murió de pena por no saber de su amado, y los vecinos afirman que, algunas noches, se puede ver la silueta de un hombre que deja encendida una vela a los pies de la torre.
Este sábado por la noche, bajo la luna, casi en fase de Luna nueva, la luz de las velas será la única que alumbre las calles abigarradas de este pueblo en el que las casas se enganchan al cerro, adaptándose a su vertical orografía, en el que la muralla defensiva, jalonada de torres defensivas, aparece y desaparece durante el recorrido.
Cómo acudir
5.000 son las entradas que, al precio de 4€ y en www.ticketea.com/entradas-noche-vela-aledo/, ponen a la venta. La Noche en Vela se celebra este sábado y hay dos turnos para el visitante: el primero, tiene como horario de acceso de 20.45 a 22 horas y, el segundo, de 23.15 a 00.30 horas.
Si ya es un placer visitar esta villa medieval a plena luz del día, bajo la titilante luz de 15.000 velas se convierte en una oportunidad única. Desde la confluencia de las calles San Ramón y Cid Campeador hasta la explanada de la Torre del Homenaje, las calles decoradas y tematizadas en cada ensanche y en cada plaza devuelven al presente la Edad Media, endulzada con las viandas que preparan los vecinos para agasajar a los visitantes (cuerva, té y dulces morunos, entre otras 'ofrendas').
No olviden encender su vela bajo el Árbol de los Deseos, antes o después de pasar por La Cúpula de los Sueños, La Picota, La Placica, El Calabozo y hasta por El Infierno. Más de 20 rincones tematizados, en los que la música en directo, la poesía, la danza, la artesanía, la magia y las artes plásticas aportarán ambiente a una noche dedicada al disfrute, pero también a exaltar la cultura y la belleza de un pueblo encastillado. Como fin de fiesta, a la cita no faltará otro castillo, el de fuegos artificiales.