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Las cebollas, Neruda y Miguel Hernández
CRUJIENTE DE VERANO

Las cebollas, Neruda y Miguel Hernández

PACHI LARROSA

Viernes, 5 de septiembre 2014, 12:21

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El poeta chileno Pablo Neruda, (Parral, 12 de julio de 1904 - Santiago, 23 de septiembre de 1973) Premio Nacional de Literatura y Premio Nobel de Literatura, escribió 'Las odas elementales', entre las que se incluye la 'Oda a la cebolla'. Neruda lanza su mirada hacia lo simple, lo elemental, dedicando su capacidad lírica a productos humildes de la tierra como el apio, la alcachofa, el vino.

«Cebolla / luminosa redoma, / pétalo a pétalo / se formó tu hermosura, / escamas de cristal te acrecentaron / y en el secreto de la tierra oscura / se redondeó tu vientre de rocío».

Mucho más dramático es el acercamiento poético a tan humilde fruto de Miguel Hernández, nacido en Orihuela, en 1910, y muerto de tuberculosis en una prisión de Alicante en marzo de 1942, en sus 'Nanas de la cebolla'. Consideradas por la escritora hispano-chilena Concha Zardoya (1914-2004) como «las más trágicas canciones de cuna de la poesía española», fueron dedicadas a su hijo Manuel Miguel, nacido en enero de 1939, y escritas en respuesta a una carta de Josefina Manresa, esposa del poeta, en el que le contaba que ella y el niño únicamente se alimentaban con pan y cebolla, a falta de otros alimentos.

«En la cuna del hambre / mi niño estaba. / Con sangre de cebolla / se amamantaba. / Pero tu sangre, / escarchada de azúcar, / cebolla y hambre...».

Dos visiones poéticas muy distintas, de algo tan simple como este producto de la tierra, con el que les proponemos la tradicional sopa.INGREDIENTES

4 cebollas grandes.

1 litro de caldo de pollo.

8 rebanadas de pan viejo.

200 gr. de queso rallado (manchego, p.e.).

1/2 vaso de vino de jerez.

1 huevo entero.

1 diente de ajo.

Una nuez de mantequilla.

Aceite de oliva.

PREPARACIÓN

Pelamos y cortamos las cebollas en una juliana fina y se ponen a pochar en una cazuela con un hilo de aceite y la mantequilla. Cuando empiece a caramelizarse la cebolla y coja color (unos 20 minutos), añadimos el vino y dejamos reducir durante 30 segundos y entonces se incorpora el caldo. Llevamos a ebullición, bajamos el fuego y dejamos cocer 10 minutos. Hecho esto, corregimos de sal, colocamos la preparación en cuatro cuencos de barro resistentes al horno. Untamos con el diente de ajo las rebanadas de pan y las colocamos sobre la sopa (2 en cada cuenco). Por cierto, hay quien prefiere tostar previamente el pan. Por encima ponemos abundante queso rallado y lo metemos al horno en función grill hasta que se funda el queso sobre el pan y adquiera todo un tono dorado. Delicioso y reparador.

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