Tassotti le rompe la nariz a Luis Enrique. Ese es mi primer recuerdo de verano. Tengo 7 años y en el bar Las Salinas de ... Mazarrón no ha sentado nada bien ese lance del juego. Un cliente tira el vino que se está tomando y se agarra a la barra como si fuera a caerse. Miro hacia atrás y no veo a nadie conocido. Yo lloro cuando pitan el final porque creo que es lo que un niño pequeño debe hacer cuando a su equipo lo echan de un mundial injustamente.
Los primeros recuerdos son como el primer beso y la primera ruptura. Los idealizas y los mantienes en la cabeza, en tu fortaleza inexpugnable. A veces, crees que has perdido la llave, pero hay un mecanismo, casi una suerte de automatismo, que te devuelve esa película olvidada.
El verano acaba de empezar para mí y llegan los granizaos de café en el porche de la casa de mis padres, en la parcela que compartimos con mis tíos, sobre el suelo que compró y regaló a sus hijas mi abuelo. Mientras los demás duermen pegajosas siestas en sus camas, oigo una gaviota a lo lejos. Me pregunto por qué el bar Las Salinas ahora es una urbanización y de qué manera consigue borrar el tiempo lo que ya no existe.
Me asusta perder la memoria, despertar un día y no recordar que en Mazarrón comenzaba y terminaba todo, que Las Salinas fue el escenario de mi primera página veraniega. Quizás la mejor manera de no olvidar es revivir, por eso vuelvo a contar que en 1994 Tassotti saltó en un córner, levantó el codo y le rompió de un golpe seco la nariz a Luis Enrique. Tengo 7 años y el silencio en el bar se ha roto porque una copa ha caído al suelo.
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