Niebla

El recital se aprovechó para homenajear a la peña flamenca de Alora, el pueblo malagueño de adopción de Antonia. Esta peña es de las más antiguas de Andalucía. De manera que fue un baño de cercanía emocional. Allí estaba el alcalde de la localidad, el presidente de la peña y un nutrido grupo de aficionados venidos a propósito. Y, por supuesto, todo presidido por nuestro alcalde, Pedro López Milán, que a continuación entregó también un reconocimiento a la Feria del Arroz de Calasparra en manos de su alcaldesa, quien se acordó del gran aficionado y radiofonista Pepe Castillo, que estaba entre el púbico, muy cerquita de mí, salvando la distancia de seguridad.

Ayer, durante el desayuno, coincido con el hijo del desaparecido galerista barcelonés Antonio Niebla. Con Niebla comenzó la época de los grandes carteles del festival, de la mano de Juan Francisco Pérez Avilés, cuando fue concejal de Cultura de este Ayuntamiento. La corporación, felizmente, está reconociendo a personas que hicieron mucho por el festival en su día. Uno de ellos Niebla, el propio Pérez Avilés o Juan Jiménez, por ejemplo.

El hijo de Niebla me reconoce en el desayuno y se acerca a saludarme. «Yo sé que a mi padre y a ti os gustaba tener buenas conversaciones», me dice. «Sí. Incluso le visité alguna vez en Barcelona», le digo. Y remato: «Lamenté mucho la muerte de tu padre. Pero sé que vivió intensamente».

Y comenta: «No importa, para él la muerte no era más que un paso más de la vida».

Lección mañanera. Amén.