Marina
FUERA DE CONTEXTO ·
MARTA FERRERO
Viernes, 23 de julio 2021, 20:14
Las columnas de verano deberían ser algo divertido, en realidad, excepto las que tratan de política. Ese debería ser el objetivo de las columnas de ... todas las estaciones: que por unos minutos te metas en la cabeza de la persona que lo escribe, la sigas a través de su lío mental de lecturas o pensamientos originales y termines sonriendo casi sin querer. Sin embargo, al menos hoy, la visita a mi cabeza no creo que les arranque una sonrisa, porque ha sido una semana muy difícil.
En una sociedad que vive de espaldas a la muerte a veces no apreciamos el valor de los pequeños rituales que nos ayudan a sobrellevarla. Lo que consuela recibir cientos de mensajes, llamadas y abrazos (virtuales y de los verdaderos), besos torpes con mascarilla, golpes en la espalda si eres hombre y abrazos bailados si eres una mujer. No sé si os habéis fijado, pero los hombres acompañan en el sentimiento con unas palmadas que te pueden descoyuntar y las mujeres te abrazan y se balancean, como si intentaran dormir a un niño. Seguro que tiene alguna explicación antropológica, pero yo no la conozco.
En los funerales, extrañamente, también hay risas. Y en el de mi hermana hubo muchas, porque ella tenía un sentido del humor imbatible, una capacidad de darle la vuelta a cualquier situación para verle el lado cómico y una mirada siempre esperanzada que desarmaba.
No soporto las metáforas bélicas y no voy a contaros que mis hermanas han sido «luchadoras», porque tendría entonces que pensar que las dos perdieron contra el cáncer y no, a ellas no les ha vencido ni nada ni nadie, sufrieron la enfermedad con una impresionante dignidad. Prometo que esta columna será algo fuera de contexto, frívolo y divertido. Pero será la semana que viene.
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