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Lo que nunca falla

CÉSAR GARCÍA GRANERO

Domingo, 2 de septiembre 2018, 09:06

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Una vieja frase dice que lo que no hagas de joven no lo vas a hacer de viejo. Y uno, al que empieza a grisearle el pelo, le salen manchas que le aterronan la piel y se empieza a cuestionar el sentido de la vida, señales de que ya no soy un crío -no se fíen de la foto de arriba-, se queda pensativo y cogitabundo con algunas experiencias. Hablo de la pasada semana, que estuve en Valverdón, un pueblo de Salamanca con cuatro casas, tres bares y un río que le da belleza y por lo tanto sentido; y al que bien se le podría aplicar aquello que cantaba Serrat: 'Por sus callejas de polvo y piedra, por no pasar, ni pasó la guerra, solo el olvido'. En uno de los bares, sin clientes ni nada parecido, me atendió una mujer mayor que veía la tele. Diálogo:

- Hola, qué tiene de tapa.

- Lo que ve.

- Bueno, es que no sé...

- Entonces, qué va a ser.

- Lo que vea, tortilla y pimien...

- ¿Tapa o ración?

Saltaba a la vista que a aquella mujer no le molestaba no tener clientes, sino tenerlos. En realidad, no parecía cansada de atender, sino algo más: cansada de vivir. No era antipatía, sino derrota. Así que salí del bar más triste que amoscado, pensando qué haría esa mujer allí, donde no quería estar , y qué circunstancias de la vida le habían agriado el carácter y ortigado los días.

Al salir le asaltaba a uno un pensamiento egoísta, pero inevitable: cuando sea mayor quiero acabar de todas las maneras menos así. Incluso le entraban ganas a uno de ponerse a dar saltos de alegría solo por demostrarse que al menos sigue un poco vivo.

Yo, que huyo de las frases de manual, esas que los tontos cuelgan en las redes, donde solo se muestra la cara A de la vida, esas del tipo 'Aprovecha el momento' o 'Todo es posible si te lo propones', sí puedo decir, con Oscar Wilde, que los placeres sencillos son el último refugio de los hombres complicados. Quiero decir que tampoco hace falta tanto, un libro, un vino, una peli..., para respirar aire puro y sentirse bien. En fin, espero que esta mujer, a quien le falla todo, descubra algún día que hay cosas que nunca fallan.

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