La verdad según Toquinho
El llenazo estaba justificado, el público supo apreciar lo que tenía delante: probablemente el más grande artista vivo de la generación dorada de la bossa nova
Anoten esta fecha porque ya es histórica: 25 de julio de 2019. Cartagena. Auditorio Parque Torres. 22.50 horas.
- Lo siento, no quedan entradas.
- Pero si soy un alfiler.
- Ya, pero ni así.
El llenazo estaba justificado. En unos minutos iba a hacer acto de presencia sobre el escenario Antônio Pecci, Toquinho, probablemente el más grande artista vivo de la generación dorada de la bossa nova. También el más completo: cantante, compositor y excelente guitarrista. Y cuando lo hizo, a solas con su guitarra y esa naturalidad propia de los enormes, el cielo se tiñó de color acuarela y el calor imperante tornó en tierna calidez.
Toquinho comenzó recordando y agradeciendo. Primero a Vinícius de Moraes, el gran letrista de la bossa; después a Baden Powell, de quien se marcó un sensacional homenaje a la guitarra y cerró el ciclo inicial, antes de dar paso a Javier Colina primero –tremenda improvisación instrumental conjunta- y a Sílvia Pérez Cruz después, con su inolvidable 'Aquarela'. Las palmas y el humo, el público supo apreciar lo que tenía delante, por más que el propio astro brasileño advirtió que se trataría de un concierto minimalista y desnudo.
Jornada del jueves en La Mar de Músicas
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Conciertos Toquinho, Sílvia Pérez Cruz y Javier Colina / Ana Moura / Maria de Medeiros & Legendary Tigerman / Gaye Su Akyol
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Lugar Auditorio Parque Torres / Patio CIM / Plaza del Ayuntamiento
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Calificaciones Exquisito / Bien / Notable / Bien
Sílvia y Colina protagonizaron el siguiente bloque. Se conocen como la cabeza al sombrero, no en vano ya grabaron su primer disco juntos hace más de diez años. Sorprendió la buena conjunción vocal entre ambos aunque, como siempre, es la voz de Sílvia, algo así como el delicado trino de un ruiseñor, la que hace levitar al espectador. Ya sea con la copla 'Ojos verdes' o en la versión jazz de 'The sounds of silence' de Simon & Garfunkel. Ovación, vuelta al ruedo y de nuevo paso a la historia con la presencia de Toquinho.
'Chega de saudade' («la canción que dio inicio a la bossa nova», afirmó el astro), la bellísima 'Eu sei que voy te amar' de Jobim y despedida con 'Garota de Ipanema'. Imposible no arrasar con semejante repertorio y semejantes intérpretes. Un apunte, en todo caso, sobre Sílvia Pérez Cruz. La de Palafrugell, con su voz tenue, maneja las melodías como gato al ratón, pero a veces se gusta tanto que su virtud se convierte en enemigo: abusa tanto de los vibratos y los requiebros vocales que brilla ella más que la canción, que a veces se resiente de falta de concreción. Una exquisitez, no obstante.
A continuación, Ana Moura ofreció un buen concierto de fado, con bases orientadas a una cierta comercialidad pop pero cantado al modo clásico y siempre guiado por la guitarra portuguesa. El público se fue marchando de a poco, pero más por el cansancio acumulado que por demérito de la buena cantante portuguesa. A la tarde, la turca Gaye Su Akyol demostró tener una propuesta atractiva, más de futuro que de presente. Tiene presencia y algunas canciones notables, pero todavía adolece de cierta escasez de un repertorio que pinta mejor cuanto más recientes son las composiciones. Una buena esperanza.
Por su parte, Maria de Medeiros demostró su magnético encanto personal en el CIM, bien acompañada por la banda de Legendary Tigerman. Rock and roll de fondo y canciones de películas cantadas en portugués, inglés, francés, alemán e italiano sin una voz espectacular pero sí seductora. El poema que leyó de Pessoa y el hecho de aceptar la invitación de Paco Martín cuando llevaba años sin cantar –el de Cartagena fue el estreno de esta nueva propuesta–, resultaron emocionantes. No cabía esperar mucho más y cumplió con creces, dejándonos para el recuerdo su estampa adorable.