Marta Nieto sobrecoge y encandila al público de San Javier con 'La infamia'
Festival de Teatro de San Javier ·
Marta Nieto: brutal en el escalofrío, brutal en cada lágrima, en cada aullido que le brota de lo más íntimo, brutal en el pánico que ... recorre sus labios. Brutal cuando se niega a colaborar con la injusticia, con la mentira, con los vendidos al poder, con los cobardes. La actriz murciana protagoniza 'La infamia', de la periodista mexicana Lydia Cacho -toda una vida defendiendo a ultranza los Derechos Humanos-, donde cuenta su experiencia de secuestro y horror. Suyo es también el libro 'Los demonios del Edén', de 2005, «un amplio estudio en el que denunciaba una red internacional de pedofilia y explotación sexual de niños y niñas, de entre cuatro y catorce años de edad, organizada desde Cancún por el empresario hotelero Jean Succar Kuri, que surtía de pornografía infantil a otros poderosos empresarios y políticos mexicanos y extranjeros». Se la jugó, y «a los pocos meses de la publicación, un dispositivo policial secuestró a la periodista frente a sus oficinas en Cancún. En ese momento arrancó un viaje en coche que duró más de veinticuatro horas en el que cruzó el país sufriendo continuas torturas y amenazas de muerte».
Así fue
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Obra 'La infamia'
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Autora Lydia Cacho
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Adaptación escénica Lydia Cacho y José Martret
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Dirección José Martret
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Intérprete Marta Nieto
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Espacio escénico Alessio Meloni
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Iluminación David Picazo
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Videoescena Emilio Valenzuela
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Operadora de cámara Alicia Aguirre
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Representación Auditorio Parque Almansa de San Javier, miércoles 17 de agosto de 2022. 52 Festival de Teatro, Música y Danza
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Calificación del espectáculo Muy bueno
'La infamia' cuenta lo vivido por la periodista, a la que da vida Marta Nieto desde la admiración y la entrega; te conmueve todo el tiempo y, a veces, es directamente un azote interno lo que te atraviesa. Vemos a una mujer indefensa, secuestrada, encerrada muerta de miedo en un coche -que ocupa imponente el centro del escenario-, con sus captores, camino del mar y todo parece indicar que también de una muerte segura. Como un animal salvaje, como castigo por su valentía, por su compromiso contra la injusticia, por haberse atrevido a denunciar los nombres de hombres poderosos que abusaban de niñas, pederastas incluso 'protegidos' por parte del poder político y policial; corruptos, también cómplices.
Cripta laica
Se mueve en el interior del vehículo como si este fuese una especie de jaula, de cripta laica, de caja de música envenenada, de irrespirable isla sin costa en la que cada segundo se hace eterno. Está encerrada, sola, le hacen creer que sin futuro, temblorosa, frágil por el cansancio, por la humillación, pero nunca derrotada: tiene una dignidad y un coraje extraordinarios. Todo esto lo apreciamos con una intensidad de fuego gracias a la interpretación maestra de la protagonista de películas como 'Madre' y 'Tres' (2022), que eleva muy alto un más que interesante montaje de teatro documental muy bien dirigido por José Martret, y que a pesar de toda la tristeza que encierra aterrizó como una bendición en San Javier, cuyo público siguió toda la representación en un silencio atroz.
Mientras puede seguir cada paso y cada gesto de Marta Nieto, también a través de una gran pantalla de cine a tiempo real en la que se duplicaba la acción mediante las imágenes ofrecidas por la cámara que en todo momento la seguía -un recurso aquí muy bien integrado y cuyo empleo en directores como Simon Stone, por ejemplo en su 'Medea' para la compañía Internationaal Theater Amsterdam, cosecha resultados prodigiosos-, el público la siente respirar pegada a él.
Marta Nieto atrapa desde el primer momento en que aparece en escena. Da igual lo que haga: llorar, rebelarse, suplicar, desmoronarse, ponerse puntualmente histérica, sacar fuerzas de donde ya no quedan, consolarse a sí misma a través de los recuerdos impagables del cariño y las alegrías de familiares y amigos.
Y se se aferra a su firme creencia en el valor de su trabajo como periodista y defensora de los Derechos Humanos, como si esta fe en la importancia de situarse del lado de los débiles, los maltratados, los excluidos, las mujeres violadas, asesinadas... tuviera el poder de hacerla regresar viva a casa, como si fuesen las manos que acarician de todos aquellos a los que ama.
Se deja la piel poniéndole alma a un monólogo doloroso, por real y por tanto sufrimiento de las víctimas como nos llega en forma de eco difícil de obviar. El Auditorio del Parque Almansa se convirtió en un 'camposanto' contemporáneo donde se iban acumulando millares de sueños de infancia rotos, los miedos a la crueldad de tanto delincuente suelto, la pena y la incomprensión por tanta violencia como queda impune, y una poderosa sensación de vértigo.
Marta Nieto -vestida con un vaquero y una camisa roja-, logra hacer carne una historia que va calando en el espectador como una lluvia fina que, al final, da paso a un rayo de esperanza: a veces se hace justicia. Y eso reconforta.
Miradas
Lydia Cacho escribió un texto necesario, inagotable, cargado de una humanidad que sobrecoge y te golpea, por igual, estómago y cerebro. Un disparo, una flecha de hielo. Y el montaje que recoge su traslación a escena, técnicamente impecable, es un zarpazo, y rotundo y sencillo.
En un momento del espectáculo, a cuya calidad contribuyen, y mucho, la escenografía de Alessio Meloni y la iluminación de David Picazo, la protagonista recuerda unas palabras de su abuelo cuando la muerte ya llegaba: 'Morir no es tan malo si has tenido una vida intensa'. El modo en que lo cuenta Marta Nieto, la expresión de su rostro, la verdad que encierra su emoción, su incomprensión...; imposible dejar de mirarla ni por un instante. Nadie pudo hacerlo, empezando por la propia Lydia Cacho, que asistió a la representación en San Javier y se abrazó finalmente a Marta Nieto, bajo una tormenta de aplausos y ¡bravos!, en el escenario.
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