Ramón Fontserè (en el centro de la imagen) durante la función.
Director y actor de Els Joglars | Premio del Festival de San Javier

Ramón Fontserè: «El teatro tiene que desvelar una realidad insospechada que el público, por miedo, pereza o complejo, no se atreve a decir»

PILAR MARTÍNEZ MAÑOGIL

Viernes, 5 de agosto 2022, 04:09

La compañía de teatro catalana Els Joglars es una eminencia; prácticamente una institución. Un ente con personalidad propia que nunca ha abandonado su filosofía crítica a pesar de los años, 61 para ser exactos. Una trayectoria envidiable que el Festival de Teatro de San Javier ha reconocido al entregarles el premio de esta 52 edición, que recogerán en persona el próximo 10 de agosto cuando representen '¡Que salga Aristófanes!'.

Publicidad

–¿Cómo ha recibido la compañía este reconocimiento del festival?

–Estamos muy agradecidos, satisfechos y contentos de que el Festival de Teatro de San Javier nos otorgue este galardón, sobre todo, después de que sea un sitio que es prácticamente como nuestra casa porque llevamos actuando en él desde hace años.

–¿Recuerda su primera actuación?

–Sí. Recuerdo que aterrizamos en el Aeropuerto de San Javier y también el Parque Almansa, que es un sitio especial y singular con esa forma de circo romano. No recuerdo el espectáculo pero sí las gradas llenas y el público cercano. También la cordialidad que proporciona estar rodeado de público –que es un empujón de cara a la actuación–. También recuerdo el calor, ahora ya estamos acostumbrados, pero sí que era uno de esos espacios que con los focos y la temperatura te hacía sudar, pero esto no es importante. Pero sobre todo recuerdo esa sensación de estar arropado y envuelto por el público que siempre está lleno. Es magnífica la asistencia e impacto que tiene este festival.

  • Cuándo jueves11 de agosto22.30 h

  • Dónde y cuánto Auditorio Parque Almansa. 18/22 €

  • Intérpretes Ramón Fontserè, Pilar Sáenz, Dolors Tuneu, Xevi Vilà, Alberto Castrillo-Ferrer, Angelo Crotti

  • Dirección de escena Alberto Castrillo-Ferrer

  • Asesora artística Martina Cabanas

  • Diseño de iluminación Bernat Jansà

  • Diseño de vestuario Pilar Sáenz

  • Diseño sonido David Angul

  • Dirección técnica Pere Llacho

  • Técnicos en gira Pere Llach, Roger Vila y Carlos Atienza

  • Escenografía Anna Tusell

  • Sombrerería Nina Pawlowsky

  • Atrezzo Pere Llach y Gerard Maso

  • Confección vestuario Mª Àngels Pladevall, I.T.A.

  • Producción ejecutiva Montserrat Arcarons

  • Distribución Els Joglars

–¿Cuántas veces han actuado en San Javier?

–Siete u ocho veces y si alguna vez no los hemos hecho es porque el tipo de espectáculo era complicado de hacer al aire libre.

–¿Guarda alguna anécdota en su memoria?

–Me acuerdo que a veces el público se quedaba de pie entre el escenario y las gradas allí haciendo tertulia, hablando de la obra mientras nosotros recogíamos el atrezzo. Eso de hacer tertulia es algo que se hacía antes. En los años 80 y 90 todavía había gente delante del teatro discutiendo la jugada y había gente que estaba en favor y otra, en contra. Ahora muchas veces cuando sales ya no hay nadie porque todo el mundo se ha marchado. Pero esto sí ocurre en San Javier, supongo que es porque la noche es agradable.

Publicidad

–En esta edición vienen con su espectáculo '¡Que salga Aristófanes!', una obra crítica donde reinterpretan este clásico. ¿Cuál es el mensaje?

–Nos inspiramos en Aristófanes porque es un modelo de libertad frente a esta sociedad cada vez más repleta de tabús intocables. Además, no hay nada más eficaz e imaginativo que inspirarte en la realidad y una de las cosas que nos gusta de Aristófanes es que gracias a él podemos conocer perfectamente la tendencias, costumbres y prácticas de la sociedad de Atenas del siglo IV. Este es uno de los mayores elogios que se le puede hacer, aparte de la genialidad, habilidad y el talento para la comedia.

–¿Hay similitudes entre Els Joglars y Aristófanes?

–Els Joglars y Albert Boadella también han sido capaces de retratar la sociedad a través de la historia y de los años. Cada espectáculo puede ser un referente de por donde iban los tiros en esas épocas y eso también lo hace Aristófanes. Pero estos genios también son capaces de predecir y augurar cosas que luego pasan. Este espectáculo yo creo que resume un poco el tramo actual de estos años que estamos viviendo y esta es una de las funciones del teatro. Esto ya lo decía Shakespeare en 'Hamlet' cuando llegan los cómicos al Castillo de Elsinor y Hamlet le dice a Apolonio «trátalos bien que no les falte de nada porque son el compendio y breve crónica de los tiempos».

Publicidad

–¿Cómo se han enfrentado a 60 años de carrera?

–Con mucha pasión, ilusión y trabajo. Nada viene por ciencia infusa. Uno de los hechos diferenciales, se puede decir así, ha sido el empeño en que el tiempo, transcurrido desde el primer día de ensayo hasta el primer día de estreno, siempre ha sido el mayor posible para que todo este esfuerzo de meses de concentración, trabajo, juego e ilusión se pueda ir macerando y perfeccionando hasta que el espectáculo salga de una manera muy sólida sin que haya ningún cabo sin atar. La idea es que el plato se sirva de una manera bien cocinada como los artesanos, es decir, con paciencia, con tenacidad, sin prisa pero sin pausa. Creo que estos 60 años, los hemos sabido torear de esta manera porque, a pesar de que hemos tenido también tramos difíciles, siempre que se ha cerrado una puerta se han abierto otras. Hay que ser valiente y aceptar que vengan mal dadas pero sin dejar de hacer lo que éticamente y estéticamente es esta compañía. Pero nunca ha faltado esta obsesión por la cosa artesanal, por el trabajo bien hecho, por el tiempo. En arte el tiempo es muy importante, al igual que las cosas se hagan siempre intentando la perfección, que es imposible pero como mínimo intentando asemejarse un poco.

–Antes de usted hubo otros directores, ¿ha trabajado con ellos?

–Yo siempre he trabajado con Albert Boadella que es el fundador. Si hemos llegado aquí a San Javier a que nos den este premio, es gracias a que él fundó Els Joglars con 18 años en el 61. Él es mi maestro y referente. Siempre he trabajado con él de una manera magnífica. Él fue el que impulsó y es el que ha sabido de alguna manera sacar lo que a mí me gusta que es jugar al teatro y me ha hecho pasar unos años con sus espectáculos maravillosos. Espero algún día estar otra vez bajo sus órdenes.

Publicidad

–¿Cómo se dirige una compañía como Els Joglars?

–Todo surgió porque Albert se dedicó a hacer unas composiciones de unas obras líricas, él siempre dice que la música ha aprendido más de Beethoven que de Shakespeare. Así que se dedicó a eso y a mí me pasó el testigo. Llevo 10 años de director, ha sido más trabajo y más frentes que afrontar pero junto con mis compañeros, que nos conocemos de mucho tiempo, ha sido llevadero.

–¿A qué retos se enfrenta un director?

–El director tiene que pensar en todo: vestuario, luz, espacio sonoro, interpretación de los personajes y yo además tengo que actuar pero he tenido ayudantes de dirección fantásticos y a profesionales que no hay nada que decirles porque ya saben. La ventaja de que lleves muchos años, es que tus colegas de otros campos conocen ya tu estilo y la confianza es absoluta.

Publicidad

–Su esencia crítica siempre les ha complicado actuar en Cataluña. ¿Le gustaría tener más facilidades?

–Atacar al nacionalismo tiene sus contrapartidas, y sí nos gustaría pero si no es así, nosotros somos una pequeña tienda. Donde tenemos público abrimos y si no, nos vamos a otro sitio. Se cierran unas puertas pero se abren otras. El último espectáculo que hicimos era una sátira contra Punset que estuvo dos semanas en Barcelona y el público fue fantástico. Fue una experiencia magnífica y fue todo muy bien. Son pequeños pasos porque aquí estamos y aún no estamos derrotados, ni vencidos. Seguimos cabalgando.

–¿Ha notado algún cambio en este aspecto?

–'Señor Ruiseñor' era una catarsis y la gente nos solicitaba y decían que ya era hora de que se tratara este tema del delirio de Punset de manera humorística. El humor es una cosa que se acerca a la verdad. El teatro tiene que desvelar –eso lo decía Albert– una realidad insospechada que el público muchas veces por pereza, miedo o complejo no se atreve a decirla y por lo tanto cuando ve una cosa sobre el escenario que coincide con lo que piensa de manera íntima sufre una catarsis. Se produce un desahogo, como una cosa higiénica. Un «menos mal que hay alguien que se atreve a decir lo que pensamos pero por esas circunstancias no decimos». Cosa que también ocurre con este último espectáculo, el público agradece que se toquen estos temas. Va en el ADN de los cómicos poner en solfa los tabúes de la sociedad con el máximo ingenio, belleza y malicia. Esta es una de las funciones del teatro y de los cómicos. Aristófanes ya en en el siglo IV ponía sobre el escenario todos esos elementos y por eso tenía tanto éxito, porque para el público era como un desahogo. Era la catarsis. El ponerte a reír de una forma civilizada de los problemas y tabúes de la sociedad impuestos por los poderosos.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Prueba LA VERDAD+: Un mes gratis

Publicidad