David Martínez: «El espectador volverá a viajar por la historia del teatro»
Más de medio siglo después de que el teatro fijara en San Javier uno de sus escenarios más fieles, se pone en marcha la maquinaria del Festival, que en 2019 –última fecha con referencia de 'normalidad'– atrajo a más de 20.000 espectadores.
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Medio centenar de profesionales se ponen en marcha bajo la dirección de David Martínez, quien ha elegido un nuevo viaje por la historia del teatro, desde los clásicos grecolatinos al teatro social contemporáneo.
–Nada menos que 52 años para un festival que renace cada verano, ¿cómo se mantiene el interés del público año tras año?
–Se ha convertido en toda una tradición. Llega agosto y se genera casi la necesidad de acudir al festival de teatro. Al escaparate donde disfrutar de una programación variada y de gran calidad, difícil de disfrutar en espacios escénicos ajenos a los de un festival de verano como el nuestro. Grandes estrenos de otros festivales hermanos como el de Mérida o Grec Festival de Barcelona... Lo mejor del panorama internacional. El propio auditorio, que nos recuerda a la antigua Grecia, la noche veraniega, las estrellas... Hablamos, pues, casi de un rito sagrado al que se entregan nuestras almas empujadas por sus raíces grecolatinas.
–¿Diría que el teatro tiene mejor salud que nunca?
–A pesar del parón de la pandemia, vivimos una etapa de florecimiento artístico que alcanza gran protagonismo en las artes escénicas. Se ha multiplicado la oferta y el público acude a su encuentro ávido de emociones. Es maravilloso refugiarse en la cultura para sanar nuestras almas después de tanto dolor y sufrimiento. El teatro nos entretiene, pero también nos enfrenta a la propia naturaleza humana. Situaciones concretas en un lugar concreto. En palabras de Brook, un microscopio que nos permite acercarnos a la realidad y profundizar en ella como en ningún otro sitio. El teatro ha sobrevivido, afortunadamente, al cine, la televisión e internet. El teatro es eterno.
–El mismo festival durante más de medio siglo, pero con el reto de ser diferente en cada edición. ¿Cómo definiría el espíritu del festival este año?
–Ecléctico, fundamentalmente. Pretendemos que nuestro espectador viaje a lo largo de su programación por la historia del teatro. Que se deje abrazar por Talía y se divierta, pero también por Melpómene y sienta la tragedia grecolatina. De lo mejor del teatro clásico a lo mejor del contemporáneo. Nuevos dramaturgos, nuevos directores, Stefano Massini, Sergio Peris-Mencheta, sin olvidar a los clásicos, Plauto, Shakespeare. Compañías míticas como Els Joglars. En suma, una programación audaz y heterogénea que también arriesga con espectáculos como 'Tocororo', 'Fairfly' o 'La Infamia'. El 52 San Javier Fest promete no dejarnos indiferentes. De ello se encargarán Carlos Sobera, Marta Nieto, Ron Lalá, Andrés Lima, Pep Anton, entre muchos otros.
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–¿Es el festival de la normalidad tras la pandemia? ¿En qué se notará?
–Afortunadamente. Lo notaremos en más noches de espectáculo con aforos completos y sin estrictas limitaciones de seguridad. Recuperamos el espacio escénico del Centro Cultural de Santiago de la Ribera, la calle.
–Sobre el escenario habrá reivindicación social, humor, existencialismo, ¿qué predominará más en el contenido teatral?
–Espectáculos con un contenido de impacto social que ayuden a concienciar a la población sobre los problemas y los retos a los que nos enfrentamos actualmente. Este año, por ejemplo, se representa el espectáculo de danza 'Tocororo' (5 de agosto), una fábula cubana dirigida por Carlos Acosta que busca sensibilizar sobre temas sociales como las migraciones y la violencia urbana, así como las dificultades a las que se enfrentan aquellos que salen de su tierra buscando un futuro mejor.
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También está en su cartel 'Ladies Football Club' (15 de agosto), una obra dirigida por Sergio Peris-Mencheta sobre los primeros equipos de fútbol femeninos que surgieron durante la I Guerra Mundial en Inglaterra, algunos de ellos de las fábricas de armamento británicas y de textil en las que sus jugadoras trabajaban mientras los hombres estaban en el frente. Y de la revolución social que todo ello generó.
A estas se añade 'La Infamia' (17 de agosto), dirigida por José Martret. La historia de Lydia Cacho, periodista y activista mexicana, que fue secuestrada y torturada por la policía del país en 2005 por publicar un libro en el que denunciaba una red de pederastia en la que estaban implicados empresarios y políticos de renombre.
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–Si hay algo que el público busca en este momento es la risa, ¿dónde la encontrarán en agosto en San Javier?
–En un racimo de obras entre las que destacan 'Villa y Marte', de Ron Lalá; 'Miles Gloriosus', de Plauto, dirigida por Pep Antón; o 'Noche de Reyes', de William Shakespeare, dirigida por Helena Pimenta. Tres comedias imperdibles para disfrutar y no pasar por alto. Bendecidas por la diosa Talía.
–¿El programa sigue fiel a su tradicional vocación de ofrecer montajes de las principales épocas teatrales de la historia?
–Es casi una obligación para este festival. Nuestros abonados han de vivir una experiencia total en cuanto a programación teatral se refiere. Una experiencia lo más completa posible.
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–Habrá un reecuentro con nombres del teatro ligados a su historia, como Els Joglars, Sergio Peris-Mencheta, Helena Pimenta o Andrés Lima, ¿qué aportan al bagaje del Festival?
–Aportan calidad y seguridad. Son nombres ligados al buen hacer teatral, con poco riesgo de fracaso aunque sus espectáculos sean arriesgados. No es fácil, por ejemplo, llevar un Shakespeare a las tablas y que conecte por el público, pero la maestría de Helena Pimenta lo consigue.
–En la diversidad del teatro contemporáneo, ¿qué criterio aplica para la selección de San Javier?
–La búsqueda de vanguardia, romper con los esquemas del pasado para ofrecer algo nuevo y único. Textos actuales que nos hablan de situaciones cercanas en el tiempo. Innovadoras puestas en escena. Directores jóvenes que nos brindan la oportunidad de ver espectáculos apartados de lo más estandarizado.
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Teatro más natural que aborda temas de la época moderna y presenta personajes más ordinarios y relacionados con la audiencia, involucrando todo tipo de texto, objetos, música, vestuario, iluminación, imagen, sonido, escenarios y expresión vocal.
–La danza se ha convertido en un pequeño diamante dentro del collar de espectáculos, ¿qué papel juega en la programación de este año?
–Mimamos la danza desde hace al menos un lustro. Hemos dejado de trabajar con ballets rusos en giras de verano y hemos apostado por la mejor danza contemporánea. Espectáculos imposibles de ver en otras plazas, especialmente por su coste, que llegan a San Javier fruto de la colaboración que existe entre nuestro festival y otros festivales de verano como el de Sagunto. Si 'Tocororo' forma parte de nuestra programación, también lo hace de aquel festival. Buscamos economías de escala y abaratar costes. De hecho, este espectáculo de danza es el más caro de entre los 15 programados este mes de agosto.
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–Dos apuestas seguras en el plano musical, Ariel Rot y Kiko Veneno.
–El dúo lleva el exitoso formato televisivo de 'Un país para escucharlo' al directo, realizando un 'show' diferente en cada ciudad en su nueva gira. Objetivo, celebrar la vida, la música y la amistad. Con un show lleno de sorpresas, artistas invitados... Un acontecimiento de la cultura, con 'sold out' asegurado. Esta gira es un homenaje al programa de TVE 'Un país para escucharlo', presentado por Rot durante tres temporadas, en las que recorrió toda España para conocer los lugares de origen de los músicos que participaron en cada capítulo, el primero de ellos protagonizado por Veneno, con quien el cantante argentino concibió esta gira antes de la pandemia.
–Vuelven este año los espectáculos de calle, ¿qué aceptación suelen tener entre el público?
–Cada vez mayor. Son centenares las personas que acuden a ellos. La especialización de éstos en el circo contemporáneo atrae a espectadores ávidos de la magia de ver, por ejemplo, la plaza de España convertida en una auténtica pista de circo, o un imponente pasacalles por el paseo Colón de Santiago de la Ribera. En 2019 fueron casi 5.000 las almas que vivieron nuestro festival en la calle.
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–Si llegara un ser de otro planeta, bajara de la nave espacial y le preguntara por qué en la Tierra seguimos haciendo teatro, ¿a cuál de todas las funciones le llevaría?
–Posiblemente a 'Ladies Football Club'. Y, ¿por qué hacemos teatro? Respondería, sin dudar que fomenta la creatividad, aumenta la empatía, desarrolla las habilidades psicomotrices, mejora la agilidad mental, ayuda a reflexionar sobre la forma de comunicación, mejora el desarrollo personal, requiere orden y compromiso, descubre un nuevo entorno y, fundamentalmente, porque es una fuente de emociones.
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