Una espectacular coreografía de 'Carmina Burana' desata una gran ovación en San Javier
Crítica ·
Toda la razón tenía Carlus Padrissa, uno de los fundadores-alma de La Fura dels Baus, cuando me aseguró que 'Carmina Burana' es «como la ... primavera, que siempre es bienvenida». Padrissa, que ha ido cuajando una carrera de éxitos internacionales como escenógrafo y director de escena de óperas, siempre bajo el paragüas de La Fura, firmó en 2009 la puesta en escena de la teatralización de la cantata de Carl Orff 'Carmina Burana', una versión furera de un título clave del siglo XX que ha arrasado entre espectadores de tres continentes, y que, sin duda, sigue siendo hoy el más popular de los éxitos de la compañía catalana al ser su espectáculo más representado y que más giras ha conocido.
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Este espectáculo de Padrissa, con música en directo y más de 50 artistas en escena, ofrece al público una trepidante experiencia a través de impactantes escenas, efectos especiales e incluso fragancias. Uno de sus elementos escenógraficos se convirtió en todo un icono: un cilindro de ocho metros de diámetro que envuelve literalmente a los músicos mientras que las imágenes proyectadas sobre el mismo ilustran la obra de principio a fin: una luna gigante, el deshielo, un éxtasis floral, una vendimia en directo, las tabernas, cantantes colgados de grúas y sumergidos en vino, agua y fuego...
Pues bien, creo que a Carlus Padrissa le habría encantado asistir en la noche del martes, en el Auditorio Parque Almansa de San Javier, a la representación en formato ballet que de 'Carmina Burana' ofreció la compañía de danza húngara Szeged Contemporary Dance Company, con coreografía magnífica de Tamás Juronics. El corazón: excitado. La mirada: petrificada, feliz, como resucitada. Las emociones: aceleradas, vivas, atravesando la epidermis, empujando al cerebro hacia la consecución del deseo de que quede refugiada e nuestra memoria tanta belleza.
Así fue:
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Danza. 'Carmina Burana'.
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Compañía. Szeged Contemporary Dance Company.
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Coreografía, dirección. Tamás Juronics, András Pataki.
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La representación. 53 Festival de San Javier, 22 de agosto de 2023.
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Calificación: Excelente.
En escena, seis bailarinas y seis bailarines en estado gracia -potencia física, implicación emocional-, derrochando complicidad entre ellos y un altísimo grado de perfección, tanto en sus movimientos más calmados, de una elegancia explosiva y de una precisa y plástica compenetración de conjunto, como en aquellos que tendían más a la acrobacia, al riesgo, la festividad circense. Sobre un escenario desnudo, inundado el suelo de virutas de esponja y con los bailarines descalzos, la cantata catártica Carl Orff se representó -grabada-, entre el alucine colectivo y un calor de incendio.
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Humanoides
El propio Tamás Juronics, que en San Javier encarnó, de miedo, a la muerte, explica así el argumento de su coreografía: «Nos adentramos en la vida llena de rituales de una comunidad bárbara de humanoides intentado resurgir de una existencia en las ruinas de una civilización, luchando por sobrevivir, luchando con sus miedos, intentando vivir a través de todas las cosas que les manda el destino». Una historia en la que se funden amor, amistad, decepción, destino, miedos, ternura, nefastas sombras.
Los doce bailarines que dan vida a la exigente coreografía de Tamás Juronics bordan su trabajo
Una 'Carmina Burana' que, también, es un homenaje a los zancudos y los títeres de cachiporra, desarrollada con sencilla minuciosidad y acierto con el apoyo de hermosos efectos ópticos logrados mediante milagrosas telas en movimiento; una representación que incluye también un guiño a la magia con una desaparición mágica, y que se consume en un vuelo que arrasa, divierte, enamora y convence de pies a cabeza. La ovación fue, muy merecidamente, clamorosa.
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