Cuéntanos otra vez tu historia con Aquiles, Rubén de Eguía

Tenemos ahora un texto bellísimo de Alberto Conejero, 'En mitad de tanto fuego'; un solo actor en escena, Rubén de Eguía; ni música ni ningún otro elemento sonoro, ni tampoco escenografía alguna; una iluminación íntima de Xavier Alberti y Toni Ubach, y una dirección de Xavier Alberti que lo apuesta todo al texto y al intérprete. ¿Y bien? Pues que sobre el escenario desnudo del Centro Cultural de La Ribera -se espera que en enero de 2024 el recién inaugurado Teatro de Invierno tenga ya una adecuada dotación técnica y pueda contar con programación-, se produjo la maravilla.

Un hombre solo, Patroclo, el camarada, el amante de Aquiles, vestido con un vaquero y una camiseta de algodón, y apenas sin moverse frente al público, recrea la historia de 'La 'Ilíada' con una maestría, una pasión siempre contenida y una magia que se apodera de todo el recinto, que su escucha adquiere la categoría de acontecimiento: por la emoción, por la poesía, por el dolor que sientes por los muertos caídos en todas las batallas, por la rabia que sientes por el mismo motivo, por la compasión que te provocan quienes lloran sus pérdidas, por la gratitud hacia quienes sanan a los heridos, acompañan a los moribundos, se niegan al derramamiento de sangre, rezan por el descanso de todos los muertos, sean quienes sean todos los muertos...

Patroclo habla aquí de Troya para hacerlo de Aquiles, y traer desde los tiempos remotos una historia de amor más allá de la muerte. Una historia de complicidades, deseo, temores, sexo descrito con una poética de fuego, dioses, seres mitológicos, inocentes sacrificados...; siempre hay un honor que vengar que traerá de nuevo la desgracia sobre la Tierra. Y también siempre habrá dos amantes entre la oscuridad que sostengan el equilibrio del mundo con sus besos.

Conejero ha escrito un oratorio para ser también leído degustándolo, un monólogo al que se suman voces del presente surgidas de todas las tragedias contemporáneas; un texto que es un clamor de razones contra la locura de la guerra, una reflexión sobre el peligro que encierra que se desborden coléricas palabras como 'gloria' y 'patria'.

'En mitad de tanto fuego' contiene textos que servirían para enriquecer el 'Réquiem de guerra, Op. 66' de Benjamin Britten. Pero las palabras adquieren un sentido sagrado en esta función porque Rubén de Eguía no las comparte sólo a través de su voz y del perfecto manejo de su rostro -un mapa sobre el que ir observando los fuegos y las cenizas que van agrietando las almas-, sino desde su corazón no en pie de guerra, sino en constante pie de amor.

No es la primera vez que este actor deja constancia de su buen hacer en San Javier; de hecho, en agosto pasado clausuró el festival formando parte del elenco de 'Paraíso perdido', un gozoso espectáculo, basado en el poema épico del poema publicado por John Milton en 1667 y dirigido por Andrés Lima, en el que él y Lucía Juárez daban vida a unos encantadores Adán y Eva de imponente presencia, desnudos en escena y cargados de inocencia y de preguntas que no obtienen respuesta.