El actor murciano Javier Ariano posa con su mascota. JAVIER CARRIÓN / AGM

«Cuando volví a Murcia me reconcilié con la ciudad»

Estío a la murciana ·

«Ahora quiero volver todo el tiempo», dice el actor murciano Javier Ariano, protagonista de 'West Side Story', musical con el que ha recorrido media España

Sábado, 29 de agosto 2020, 18:37

Le gusta el helado de turrón, los veranos en la playa y los amigos. Ellos, dice, son su gran apoyo; uno de sus «refugios». Vive ... en Madrid, pero para este septiembre planea 'acampar' en una casita de madera que se está construyendo en un terreno familiar. Durante dos años ha sido Tony, el protagonista de 'West Side Story', musical con el que ha recorrido media España. Sonríe. «Sigo siendo igual que cuando era niño», afirma el actor Javier Ariano (Murcia, 1992).

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–¿A usted, dónde le pilló el parón?

–En el tren, de viaje a Cádiz con los compañeros de 'West Side Story'. Ya estaban cerrando algunos teatros y temíamos que al llegar también hubieran cerrado el Falla, y así fue.

–¿Qué sintió?

–Mucha incertidumbre. Todavía teníamos por delante dos meses de funciones, pero veíamos cómo nos quedábamos a la deriva sin saber qué iba a pasar con la producción; si el parón iba a durar una semana o un mes. En ese momento teníamos la esperanza de retomar la función y despedirnos de ella, porque, después de dos años, siempre hace ilusión poder despedirte del montaje. Pero la realidad es que los teatros siguen cerrados.

–¿Y ahora?

–Este es un año complicado. Para cuando terminara 'West Side Story' muchos teníamos trabajo ya en otras producciones que se iban a hacer, pero que ahora se han cancelado o se han pospuesto para la temporada que viene. En mi caso, tengo sentimientos encontrados: por una parte agradezco tener un verano para poder disfrutar de mi gente y de mis amigos después de muchos trabajando, pero por otro, echo de menos estar sobre el escenario.

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«He sido siempre muy tímido, y me ha costado arrancarme. Me ayudaba pensar que quien cantaba era un personaje y no yo»

–¿Qué es lo primero que hizo cuando volvió a Murcia?

–¡Ir a comerme una marinera y ver a mi familia! [Ríe] Estoy intentando desconectar, reflexionar en todo esto que nos está pasando y coger mucha energía, porque en algún momento tendremos que volver.

–¿Qué no se ha parado?

–El arte. Durante el confinamiento muchos hemos participado en proyectos que se han ido realizando en redes sociales. Saber que el arte sigue, y que a la gente le sigue interesando, nos mantiene un poco animados.

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–¿Qué le genera inquietud?

–Qué pasará con la sociedad después de todo esto y cómo se van a integrar todas las nuevas normas con las que estamos conviviendo, que creo que van a hacer un poco de mella en nuestra forma de relacionarnos.

–¿Siempre quiso ser actor?

–De pequeño decía que quería ser cantante, era como el primer camino que descubrí del arte. Todos mis amigos querían ser futbolistas o bomberos, y se reían de mí, pero, mira, al final uno sigue adelante con sus sueños y los logra.

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–¿Cuándo apostó por la interpretación?

–He sido siempre muy tímido, y me ha costado arrancarme. Me ayudaba pensar que quien cantaba era un personaje y no yo. Con 14 años, fui a Madrid a ver el musical 'Hoy no me puedo levantar' con el colegio. Aquello me removió y me llenó de emoción, y fue entonces cuando tomé la decisión de dedicarme a esta profesión.

–¿Qué no ha perdido de su etapa de niño?

–Sigo siendo igual. Físicamente, he crecido, pero por dentro no he dejado de ser niño. Me gusta mucho divertirme, y en concreto, con mis primos pequeños me llevo súper bien porque hago las mismas tonterías que ellos.

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–¿A qué dedica su tiempo de ocio?

–Estos dos años, con el musical, han sido muy exigentes. El 100% de mi energía se volcaba en estar preparado para la función. El tiempo libre lo he pasado descansando y disfrutando de mis amigos, que para mí son un gran apoyo.

–¿En Madrid ha encontrado buenas amistades?

–La verdad es que sí, y creo que es algo muy importante cuando vas a una ciudad que no es la tuya. Yo tuve la suerte de que mi grupo de amigos más íntimos, con los que estudiaba en la Escuela Superior de Arte Dramático, también decidieron viajar a Madrid al mismo tiempo que yo. Convivir con ellos ha hecho que la ciudad fuera más mía y que no me sintiera tan perdido. Esos amigos se han quedado y también hay muchos nuevos que se quedarán.

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–¿Qué no imaginó?

–Hacer 'West Side Story' es algo que nunca imaginé, pero tampoco pensé en vivir tanto tiempo alejado de mi familia. Sabía que viajaría y que tendría que salir para trabajar, pero no que podría hacer una vida aparte. Cuando volví en noviembre [para el estreno de 'West Side Story' en Murcia] me reencontré con muchas personas que formaban parte de mi vida y que creía que habían quedado lejos. De algún modo, me reconcilié mucho con la ciudad, y ahora quiero volver todo el tiempo.

Ideas claras

–¿Qué ha aprendido?

–Que todos tenemos opción si estamos dispuestos a sacrificar otras cosas. Yo he tenido que sacrificar muchísimo: momentos duros en mi familia en los que no he podido estar, celebraciones, estar lejos de la gente que quieres... Cuando llegas a un lugar nuevo tienes que tener las ideas muy claras, estar abierto a aprender y a relacionarte con todo el mundo. En Madrid, la sociedad es muy salvaje, la gente está todo el tiempo a flor de piel. Yo comencé trabajando como camarero. No conocía a nadie. Recuerdo que llegué a un local que me gustó y le pregunté al encargado qué tenía que hacer para trabajar allí. A veces pensamos que tenemos que ir todo el rato como pidiendo perdón o disculpas, cuando en realidad es la decisión la que te permite lograr tus objetivos.

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–¿Cuál es su refugio?

–Donde estoy, en la playa de Los Urrutias. Toda esta zona del Mar Menor está sufriendo muchísimo, pero es aquí donde tengo a mis amigos de toda la vida. Cuando vuelvo me doy cuenta de que aunque nosotros hayamos cambiado este lugar sigue intacto. Me conecta con mi infancia, con toda la libertad que tenía en ese momento y con lo que fui.

–¿Qué hace para alejar los problemas?

–Intento pensar en positivo. Cuando uno tiene una meta, cada paso que da, es un escalón para llegar a ese objetivo.

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–¿De qué lugar volvió maravillado?

–El mejor viaje que he hecho y que más me ha inspirado ha sido el Camino de Santiago. Lo recomiendo absolutamente a todo el mundo. A mí me ayudó a reflexionar muchísimo.

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–¿Qué ruta hizo?

–Salimos de Tui, en la frontera con Portugal. Fueron ocho o nueve días de camino durmiendo en una tienda de campaña. Fui con mi prima, ninguno de los dos había acampado antes y cuando apagábamos la luz era una locura... Buscábamos en Google, qué animales había por la zona, y había de todo [ríe].

–¿Qué no entiende?

–La injusticia, ni a la gente que no es capaz de ponerse en el lugar del otro.

–¿Lo que sucede es fruto del azar o del destino?

–Yo soy mucho de destino. Para mí, lo que nos sucede está escrito, aunque creo que tú también puedes mover piezas en ese camino.

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–¿Qué ha sido gratificante?

–Poder vivir tantos años de mi trabajo. En España, solo el 8% de los actores vive de la profesión.

–¿Cuál es su gran virtud?

–Me gusta estar con la gente, y escuchar. También hablo mucho.

–¿Cocina?

–He tenido mis momentos, pero si le preguntas a alguno de mis amigos te dirán que por favor no lo haga [ríe]. Soy de echar cosas, y a lo mejor sale algo muy rico, pero nada maravilloso.

–¿Qué ovación recuerda?

–En todas las funciones que tuvimos en Sevilla el aplauso acababa por bulerías. ¡Era la alegría de la huerta! En Barcelona también hubo un público muy entregado.

–¿Qué le da vértigo?

–Nunca he estado sin trabajar, es la primera vez que me encuentro ante la incertidumbre real de la profesión.

–¿A qué no se acostumbra?

–A que la gente que te ha acompañado siempre nos vaya dejando. De repente, este verano, he llegado a la playa y la casa en la que vivía una vecina a la que solía ver ahora está vacía. A eso no me acostumbro.

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