Visitación Martínez: «A mí no me gustan los extremos, pero Vox, igual que Podemos, es un partido perfectamente constitucional»
«Yo he asistido a una clase de 'spinning' a las siete de la mañana y, después, llegaba al ayuntamiento sintiéndome capaz de comerme el mundo»
Nacida en San Pedro del Pinatar en 1967, abogada actualmente no ejerciente, casada, madre de dos hijas -Paula, 24 años; y María, 19 años-, exalcaldesa ... con mayorías absolutas de su pueblo durante doce años, desde junio del 2011 hasta esta última legislatura, Visitación Martínez -Visi para sus compañeros de partido- es la nueva presidenta de la Asamblea Regional de Murcia. Hay un hecho en su vida, del que no se habla en esta entrevista, que le dejó para siempre una profunda herida abierta que ha marcado su defensa a ultranza de la vida. Comparte algo con Gabriel García Márquez: su predilección por las flores amarillas.
-¿Feliz qué le ha hecho?
-Hemos estado cuatro días en Menorca con nuestras hijas, y hemos disfrutado una barbaridad. Con ellas sigo pasándomelo pipa como, cuando eran pequeñas, nos poníamos la película 'Mamma Mia!' y empezábamos a saltar por la cama y por los sofás. Son muy buenas chicas. Desde antes de la pandemia no habíamos viajado los cuatro juntos.
-¿Qué ha hecho?
-Siempre he vivido en mi pueblo, y los años en los que estudié en Murcia, los fines de semana aquí seguía estando mi campamento base. Y así me gustaría seguir siempre: viviendo aquí.
-¿Ejerció como abogada?
-Durante diez años, hasta que me llamaron para el cargo de directora general de Patrimonio de la Consejería de Hacienda y pasé a no ejerciente. Y así sigo porque fui encadenando una cosa con otra.
-La niña que fue.
-Pues muy buena, muy responsable y muy estudiosa [ríe]. Una niña que entró en contacto con la política cuando mi padrino, Francisco Martín, fue el primer alcalde de la democracia, con UCD, en San Javier. Prestaba atención cuando en mi casa se hablaba de política, de gestión, de los problemas de un pueblo... La política empezó a formar parte de mi mundo, pero durante años yo ni me imaginaba ocupando un cargo político.
-¿Y qué cambió?
-Cambió el hecho de tener un amigo muy querido, Aquilino, ya fallecido, marido de una buena amiga también muy querida, que era del PP de San Pedro. Siempre me decía que yo, por mi carácter, por mis principios y por mi forma de ver la vida, en la política podría hacer un buen papel.
-¿Y qué le decía usted a él?
-'¡Quita, quita, quita!'. En el 95 le dije [para las municipales] 'que no me veo y no me veo'; pero en el 99, Pedro José Pérez, que era el alcalde, me lo volvió a ofrecer y en aquel momento ya le hice caso a Aquilino y dije que sí a entrar en las listas. Estaba convencido de que me gustaría mucho la política y de que encajaría muy bien en ella. Estuvimos juntos en aquella candidatura...; cuando falleció fue un golpe durísimo, porque era una persona fabulosa.
-¿Quiso siempre estudiar la carrera de Derecho?
-No, no, yo quería ser profesora de Lengua y Literatura, devoraba libros y la docencia siempre me ha llamado la atención.
-¿Y por qué cambio de idea?
-Por una conversación con un tío mío que era sacerdote y también licenciado en Derecho. Él me hizo cambiar de opinión. En fin, hay que ver lo facilona que soy [risas]. Me proponen algo, digo que no a la primera pero, luego, enseguida digo que sí [risas].
-¿Tuvo muñecas?
-Claro, tuve a mi Nancy rubia. Éramos tres hermanas y cada una tenía una Nancy con un color de pelo distinto. Yo estaba encantadísima con la mía.
-El primer amor.
-En mi caso, el primero y el último, porque llevo con mi marido desde los 15 años. Yo tenía 15 y él 16; llevamos juntos toda mi vida y espero que así siga siendo hasta el final. Si pudiese volver a empezar, volvería a unir mi vida a la suya. Éramos del mismo grupo de amigos, unos 30 o 40. Él se enamoró primero, y yo, como siempre, a la primera le dije que no, pero no tardé ni tres meses en decirle que sí. El valor de la familia para él es muy importante, y siempre me ha animado y empujado a que haga cosas.
-¿Necesita que la animen?
-Soy una persona que lo da todo profesionalmente, pero para eso necesito tener un tronco al que agarrarme, y ese tronco es la seguridad y la paz que encuentro en mi casa, en mi marido, en mi familia. Esa paz y esa seguridad son las que me permiten poder darlo todo fuera.
-¿Qué madre ha sido?
-Por lo menos he intentado hacerlo lo mejor posible, teniendo claro que nunca he tratado de ser amiga de mis hijas. He procurado no hacer yo las cosas por ellas, sino enseñarles a hacerlas.
-¿Controladora?
-Creo que no; yo me dedico a observar desde la distancia y a intervenir solo cuando veo que algo se tuerce.
-¿Usted nunca ha desbarrado?
-Pues la verdad es que no.
-¿Cero disgustos a sus padres?
-Creo que ninguno, sí.
-Su madre.
-Tenía una tranquilidad y una serenidad que creo que he heredado de ella. Recuerdo que le decía, 'pero, mamá, ¿por qué no me dices que sí o que no a lo que te planteo?'. Porque ella siempre me decía: 'Haz lo que quieras, tú verás, yo confío en ti'.
«A una de mis hijas, una vez en el colegio le preguntaron: '¿Cómo es tu madre?'. Y ella respondió: 'Es muy buena, pero cuando se enfada parece un dinosaurio [risas]»
-¿Ha sido líder?
-Nunca he tenido un gran tirón, ni tampoco nunca he pasado desapercibida.
-Su experiencia como alcaldesa.
-Me sigue gustando mucho la política porque me encanta la satisfacción que te da poder ayudar a la gente. Es verdad que hay muchas cosas que no puedes hacer por más que quieras o que te empeñes, pero yo no he consentido que eso me frustrara. Si hay diez cosas que he querido hacer y sólo han salido dos, bienvenidas sean. Y seguiremos intentándolo porque yo no soy de las que tiran la toalla. Tengo una gran capacidad de superación, que heredé de mi padre.
-¿Qué fue duro vivir?
-Perdí a mi madre hace 20 años. Estaba embarazadísima de mi hija pequeña; de hecho, nació a los quince días de fallecer ella. Es una experiencia...; no sé cómo pude llevar las dos cosas al mismo tiempo, creo que el cuerpo y la mente de una persona tienen una fuerza y una capacidad de resistencia que no conocemos hasta que no las ponemos a prueba.
-¿Dónde cree usted que están sus padres?
-Yo creo que mis padres están en el cielo. Estoy convencida de que tengo ángeles, y de que esos ángeles son mis padres; siento que me ayudan. Nunca he querido defraudarles, ni cuando estaban ni ahora que no están. Mi madre, a la que le encantaba la política, no me vio de alcaldesa, y mucha gente que la conoció me dijo que eso la hubiese hecho muy feliz.
-¿Qué defiende usted?
-Para mí la vida está por encima de ninguna otra cosa, la defiendo a capa y espada.
-El aborto.
-A ver, yo no quiero decirle a nadie lo que tiene que hacer, pero yo no abortaría.
-¿En ninguna circunstancia?
-Yo no, pero soy consciente de que cada uno tiene sus circunstancias y sus creencias, y para saber por qué pasan las cosas o por qué alguien hace o dice algo es importante ponerse en el sitio en el que él está.
Banderas oficiales
-¿Nunca siendo usted alcaldesa se puso en el balcón de su ayuntamiento la bandera LGTBI?
-No.
-¿Por qué?
-Yo tengo el máximo respeto por el colectivo, pero siempre hemos puesto sólo las banderas oficiales.
-¿Qué problema tiene con el nudismo? [Una ordenanza municipal prohibiéndolo en las playas del municipio -La Llana y Torre Derribada- fue noticia nacional]
-Yo no tengo ningún problema con el nudismo [sonríe], pero en San Pedro nunca ha habido una playa declarada nudista y decidimos, después de analizar todas las circunstancias y las características de nuestras dos playas muy bien, y de tener en cuenta también los problemas de convivencia que estaba generando, por ejemplo, la práctica del 'cruising' que se venía produciendo, decidimos que el nudismo siguiera prohibido.
-¿Nunca lo ha practicado usted?
-Ni planteado siquiera [sonríe].
-¿Su gran 'hobbie'?
-Lo que más me gusta es pasear, precisamente, por la playa y por las salinas. Dar largos paseos por esos lugares maravillosos es para mí todo un lujo; también me gusta y me ha ido bien hacer 'spinning, con el que te da un subidón de energía. Yo he asistido a una clase de 'spinning' a las siete de la mañana y, después, llegaba al ayuntamiento sintiéndome capaz de comerme el mundo.
-¿Qué procura?
-No quiero ser una persona de las que hacen daño.
-¿Pierde usted los nervios con facilidad?
-Con ninguna facilidad, pero tengo un botón, como todo el mundo, que mejor ni apretar. Es muy difícil que alguien sea capaz de activarlo, y mejor así. A una de mis hijas, una vez en el colegio le preguntaron: '¿Cómo es tu madre?'. Y ella respondió: 'Mi madre es muy buena, pero cuando se enfada parece un dinosaurio' [risas]. Como se active el botón no respondo.
-¿Qué no aguanta?
-No soporto una escena de maltrato a un niño, a una mujer, a una persona mayor; con eso no puedo.
-¿A qué político admira?
-Admiro muchísimo a nuestro presidente [Fernando López Miras]. Admiro su aplomo, su capacidad de trabajo y su perspectiva para analizar las cosas.
-¿Qué opina del líder del PSOE regional, José Vélez?
-Tengo una buena relación con José Vélez, nuestro trato siendo él delegado del Gobierno y yo alcaldesa fue muy cordial.
-¿Ha pensado en quedar con Rosa Peñalver [presidenta socialista de la Asamblea Regional entre 2015 y 2019] para, dado que ella fue una buena presidenta, intercambiar pareceres?
-La verdad que no lo había pensado, nunca he tenido una conversación profunda con ella pero sí un trato correcto.
En tragos cortos
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Un sitio para tomar una cerveza. Restaurante Mar de Sal, en el puerto de San Pedro.
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Una canción. 'A quién le importa', de Alaska y Dinarama.
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Un libro. 'La dueña', de Isabel San Sebastián.
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Su héroe o heroína de ficción. Scarlett O'Hara.
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¿Qué le gustaría ser de mayor? Abuela.
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¿Lo que más detesta? El maltrato.
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Un baño ideal. En la playa de La Llana.
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Una copa. Vermú rojo.
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Un epitafio. [Prefiere no pensar ninguno]
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¿Tiene enemigos? No siento el odio de nadie.
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¿Le gustaría ser invisible? No.
-¿Muy ilusionada?
-Mucho, formar parte del poder legislativo me parece apasionante, y también la posibilidad de ayudar a que la Asamblea se abra mucho más a la sociedad. Las leyes siempre van por detrás de la realidad, eso es un hecho, pero me gustaría que fuéramos todos realmente capaces de llevar a la Asamblea los problemas de la gente. Me encantaría que fuéramos útiles, que la gente cuando tenga un problema, además de ir a su ayuntamiento, supiese que su problema puede tratarse en la Asamblea.
-¿Qué más?
-Me gustaría que todos los diputados consideraran que soy la presidenta de todos, no una presidenta partidista.
-¿Qué no tolerará?
-Faltas de respeto.
-Vox.
-A mí no me gustan los extremos, pero Vox, igual que Podemos, es un partido perfectamente constitucional. Pero, insisto, no me gustan los extremos, me gusta estar en mi partido, en el centro-derecha.
-¿Y si vamos a nuevas elecciones y usted se convirtiera en la presidenta de una Asamblea más efímera de la democracia?
-Personalmente no me supondría ningún trauma. Yo soy muy positiva.
-¿Tenemos barco?
-No lo tenemos, pero algún amigo con barco sí.
-¿Baila bien?
-Bailo fatal, pero me lo paso bien bailando, sobre todo música ochentera.
-¿Qué le gusta que le regalen?
-Yo le hago fiesta a todo.
-¿Y algo más concreto?
-[Ríe] Flores.
-¿Qué dice siempre?
-Que cuando ya no trabaje, me meteré en un coro; desde niña me ha gustado cantar, pero por el momento solo lo hago en la ducha.
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