El diseñador murciano Julián Garnés, en las rocas de Cala Reona, en Cartagena. PABLO SÁNCHEZ / AGM

Julián Garnés: «El tetrabrik en España no se puede reciclar»

«Hay un gran desconocimiento sobre gestión de residuos y se debería hablar más de ello», considera el diseñador gráfico

Lunes, 17 de agosto 2020, 07:42

Abrazar el mar en silencio en plena madrugada. Hay cosas, asegura Julián Garnés (Murcia, 1980), que «no tienen precio». Si algún día se retirara fuera ... de la ciudad se marcharía a un lugar con playa: «Eso –afirma el diseñador gráfico, fundador junto a Guillermo Rubio del estudio murciano Rubio & del Amo– sería perfecto». Garnés tiene dos hijos, veranea en La Manga y disfruta practicando 'bodyboard'. Cree que se debería hablar más de movilidad urbana, de la gestión de los residuos y del Mar Menor. La situación actual de este último, considera, «es un problema claramente político».

Publicidad

–¿Qué se ha propuesto en estos meses?

–El verano no suele suponer un corte muy drástico en mi día a día. Siempre llevo trabajo en la cabeza, y este año quizá más al no poder viajar.

–¿A usted la pandemia le ha cambiado la perspectiva?

–Hay cosas que te planteas de otra manera, y, bueno, no sé si es el tópico, pero he acabado mudándome. Después de estar tanto tiempo dentro de casa acabas viendo, al igual que con la pareja, las pequeñas cosas que te chirrían y terminas por no soportar. Al margen del hogar, he echado mucho de menos hacer deporte.

–¿Qué tiene su nueva casa?

–¡No tiene balcón! [Ríe] Pero sí una cocina que es una maravilla. Para mí, la cocina y el salón son el alma de una casa, y en la que tenía antes la cocina era muy pequeña, y además, estaba desconectada del salón, por lo que, cuando venían amigos, mientras preparaba la comida, estábamos separados.

Publicidad

–Entiendo que le gusta cocinar.

–No soy cocinillas, pero me gusta hacer mis pizzas, mi paella; a veces una fabadilla... No soy demasiado fino, pero disfruto.

–¿Qué sí le ha marcado?

–Llegar a la universidad fue bastante significativo. Nunca he sido un buen estudiante, de hecho, repetí curso dos veces, pero en la universidad encontré una forma más autónoma de abordar los conocimientos, y lo cierto es que me fue bien. Luego, me marché seis meses de voluntario a Portugal; allí conocí a mi mujer, Carmen, y descubrí un país que me apasiona y al que vamos casi cada año.

–¿De qué era voluntario?

–Me fui con un programa europeo y estuve en una asociación medioambiental que realizaba varias actividades. Con ellos hice varios talleres de fotografía y otras tareas, como controlar la población de patos del río de la ciudad o geolocalizar árboles.

Publicidad

–¿Imaginó su vida como es ahora?

–La verdad es que no. Llegué al diseño gráfico un poco de rebote, porque no fue lo que estudié; yo hice Publicidad, pero estoy súper agradecido de haber acabado donde estoy, porque es lo que realmente me apasiona.

–¿La creatividad se agota?

–No. La creencia de que lo que hacemos en diseño viene como por ciencia infusa o inspiración divina no es real. Es cierto que la inspiración llega, pero lo hace porque ya hay un sustrato en tu cabeza, porque continuamente estás analizando cada producto que cae en tus manos, leyendo, viendo cine... Estás todo el rato nutriéndote y eso hace que, cuando te llega un encargo, surjan las ideas.

Publicidad

En tragos cortos

  • Un sitio para tomar una cerveza. Mariantonietta, en Murcia.

  • Una canción. 'La escalera', de Yawnres..

  • Un libro para el verano. 'El banquero anarquista', de Fernando Pessoa.

  • ¿Qué consejo daría? No hay que tener miedo a equivocarse.

  • ¿Cuál es su copa preferida? Un buen vino tinto de Bullas.

  • ¿Le gustaría ser invisible? No especialmente.

  • Un héroe o heroína de ficción. Philip, de 'Futurama'.

  • Un epitafio. El que pudiera escribir cualquiera de mis amigos.

  • ¿Qué le gustaría ser de mayor? Alguien que viva en contacto con la naturaleza y disfrute cada minuto.

  • ¿Tiene enemigos? Seguro.

  • Lo que más detesta. Alguien que no mira a los ojos.

  • Un baño ideal. En Calblanque, en cala Arturo o en cala Magre.

–¿Dónde ha sido o sigue siendo feliz?

–En la playa. Cualquier playa natural es un paraíso.

–¿Qué es importante?

–Las personas, la gente que quiero: mi mujer, mis hijos, mi familia, mis amigos, mi socio. Siempre he intentado rodearme de gente que valoro muchísimo, porque para mí la sal de la vida son las personas.

–¿Cuándo fue valiente?

–¡Uf! No sé. Quizá cuando decidí pasar de la vida de asalariado a autónomo. Estaba bien en mi trabajo, pero la forma en la que abordábamos los proyectos no era lo que yo quería en ese momento. Me encontré con un viejo amigo que iba a montar un estudio de diseño y me ofreció formar parte de él. Acababa de ser padre.

Publicidad

–¿Y?

–Salió fatal. Era como 2009 o 2010, al principio de la vorágine de la crisis, y los primeros meses, bien, pero después el trabajo comenzó a escasear de una forma brutal. Decidí dejarlo y me dediqué a estudiar y a mi, entre comillas, carrera artística: la fotografía.

–Después volvió al diseño.

–En ese tiempo trabajé con un amigo que regentaba un puesto de bocadillos. Recuerdo que decía: 'Prefiero vender bocadillos a precio de bocadillos que diseño a precio de bocadillos'. Esa idea es la que me devolvió a la profesión. Monté mi segundo estudio con Guillermo después de que nos encontráramos en un bar; ya nos conocíamos porque habíamos coincidido en el instituto y en la carrera, y lo típico, te ves, vas un poco eufórico y dices: '¡Tenemos que montar algo!', después quedas para un café y... aquí estamos cinco años después.

Noticia Patrocinada

–¿Qué ha sido un golpe duro?

–En mi caso, los golpes duros están por llegar.

Sencillez y éxito

–¿Qué mantiene intacto?

–Soy un poco cabezón. Siempre me ha gustado expresar mi punto de vista, quizá a veces me paso un poco de persistente.

–¿Qué palabra le levanta el ánimo?

–Cualquier imperativo funciona muy bien, y a mí, personalmente, me motiva. Hace poco hicimos una campaña para el Ayuntamiento de Madrid sobre la adopción animal, y el lema era: 'ADOPTA', en grande y mayúsculas. A veces te das cuenta de que la sencillez y la simplicidad son las claves del éxito.

Publicidad

–¿La conciencia social se alcanza a base de campañas?

–La publicidad o el diseño no van a cambiar el mundo, pero sí lo hacen más humano. Nuestro papel es subrayar cosas que ya están ahí; generarlas sería difícil. Nosotros hemos tenido la suerte de hacer campañas para el Ministerio de Transición Ecológica, el Ayuntamiento de Madrid o el Ayuntamiento de Murcia, pero no hemos podido hacer algunas campañas que nos hubiera encantado, por ejemplo, sobre el Mar Menor, que es un tema de lo más triste que tenemos por aquí y que nadie se ha lanzado a abanderar en los medios publicitarios: ni las administraciones ni ninguna empresa. Tampoco las asociaciones han tenido, a lo mejor, la capacidad económica para hacerlo, aunque sí hay asociaciones como ANSE, que están haciendo un trabajo espectacular en los tribunales y a nivel político.

–En el caso del Mar Menor, la campaña de conciencia social, ¿a quién debería ir dirigida: a los ciudadanos o a los políticos?

–Creo que es un problema claramente político, aunque, al final, los partidos son un reflejo de la sociedad, de la gente que los vota. La clase política no llega en un platillo volante, y el problema está ahí. Habría que trabajar en campañas que consistan en identificar los problemas y las soluciones reales. Y no ofrecer soluciones ambiguas.

Publicidad

–¿Melómano?

–Sí, en la época del instituto y la universidad, a lo bestia. Luego lo fui dejando un poquito, y ahora estoy volviendo a hacer mis recopilatorios.

–¿Contra qué suele pelear?

–Contra la ignorancia y la falta de entendimiento. Cuando tienes una conversación con alguien y parece que estáis hablando en distintos idiomas o ves que no hay ni un punto común sobre el que establecer acuerdos, me mosqueo. También contra el desconocimiento. En diseño, hay veces en las que te encuentras con empresas muy grandes y de gran trayectoria que no han acabado de entender el trabajo que hacemos, y sorprende.

–¿De qué se debería hablar más?

–Además de lo que ocurre en el Mar Menor, de la movilidad. Me parece alucinante y de risa que cuando hay una alerta naranja por contaminación en Murcia el Ayuntamiento diga por Twitter que se recomienda no usar el coche, ¿cómo que se recomienda? Debería haber políticas reales. Tengo amigos en Madrid que no tienen coche, y eso en Murcia es inviable... También hay un gran vacío y desconocimiento a nivel general sobre cómo se están gestionando los residuos y qué se recicla realmente. Por ejemplo, el tetrabrik en España no se puede reciclar. Existía solo una fábrica en todo el país que lo hacía, pero cerró hace años, así que ahora mismo hay envases que se publicitan como 100% reciclables, y aunque es correcto, en la práctica no es real. Al menos en España.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Prueba LA VERDAD+: Un mes gratis

Publicidad