Mercedes Luján: «Cuando acabo un concierto tardo dos horas en despedirme de todo el público»
«No es fácil, con la presión que tengo, sentarse ahí y tocar tus temas compuestos por ti. Y no interpretar los temas ni de Paco, ni de Manolo, ni de Vicente, ni de nadie. Los tuyos»
Se declara una amante del café y su aroma le suele acompañar cuando toca la guitarra. Mercedes Luján (Lorca, 1987), entusiasta, optimista y ferviente feminista, asume unos días de nervios y emoción tras enterarse de que por segundo año consecutivo ha llegado a la semifinal del Bordón Minero de toque flamenco en la LXIII edición del Festival Internacional del Cante de las Minas. La única artista de la Región de Murcia que competirá por llevarse un galardón que desde hace casi 30 años no se queda en la Comunidad. Tendrá que superar al navarro Jesús Carbonell, al madrileño Joni Jimenez y al gaditano Marcos de Silvia. Además, si gana, sería la primera mujer en la historia del certamen en alzarse con este premio, un hito con el que convertirse en referente de todas aquellas instrumentistas que luchan por abrirse camino en un ámbito en el que siguen faltando mujeres. Instalada en Madrid desde hace casi cuatro años, continúa su gira con el espectáculo 'Flamencas', en el que presenta las canciones que formarán parte de su nuevo disco.
-¿Le gusta su vida en Madrid?
-Echo mucho de menos mi tierra, el calor de mi gente, la comida y el buen humor de aquí, pero a veces hay que hacer sacrificios por la profesión y Madrid me ha acogido con los brazos abiertos, me siento también en mi casa. Madrid ha sido y sigue siendo el epicentro del arte en este país, así que siento que estoy donde tengo que estar si quiero crecer.
En tragos cortos
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Un sitio para tomar una cerveza La plaza de las Flores
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Una canción 'Luzia', de Paco de Lucía.
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Un libro para el verano Cualquiera de Gabriel García Márquez.
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¿Qué consejo daría? Sigue a tu corazón.
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Un aroma Café.
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¿Con quién no cenaría jamás? Con quien no respete la libertad de las personas.
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¿Quién dejó de caerle mal? Joe Biden, por haber cedido su puesto a una mujer.
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¿Les gustaría ser invisible? No. Las mujeres ya hemos sido invisibles durante mucho tiempo.
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¿Qué le gustaría ser de mayor? Mamá.
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¿Tiene enemigos? Declarados, no.
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¿Qué es lo que más detesta? La hipocresía.
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Un baño ideal Una bañera con esencia de lavanda.
-¿Cómo ha evolucionado su espectáculo, 'Flamencas'?
-'Flamencas' era una apuesta propia para poner en escena los títulos que van a formar parte de mi primer disco, que se va a llamar 'El don de la palabra'. Una manera de brindarle al público, que dedica su tiempo y su esfuerzo a venir a vernos, el privilegio de ver en exclusiva lo que todavía no se ha editado. Aunque los temas estaban compuestos, al llevarlos a escena me he dado cuenta de cuál es la parte que le gusta a la gente, donde desconectan un poquito y qué necesita mejorar. Al principio todo era más estático y ahora es algo más orgánico, hay un 20% de improvisación. Además, no en todos los conciertos cuento con la misma formación ni hago los mismos temas.
-¿Hay muchos más espectáculos como el suyo?
-Por desgracia no hay muchos y por suerte cada vez hay más. No soy la única que hace esto, aunque en el flamenco sí que es muy difícil algo así porque hay ciertos roles en los que no suele haber mujeres. Uno de ellos es la guitarra y otro es la percusión. Es muy complicado encontrar a una percusionista femenina. También en los instrumentos de viento metal. Sí hay más intérpretes con el violín, la flauta y el piano. Para mí es un privilegio contar con ellas porque todas son líderes en lo que hacen. Además, es como si nos conociésemos de toda la vida, y eso en el escenario se nota. Somos una familia. Por otra parte, sí se ven muchas mujeres tocando la guitarra clásica, y la guitarra clásica requiere otra técnica completamente diferente a la guitarra flamenca, que es más laboriosa.
-¿En qué se diferencia la técnica de ambas guitarras?
-En la guitarra clásica la limpieza y la ejecución es fundamental. Tú no puedes tener un milímetro de uña más larga porque ya no suena igual. La guitarra flamenca es más orgánica, del pueblo, por lo tanto la interpretación, la emoción, la visceralidad y el sitio donde tú has nacido te va a ayudar a la hora de interpretar, mientras en el clásico, tú interpretarás a Narciso Yepes igual siendo de aquí que de Checoslovaquia. Muchas veces me preguntan '¿cómo es el sonido de una mujer tocando una guitarra flamenca?' y yo digo que igual que el de un hombre. Si tú te tapases los ojos y escuchases a Vicente Amigo y a Paco de Lucía y yo te digo que uno es hombre y otro es mujer, quizás dirías que Vicente Amigo, por su sensibilidad, es más mujer y Pac,o por su fuerza, es más hombre. Sin embargo, son dos hombres. El sonido es lo que tu lleves dentro y quieras expresar, según sea tu personalidad.
«Este abril estuve tocando en San Francisco (Estados Unidos) dos días con aforo completo»
Animal social
-¿Cómo es su personalidad?
-Yo soy una persona alegre. Siempre veo el lado positivo de las cosas. Me gusta mucho el contacto humano, soy un animal social. En el escenario intento comunicarme con el público. Estoy intentando corregir eso porque al final acabo preguntándole a la gente: '¿Y tú? ¿por qué has venido? ¿de dónde vienes?'. Me encantaría sentarme a hablar con toda la gente que viene a verme y escucharlos. Todo el mundo tiene algo que contarte. Muchas veces cuando acaba el concierto y salgo a saludar puedo tardar dos horas en terminar de despedirme de todo el público. Es lo mínimo que puedo hacer ya que han venido a estar conmigo.
-¿Cómo afronta la semifinal de El Cante de las Minas?
-Este es el segundo año que me presento. El año pasado llegué hasta semifinales. Era la primera vez que me presentaba a un concurso. El año pasado me presenté por darle gusto a mi padre, pero este año lo hice porque en la anterior edición noté que hacía falta que yo estuviera ahí. Este año mi inquietud con el festival es otra. Resulta que es el festival y concurso flamenco más importante del mundo. Lo tenemos en nuestra región y hace casi 30 años que el premio de guitarra no se queda en la tierra. El último que lo ganó fue mi compañero Carlos Piñana. Me da pena. Si hay tanta afición, ¿por qué no se ha quedado aquí el premio? Yo pienso que los murcianos nos merecemos esa alegría. En esta tierra tenemos los toques de levante, que para mí son los más bonitos del flamenco. Yo puedo ir a la Conchinchina a tocar y el tema que más se aplaude es el toque de mi tierra. Nosotros no somos Andalucía, pero somos igual de importantes. Además, en un festival que lleva 63 años y nunca ha ganado el Bordón una mujer. Creo que yo le debo ese empoderamiento a las mujeres. Quiero que cuando una niña diga que quiere tocar la guitarra, no se le pregunte a quién a visto tocarla porque la guitarra es de hombres.
-¿Le hicieron esa pregunta?
-Alguna vez, y dudé. Pero doy gracias a la vida por tener a mi abuelo, que fue quien me enseñó a tocar. Él venía de otras épocas donde sí se veían mujeres tocando, y muy buenas. Hace unos días una mujer [Karol G] llenó cuatro estadios Bernabéu con mujeres que han ido a apoyarla. Estamos en un momento importante y creo que puede ser mi momento. Estoy trabajando más que nunca y dedicándole mucho tiempo a la guitarra. Estoy llegando a otra profundidad. Estoy sentándome a dialogar cara a cara con ella. Estoy entrando en aspectos donde nunca había entrado, porque una cosa es la interpretación y otra cosa es la composición. Y no es fácil, con la presión que tengo, sentarse ahí y tocar tus temas compuestos por ti. Y no interpretar los temas ni de Paco, ni de Manolo, ni de Vicente, ni de nadie. Los tuyos.
«Yo puedo ir a la Conchinchina a tocar y el tema que más se aplaude es el toque de mi tierra»
Paz
-¿De qué es forofa?
-Del café. Me gusta muchísimo. Me ha gustado siempre, pero es verdad que en los últimos años también me ayuda a sentarme a tocar. He ido indagando y aprendiendo un poquito más del mundo del café y es un mundo aparte. El café te puede saber diferente con solamente cambiarle el agua o con la molienda o con el tueste. Además la cosecha de cada año es distinta. Y para colmo, me he casado con una colombiana.
-¿Se prepara el café a modo de ritual?
-Esta mañana, por ejemplo, me he levantado, me he molido mi café y me he preparado mi cafetera. Me da paz. Cuando lo tengo, me siento con mi guitarra y ahí ya empieza mi día. Le dedico cuatro o cinco horas al estudio y el resto es trabajo de oficina. Es como cualquier otro trabajo pero con la diferencia de que nosotros no descansamos ni domingos ni festivos. Tenemos que tocar todos los días y todos los días hay algún correo que mandar. Mi pareja me ayuda mucho. Y hay días que igual son las once y media de la noche y necesito seguir tocando porque me lo pide mi cuerpo pero no puedo, porque tengo vecinos. Entonces, mi querida compañera se viene conmigo al coche y nos vamos a un sitio donde no molestemos. Me puedo tirar hasta las tres de la mañana tocando.
-¿Cómo conoció a su pareja?
-De una forma muy bonita y muy curiosa. Ella vivía en Estados Unidos y, junto con una amiga, vieron un vídeo mío y se hicieron fans de lo que yo hacía. Me escribieron y me llamó muchísimo la atención de qué manera ella se dirigía a mí. Vi en su perfil que era productora y directora de medios audiovisuales y empezamos a hablar porque a mí me encanta el audiovisual. Esto fue en un parpadeo. Yo pasé, hace dos años, todo el año en Estados Unidos y el año pasado ella decidió dejarlo todo por amor y venirse aquí. Siento que me ha tocado la lotería.
«Para hablar con Dios no necesito ir a un templo; hablo desde mi casa, desde el escenario, desde mi cama, desde mi corazón»
-¿Con qué se queda de su experiencia en Estados Unidos?
-Fue una experiencia muy bonita. Allí también tocaba. De hecho, este abril estuve tocando en San Francisco dos días con aforo completo.
-¿Cree en Dios?
-Mucho. Oramos dos veces al día, en la mañana y en la noche. Yo tengo a mi Dios en mi mesilla de noche y hoy en día no necesito más. Yo para hablar con Dios no necesito ir a un templo; hablo desde mi casa, desde el escenario, desde mi cama, desde mi corazón. Si tengo una pesadilla o un mal momento automáticamente voy a acudir a él.
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