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Moisés Yagües y Eva Poyato, en su casa con piscina en Los Conejos. Vicente Vicéns / AGM

Eva Poyato y Moisés Yagües

Artistas
«Estaba harta de nubes negras cuando nos conocimos. Nada de hamburguesas y cines, le dije: 'Nos vamos a vivir juntos'. Y hasta ahora»

Estío a la murciana ·

'Yo, que soy tú', la última exposición conjunta de los pintores Eva Poyato y Moisés Yagües, se ha podido ver este verano en la galería Aurora Vigil-Escalera de Gijón. «Si cobráramos por entrar a nuestra casa nos ganaríamos un sobresueldo, dicen que hay una energía muy positiva», aseguran

Viernes, 25 de agosto 2023

Viene tanta gente a la casa de los artistas Moisés Yagües y Eva Poyato en Los Conejos (Molina de Segura) -«si cobráramos por entrar nos ganaríamos un sobresueldo»- que no descartan colocar un mástil y la bandera de una calavera «para que sepan que el día que esté izada no pueda entrar nadie». ¿Por qué viene tanta gente? Según Moisés, «porque dicen que en esta casa hay energía positiva». El estridular de las chicharras es constante, otro síntoma de la felicidad que se respira en Villa Poyato-Yagües, una gran parcela con piscina, ardillas correteando por cables eléctricos, huerto en construcción y antigüedades restauradas.

Hay tres paraguas goyescos increíbles. El hogar como laberinto. Y un taller con almacén, ¡qué comodidad!, que sería el sueño de cualquier creador. 'Yo, que soy tú', su última exposición conjunta, se ha podido ver este verano en la galería Aurora Vigil-Escalera de Gijón. Ambos trabajan con la galería Marita Segovia de Madrid y Ting Ting Art Space de Taipei. Moisés vende todo lo que hace en Taiwán; sus obras llenas de energía y ternura están incluidas en importantes colecciones como la Biblioteca Nacional y la Casa de la Moneda de España, la Fundación Pilar y Joan Miró, el Museo Burg Vischering de Alemania o el Museo de Arte Gráfico de Guanlan en China; Eva, pintora y escultora, con un imaginario onírico compuesto de animales fantásticos de rasgos exagerados, personajes de cuento y paisajes simplificados, está presente en el Museo del Grabado Español Contemporáneo en Marbella, la Casa Falconieri en Italia, el Centro de Arte Kloster Bentlage de Alemania o la Biblioteca Nacional de España. Es una de las ilustradoras de cabecera de los cuentos infantiles y juveniles de Marisa López Soria y Marta Zafrilla. Top, top.

-¿Cómo se organizan en esta casa?

-Eva: A mí me encanta el jardín. Yo cuando vine a vivir aquí se me morían hasta los cactus. Esto era todo tierra, un secarral sin árboles ni plantas, una tierra blanca horrorosa. Pero poco a poco se va aprendiendo, me relaja mucho estar con las plantas, quitar las hierbas.

-Moisés: Esa medianera que ves de cañizo me recuerda a la calle donde vivíamos en Molina, donde había una fábrica de cañizo y hacían escobas. Funcionaba con mucha gente. En la huerta, cerca de las acequias, crecían las cañas y todos los años iba alguien y aparte de limpiarte, te pagaban por ellas.

«Hemos aprendido a rodearnos de gente sanota. Cuesta aprender a decir no. Yo soy muy sensible. Supersensible. Toda la vida me han encantado los cuentos, las princesas. Todo lo infantil. Y todo lo que pasa por el mundo me llena de tristeza»

Eva Poyato

-¿Dejan pasar a los pesados?

-Eva: Hemos aprendido a rodearnos de gente sanota. Cuesta aprender a decir no. Nubes negras en mi vida yo no quiero porque yo soy muy sensible. Supersensible. Toda la vida me han encantado los cuentos, las princesas. Todo lo infantil. Y todo lo que pasa por el mundo me llena de tristeza. Lo que veo en la tele y lo que leo en los periódicos. Podría coger un 'bazooka', que no tengo, y aniquilar lo que no me gusta, pero como no puedo ni quiero hacerlo, yo me he construido un mundo de felicidad, en cierto modo, y quiero mantenerme así, a ser posible, hasta el día de mi muerte. No quiero estar dándole vueltas al coco tontamente. Cuando me entero de las guerras me hago mi saco gigante de medicinas y veo dónde puedo llevarlo. Pero estar sufriendo me machaca psicológicamente.

-Habla de «nubes negras»...

-Eva: Yo era una nube negra, me juntaba con parejas que no me convenían, y cuando conocí a 'Moi' mi vida dio un cambio de 180 grados. Moisés es una nube blanca. No critica nunca a nadie, tiene una conversación buenísima y te ríes con él. Como pareja, tengo mucho más de lo que he deseado nunca. Si por mí fuera no habría dejado de ser profesora para dedicarme al arte ni hubiera ilustrado cuentos. Él se inició conmigo, pero Moisés ha sido mi trampolín artístico. Yo siempre le digo: 'Si tú murieses antes que yo, por ahí no entraba un tío'. Vamos, lo tengo clarísimo.

-Moisés: La verdad es que yo nunca he tenido problemas ni con parejas ni con gente. Nos conocimos con 33 años, la edad de la muerte de Jesucristo [recuerda a una tía monja, ya fallecida].

-Eva: Yo ya estaba harta de nubes negras. Y le dije que nada de hamburguesas de McDonalds ni de cines. Le dije: nos vamos a vivir juntos, y si funciona, genial. Y si no, tú a tu casa y yo a la mía. Y funcionó. Y así hasta el día de hoy.

-¿Han recibido el impacto indirecto del meteorito de Molina que dicen que irradia «radioescribidad» en sus contornos?

-Moisés: La energía es trabajar. Y creer en lo que haces. Somos dos personas con energía positiva.

-Eva: Manuel Cebrián [director general del ICA] nos dijo que nada más cruzar la puerta había notado el buen rollazo. Pero claro, le pusimos una tarta de manzana que hizo 'Moi' y se puso morado.

-Moisés: Normalmente en casa cocino yo. Mi hija Candela, cuando quiere saber qué hay de comer, me lo pregunta a mí. Hoy estoy pensando en judías con patatas.

Moisés Yagües y Eva Poyato, junto a su higuera de Los Conejos. VICENTE VICÉNS / AGM

-Exponer sus obras no es una obsesión para ustedes, ¿por qué?

-Moisés: Porque exponer te cuesta dinero y tienes que renunciar a proyectos que tienes en marcha. Tengo claro qué es importante para vivir del arte, y exponer en salas públicas puede servirte para tu ego y para tu currículo, pero económicamente no compensa. Ahora bien, si surge, donde sea, yo lo hago encantado.

-Eva: En realidad, vivimos en la Región de Murcia, pero aquí no estamos en el tema artístico. No somos de interés de la comunidad artística. Bueno, miento, porque hay gente a la que le gustamos mucho, como a Marisa López Soria, Marta Zafrilla, Rosa Miñano... Nosotros estamos abiertos a todo.

En tragos cortos

  • Un sitio para tomar una cerveza Eva: Yo no bebo cerveza, pero café sí y nos gusta mucho Il Buon Sapore en La Alcayna. ¡El mejor café! Vamos tres veces por semana cuando salimos del gimnasio.

  • Una canción 'Que la vida te dé', de Xoel López.

  • Un libro para el verano Eva: La novela romántica me encanta, porque no sufro con ellas. Moisés: Me río con Juan José Millás.

  • ¿Qué consejos darían? Disfruta y haz lo que te haga feliz.

  • ¿Cuál es su copa preferida? Eva: Mangaroca de coco. Moisés: Los mojitos.

  • Un héroe o heroína de ficción Deadpool. Porque acaba con toda la gentuza del mundo.

  • ¿Les gustaría ser invisibles? Ya lo somos.

  • ¿Qué les gustaría ser de mayores? Seres vivos, como decía Forges.

  • ¿Tienen enemigos? Eva: el que tenía se ha muerto.

  • ¿Qué es lo que más detestan? La mentira.

  • Un baño ideal Eva: Antes en Los Urrutias por la mañana, donde he veraneado desde que era pequeña. He conocido el Mar Menor cuando era maravilloso, con el agua transparente. Moisés: En un río, con el agua fría.

-Las parejas artísticas comparten casa, pero no siempre taller. En su caso, es todo al alimón.

-Moisés: No tenemos problema. Septiembre y octubre son meses importantes para mí porque hay ferias en Taiwán y Corea. Yo trabajo mucho en Asia. Sobre todo está funcionando muy bien la serie 'Ayudantes': son cuadros de Picasso, Miró, Keith Haring, Mondrian... en los que yo pinto a personajes que ayudan al artista a realizar el cuadro. Algo surrealista. La idea me surgió leyendo el periódico. Vi un cuadro de Mondrian y pensé que si tuviera unos personajes que le ayudaran quedarían muy bien... Luego hice un Matisse, y funcionaba. Todo ha sido posible gracias a una buena galería de Madrid que sabía que funcionaría bien en Asia.

-Eva: Tiene carpetas y carpetas de recortes de periódicos, y al final los utiliza. A mí me gusta trabajar con las manos, yo soy menos de pincel. Me gusta crear con lo oxidado, con las piedras que recojo del suelo y me sirven para componer.

El curso que lo cambió todo

-¿Cómo se cruzaron sus vidas?

-Eva: Yo nací en Cartagena, mi padre era jefe de personal de Repsol y se movía mucho. Cuando decidió dejarse la empresa montó la librería La Candela, que ahora es de mi hermano, y así salimos todos 'pa'lante'. Vivimos en Majadahonda, pero en la adolescencia dejamos Madrid y nos movimos a Murcia mis padres, mis hermanos y mis abuelos, que se vinieron con nosotros. Me costó mucho adaptarme, hice dos años de bachillerato artístico, y me fui a Valencia cinco años. De Valencia volví a Murcia, no sabía qué hacer con mi vida, y acabé en Canarias, estuve un año, y de ahí me fui a Galicia a la Fundación CIEC a hacer un máster de obra gráfica. Cuando terminé me vine a Murcia a sentar la cabeza y le propuse a Marta López-Briones y a Jesús de la Peña hacer un taller de grabado en el Centro Cultural Puertas de Castilla. Y a ese taller se apuntó 'Moi' en 2005, y ahí empezó todo.

-Moisés: En realidad, era un mundo distinto al mío. Mi padre ha sido agricultor y obrero, y mi madre ama de casa. A mi hermano Pepe [Pepe Yagües, conocido escultor y pirograbador casado con la escultora Carmen Baena] ya se le veía de pequeño que iba a ser artista. A mí siempre me ha gustado el cómic, pero hasta 2006, cuando hice el curso de grabado con Eva, no entré en este mundo del arte. Ya conocía su obra y había ido a exposiciones de ella.

«Si tuviera que volver a la educación volvería a un colegio rural. Pensaba, a ver si cuando tenga 45 años puedo vivir del arte. Y luego lo amplié a 50, y al final fue con 49 años cuando di el salto y me dejé la educación»

Moisés Yagües

-Ambos son profesores, pero han elegido vivir del arte y no de la docencia. ¿Qué sucedió?

-Eva: Yo soy profesora de Secundaria. Me van los alumnos más chunguetes, los que son realmente artistas para mí. Daba plástica. Hice Bellas Artes en Valencia, y empecé a trabajar como profesora sin gustarme, aunque al final le cogí el gustillo. Llegó un momento en que la cosa empezó a funcionar y teníamos mucho trabajo, no sacábamos la cabeza de aquí, y él decidió primero dejarse el colegio. Al año y medio lo hice yo también, y estamos encantados. Porque se vive de otra manera. 'Moi' es de los artistas a los que les gusta el arte, es una hormiguita.

-Moisés: Yo fui profesor de música, de la primera promoción que surgió de educación musical. Me gustaba la psicología, pero tocaba bien la guitarra. En realidad, la asignatura de música no existe en Primaria, más bien es educación artística, que es la unión de plástica y música, y a mí me vino perfecto. Estuve en un montón de colegios rurales, unos 13 años, hasta que vine a Molina. Si tuviera que volver a la educación volvería a un colegio rural. Cuando hice el curso de grabado empezaron a darme premios y becas, y estuve incluso en China. Pensaba, a ver si cuando tenga 45 años puedo vivir del arte. Y luego lo amplié a 50, y al final fue con 49 años cuando di el salto y me dejé la educación.

-Cuando vinieron los hijos, ¿qué?

-Eva: Pues no dejé de pintar, aunque tuve momentos de abandono. De esto de estar ilustrando un cuento con uno sentado entre las piernas y la otra pidiéndote la merienda... Era a veces frustrante. Pero por eso me lo he montado todo en casa. Porque quería seguir siendo artista, y en miniatura, porque no podía ponerme a hacer un lienzo gigante. Ahora ya mis hijos, Candela y Mateo, tienen 14 y 11 años, y se hacen el desayuno y son hijos maravillosos y nos dejan trabajar perfectamente, pero cuando eran pequeños pintaba un ojo, y eso que había pintado. Nunca abandoné.

-Moisés: Fueron años de pintar muchos bocetos, y de pensar en lo que queríamos hacer. Yo a lo mejor tenía 4 horas, pero no perdía el tiempo al bajar al estudio.

-Son unos fanáticos del color...

-Moisés: Yo era muy sobrio al principio. Y Eva también, cambió cuando conoció a Marisa.

-Eva: Cuando me tocó ilustrar 'La princesa de la nube', el primer cuento que publiqué con Marisa, con la editorial Laberinto, lo primero que envié eran unas ilustraciones horrorosas. Me las quisieron devolver y les dije que no, ¡que las tirasen! Eran muy feas. Yo no había hecho nunca personajes, y había hecho un desastre. Tenía claro que ese cuento no salía por mis ilustraciones. Les llamé y me dijo la editora que era cierto. Le pedí unos días más, y le envié otra cosa. Y así fue, le mandé dos ilustraciones que hasta yo misma me sorprendí de lo que había hecho. Y salió el libro. A mí me gustan los animales, los pájaros, los perros... sobre todo la composición en el espacio.

-¿Se aburren?

-Eva: ¡Qué va! Me encantan las herramientas y el jardín. No tenemos momentos de estar callados, es la verdad. Nos gusta estar con amigos. Yo estoy todo el día dándole al coco. Además vamos al gimnasio Zien, que nos viene muy bien para poder agacharnos y coger las cosas, y estamos perfeccionando el inglés.

-Moisés: Somos unos currantes. Ahora tengo que decir que no a muchas cosas, pero dejo puertas abiertas. Todos los días trabajamos en el jardín, eso de escribir un libro no sé si me dará tiempo...

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