Carmen Sonia Martínez: «Soy comunista y me siento orgullosa de España, sobre todo por su sanidad y su educación públicas»
«De pequeña soñaba con ser astronauta porque me gustaba mucho el espacio», asegura la directora provincial del SEPE en Murcia
Nacida en Murcia en 1970 en el seno de una familia numerosa -ocho hermanos-, estudió Derecho, divorciada y madre de gemelos -tienen 17 años- «cosecha ... del 2006», militante del Partido Comunista de España (PCE) desde los 18 años, funcionaria del Cuerpo Superior de Técnicos de la Seguridad Social, Carmen Sonia Martínez es en la actualidad directora provincial del SEPE (Servicio Publico de Empleo Estatal) en Murcia. Devota de los libros de ciencia-ficción, hay uno que le emociona especialmente, 'Flores para Algernon', de Daniel Keyes, que además encierra una frase para la reflexión: «La inteligencia sin la capacidad de dar y recibir afecto conduce al derrumbe mental y moral, a la neurosis e incluso a la psicosis».
-¿Ejerció de abogada?
-Durante los siete años que dediqué a sacarme la oposición, porque yo siempre he estudiado y trabajado a la vez. Mi padre falleció cuando yo tenía nueve años, y mi madre se quedó a cargo de ocho hijos. Desde los 14 años he hecho de todo: he cuidado niños, he puesto copas en los bares, he dado clases particulares...; y siempre he estudiado con beca.
-¿De quién era el ojito derecho? [Es la pequeña de las cuatro hermanas]
-Todos lo éramos de mi madre. Cuando mi madre enviudó tenía 40 años y estaba embarazada de meses de mi hermano Miguel.
-¿Cómo recuerda a su madre?
-Tiró para adelante no solo con una gran entereza, sino manteniendo una alegría de vivir que yo le agradezco mucho que nos inculcase a todos. En la vida hay que luchar, evidentemente, porque hay momentos muy duros, pero pese a todo hay que intentar mantener la alegría incluso en la adversidad. Mi madre perdió también a mi hermano Alfonso a los quince días de nacer y a otro hijo que nació muerto.
«De pequeña soñaba con ser astronauta porque me gustaba mucho el espacio»
-¿Qué la sostenía?
-Vivía para nosotros y, después, para la lectura; era muy lectora, una pasión que nos transmitió. Tenía una de las mejores bibliotecas de ciencia ficción. Su amor por la ciencia ficción también lo heredé yo.
-¿Alguna vez se derrumbó?
-Tuvo un cáncer de pecho y se agobió mucho pensando en la posibilidad de dejarnos huérfanos, yo por entonces todavía era menor de edad.
-Los hermanos.
-Somos todos radicalmente diferentes, incluso políticamente, porque ellos han salido de derechas, y además activos políticamente, y las mujeres somos de izquierdas, también activas políticamente. Pero, teniendo caracteres tan distintos, nos queremos con locura y siempre nos hemos apoyado, dos cosas que son fundamentales.
«No soy una radical, ni soy una iluminada»
-¿Qué quiso ser?
-De pequeña soñaba con ser astronauta porque me gustaba mucho el espacio. Después, a la hora de plantearme una carrera, mi opción era estudiar Física; yo soy de ciencias puras, pero el problema era que Física no se podía estudiar en Murcia y yo no podía permitirme irme fuera. Y estudié Derecho.
-El primer amor.
-Pues me lo pasé muy bien; fue el típico amor de verano que luego se acaba, pero yo, la verdad, he sabido superar muy bien las rupturas.
-¿Qué es importante en una pareja?
-Mantener cada uno sus pilares fundamentales activos; por ejemplo, en mi caso, cuidar mucho a mis amigas y mantener un espacio y un tiempo para mí. Eso lo he hecho siempre, incluso siendo madre tuve claro que necesitaba tiempo para mí, que necesitaba salir a tomar mis copas, que necesitaba seguir haciendo mis viajes. Y creo, sinceramente, que hacerlo así nos ha venido bien a los tres, a mis hijos y a mí.
-¿Qué no hizo con ellos?
-No les di el pecho.
En tragos cortos
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Un sitio para tomar una cerveza. El Garrampón, en Murcia.
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Una canción. 'Revolución', de Amaral.
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Un libro. 'Instrucciones para salvar el mundo', de Rosa Montero.
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Su héroe o heroína de ficción. La Princesa Leia (saga Star Wars).
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¿Qué le gustaría ser de mayor? Viajera.
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¿Lo que más detesta? La incoherencia.
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Un baño ideal. En Isla Plana.
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Una copa. Daiquiri de fresa.
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Un epitafio. «He sido feliz».
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¿Tiene enemigos? No pretendo caerle bien a todo el mundo.
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¿Le gustaría ser invisible? Uy, a veces sí.
-¿Cuándo tomó usted conciencia política?
-Siempre he sido muy sensible para las injusticias, desde pequeña; y si eres mujer, y le estoy hablando de los 80 y los 90, ¿cómo no ser de izquierdas? Las grandes conquistas, sobre todo para las mujeres, tengo claro que se las debemos a la conciencia social y a las leyes que ha traído la izquierda, no la derecha. Los grandes avances sociales en derechos se los debemos a la izquierda.
-¿Dentro de Izquierda Unida dónde se ubica?
-Yo soy militante del Partido Comunista de España (PCE).
-Que está muy estigmatizado.
-Por desconocimiento. Es uno de los partidos que más se comprometió a traer, por ejemplo, la democracia a nuestro país. Si tenemos democracia es, entre otras cosas, gracias al PCE, a los camaradas y las camaradas que siempre han luchado por la democracia, y para nada por el totalitarismo y no sé qué.
-Les llaman radicales.
-[Sonríe] Los que me conocen saben que para nada, excepto para procurar ir a las raíces de los problemas y afrontarlos, que es la mejor forma para resolverlos. No soy una radical, ni soy una iluminada. Llevo militando en el PCE desde los 18 años. Creo que todo el mundo debía ser un político en el sentido, no de aprovechar la política para trepar, sino en el de hacer cosas por tu comunidad.
-¿En qué cree?
-En la redistribución de la riqueza y en la necesidad de un ascensor social que permita realmente que todo el mundo tenga oportunidades, que pasan por ejemplo por una buena educación pública. Y todo el mundo debe poder acceder también a la sanidad pública en igualdad de condiciones.
«Mi madre tenía una de las mejores bibliotecas de ciencia ficción»
-¿Orgullosa de su país?
-Soy comunista y me siento orgullosa de España, sobre todo por su sanidad pública universal y por su educación pública, que es cierto que todavía es muy mejorable. Esto no es incompatible con que los comunistas seamos internacionalistas,
-¿Qué le hace feliz?
-Lo que más, mis hijos, que son buenos zagales; mi pareja también me hace tremendamente feliz, y mi familia, y dormir también me hace muy feliz, y bailar aunque bailo fatal...; creo que siempre he sido feliz pese a las circunstancias.
-¿Nunca tocó fondo?
-Una vez llegué a sentirme absolutamente sobrepasada.
-[...]
-Mi madre murió, de repente, estando yo embarazada de los gemelos, y encima desarrollé un hipotiroidismo gestacional, que hace que te baje muchísimo el ánimo...; me parecía muy injusto porque yo siempre había querido ser madre -si no lo hubiese podido ser biológicamente habría adoptado y tan feliz-, y justo el primer año de vida de mis hijos me pase la mitad llorando, con unos pensamientos tristísimos y un poco raros, y echando muchísimo de menos a mi madre, en la que me había apoyado en los primeros meses de embarazo....
-¿Qué decisión tomó?
-Fui al médico y le dije: 'No es normal que vaya llorando por las esquinas'. Y estuve tomando Prozac durante seis meses, que es lo mejor que he hecho en mi vida [risas].
-¿Amiga de sus hijos?
-Creo que no debería serlo tanto, porque me lo cuentan todo; tuvieron durante tres años a su padre muy enfermo [falleció en enero pasado], en una edad difícil, de los 14 a los 17 años, y quizá los mimo demasiado.
-¿Qué se plantea?
-¿Cómo es posible que el PP y Vox sumen mayoría en esta Región? Es una de las que tienen mayor precariedad laboral, mayor brecha salarial entre hombres y mujeres...; ni la situación económica, ni la situación laboral, ni la situación medioambiental van bien, ¿cómo se sigue votando al PP? Por no hablar de la situación del Mar Menor, que me da una pena que muero porque le tengo un cariño impresionante.
«Fui al médico y le dije: 'No es normal que vaya llorando por las esquinas'»
-¿Qué hizo una vez?
-Cuando supe que cerrarían el aeropuerto de San Javier, donde los aterrizajes eran de los más bonitos del mundo, no quise que llegara ese momento sin que mis hijos disfrutaran de ese aterrizaje tan espectacular.
Capitalismo salvaje
-¿Qué le han preguntado muchas veces?
-La tontería esa de '¿y por qué eres comunista con todo lo que ha hecho el comunismo?'. Me lo preguntaba gente católica a la que yo le planteaba, '¿y tú por qué eres católico con todo lo que ha hecho el catolicismo?'. Y entonces se callan o te dicen que no es lo mismo. ¿Cómo que no es lo mismo? 'Tú serás católico porque piensas que, aunque por ejemplo la Inquisición haya hecho burradas, la idea es buena. Pues yo, exactamente igual: la idea es buena. Lo que se ha demostrado que no funciona es el capitalismo salvaje. Tuvimos la crisis del 2007-2008, que supuso una oportunidad para repensarlo, y enseguida a los poderes fácticos se les iluminaron las alarmas y nos vendieron una crisis del Estado del bienestar acusándonos de que habíamos vivido por encima de nuestras posibilidades, ¡pero pijo! Aquello me desconcertó muchísimo, ¿cómo es posible que todo el mundo tuviese claro que era una crisis económica del capitalismo, que va de fracaso en fracaso, para finalmente hablar de una crisis del Estado de bienestar? ¡Cágate lorito!
-¿Ha visto 'Barbie'?
-Sí, en Málaga, con mis dos hijos, mi pareja y dos sobrinos de Augusto. Incluso hicimos la tontería esa de comprarnos camisetas rosas.
-¿Le gustó?
-Hay cosas que te hacen reflexionar y la verdad es que me divertí.
-¿Qué no es cierto?
-Que el feminismo ya esté superado. Tenemos que seguir en la lucha feminista y hay que implicar en ella sí o sí a los hombres; el feminismo tiene que ser cosa de todos y todas y transversal a todas las políticas.
-El aborto.
-Aquí en Murcia tenemos un problema importante con el tema del aborto público en las instituciones públicas. No hay médicos ni hospitales públicos que lo realicen, amparándose en la objeción de conciencia cuando, después, sí que hay clínicas privadas que están nutridas con médicos y médicas del sector público. Lo que es necesario es hacer una lista de esos objetores y objetoras de conciencia para que verdaderamente digas, 'vale, es por esto y no por tener desviado los abortos a las clínicas privadas'. Una mujer tiene derecho a decidir sobre su propio cuerpo. Es un derecho, y tú el derecho lo ejerces o no lo ejerces. Yo no le impongo la moral a nadie.
-¿Para qué es un lince?
-Para recordar los números de teléfono, creo que debo ser la persona que más números de teléfono tiene en la cabeza.
-¿Y un desastre?
-Soy muy desordenada.
-¿De qué viaje no se olvida?
-De uno que hice el año pasado a Cuba, y de otro que hice en el 2000; me fui con mi madre a visitar a mi hermano, que estaba en Estados Unidos en la campaña de Al Gore. Ver lo ilusionada que estuvo durante todo el viaje, viendo escenarios que había visto en películas, como el Empire State o las Torres Gemelas, que volaron pocos meses después...
-¿Y Cuba qué? La gente está ya hasta las narices.
-A ver, no nos olvidemos de que la isla sufre un bloqueo atroz desde hace demasiados años. En todo caso, creo que Cuba tiene que evolucionar hacia un sistema más democrático, pero conservando las cosas muy buenas que ha traído el comunismo al país.
-¿Qué le saca de quicio?
-El sufrimiento innecesario me pone de muy mala leche.
-¿Animales?
-Dos gatos, me gusta lo independientes que son.
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