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Pedro Lobo, con su perro, en un jardín de Murcia. Vicente Vicens / AGM
«Trabajo casi las 24 horas del día»

«Trabajo casi las 24 horas del día»

Pedro Lobo. Diseñador

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Sábado, 12 de agosto 2017, 08:53

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Un día, Pedro Lobo (Murcia, 1983), diseñador que completó su formación en el Instituto Marangoni de Milán, y cuyas colecciones de ropa para mujer y hombre tienen una calidad a prueba de pasión, esfuerzo e imaginación, se contempló a sí mismo en el pasado, gracias a una memoria siempre en agitación, y escribió: «Hoy tengo 12 años y estoy sentado en mi escritorio, y busco mi séptimo sentido. Entra luz por los huecos de la persiana, enciendo el flexo. Ante mí centellea la constelación del cisne por encima de las naves industriales. Explanadas en penumbra, fluorescentes que iluminan situaciones diversas, fortalezas de metacrilato y piezas de colores que activan mis mecanismos de defensa. Tengo un ejército de personas y animales con el que construir una realidad que me gusta más que la que vivo; una realidad en la que voy a coger mi mochila para irme a judo. Vamos a hacer arder nuestro cosmos. El juego ya ha empezado. He escrito una carta a mis padres, pienso que si tuviese un perro mi vida sería diferente».

-¿Cómo está?

-¡De pie de milagro!

-¿Por qué?

-Llevo meses preparando nuevos proyectos y colecciones, trabajando casi las 24 horas del día. Hace unas horas, a las cuatro de la mañana, estaba todavía aquí, en mi estudio. Duermo casi nada o nada. No es que mi trabajo me quite la vida, porque se la doy encantado, pero a veces miro con envidia sana a los que trabajan ocho horas al día y ya. Mi sueño es vivir un poco más tranquilo.

-¿Qué haría usted con más tiempo libre?

-Lo primero, dar saltos de alegría por tener algún tipo de margen para mí. Lo segundo, disfrutar más de mi perro. No niego que me gustaría poder decirle «disfrutar más de mi pareja», pero es que no tengo. Estoy entregado en cuerpo y alma a mis colecciones, es lo que ahora toca.

-¿De pequeño ya le interesaba la moda de alguna manera?

-Qué va, yo tardé años en saber cuál era mi vocación. Era un niño muy bueno, muy soñador, cariñoso, nada gamberro, distinto a mis compañeros de clase, que tuvo que aguantar 'bullying' y que no se terminaba de ubicar en este mundo. Lo más relacionado con la moda que hacía era ponerles capas a los muñecos hechas con toallitas de las de limpiar las gafas y gomas de oficina. ¡Con decirle que estuve a punto de estudiar Podología!

«Veía tiburones debajo de la cama, me duró el pánico tres años»

-¿Podología?

-Sí, a punto. Hasta que vi la luz y un día le pregunté a la jefa de Estudios de mi instituto: '¿Qué hay que hacer para ser diseñador de moda?' Y ella me orientó. Descubrí que era lo mío.

-¿Con qué soñaba?

-Yo siempre he querido tener muchos perros, pero de momento no puedo tener más de uno.

-¿Qué estuvo bien?

-Ir, por fin, conociendo a gente más afín a mí, con la que me entiendo mejor, con la que me siento cómodo y todo es más fácil.

-¿Cómo es usted?

-Yo creo que soy majo [risas]. Creo que me gustaría tenerme como amigo. No me gusta complicarle la vida a nadie, soy muy respetuoso con los demás y no pido mucho. Sí, me gusto un montón [más risas].

-¿Qué pide?

-Sentirme un poco arropado y querido no está nada mal. No pido ser el centro del universo de nadie.

  • 1 -¿Un sitio para tomar una cerveza? -En la terraza del Ocio. En Murcia.

  • 2 -¿Un concierto inolvidable? -Uno de Collin Steeson.

  • 3 -Un libro para el verano 'El hombre que confundió a su mujer con un sombrero', de Oliver Sacks.

  • 4 -¿Qué consejo daría? -Disfruta de lo que tienes.

  • 5 -¿Cuál es su copa preferida? -Gin-tónic.

  • 6 -¿Le gustaría ser invisible? -Puntualmente.

  • 7 -¿Un héroe o heroína de ficción? -El caballero del cisne .

  • 8 -Un epitafio -'Todo va a salir bien'.

  • 9 -¿Qué le gustaría ser de mayor? -Feliz.

  • 10 -¿Tiene enemigos? -Creo que no.

  • 11 -¿Lo que más detesta? -La mala educación y la arrogancia.

  • 12 -¿Un baño ideal? -En las calas de Bolnuevo, en Mazarrón.

-¿Qué no se ha sentido nunca?

-Un bicho raro. Cuando no encajaba en algunos ambientes, ni le echaba la culpa a nadie, ni tampoco me la echaba a mí mismo. Siempre me he sentido cómodo conmigo.

-¿Qué necesita?

-Encontrar inspiración es fundamental para mi trabajo, y eso hace que lo mire todo de otra manera, con otros ojos; yo pido un café con leche y me quedo embobado mirando el movimiento de la espuma.

-¿Qué tiene en contra?

-Pues no sé si ser tan despistado total es algo que juega en mi contra o es precisamente mi gracia.

-¿Y a favor?

-Soy muy positivo, y tengo a mi familia siempre ahí, al pie del cañón apoyándome en todo. No han cesado de animarme desde que les dije que iba a cambiar estudiar Podología por estudiar Moda.

-¿Qué sigue siendo?

-Tímido, mucho. Ahora mismo estoy hablando más porque ya he cogido carrerilla, pero me cuesta mucho hablar en público, me tiembla la voz, me lío con las palabras, me quedo en blanco. Así es que, claro, me puse a hacer teatro y fue un desastre, fatal.

-¿Qué no le importó?

-Tras empezar a hacer colecciones en 2007, me fui a Madrid a vivir y a moverlas. Me estalló toda la crisis encima. No me importó tener que sobrevivir, por un lado, trabajando de camarero, de teleoperador, de vendedor de tarjetas de créditos...; y, por otro, haciendo trabajos de estilismo, vestuarios para teatro y un montón de cosas. Recuerdo que estaba agotado, pero me quejaba poco.

-¿No se venía abajo?

-Yo me vengo abajo como todo el mundo, pero solo diez minutos. A los diez minutos, me tomo un café y sigo. ¿Qué otra opción hay? Que se complican las cosas, pues a seguir luchando y peleando por lo que te apasiona. Ya le digo, te tomas diez minutos para llorar, y a seguir.

-¿A qué no está dispuesto?

-A ir por la vida protegido por un caparazón o una máscara. Yo no tengo ningún problema con el mundo, no tengo por qué aparentar nada. Soy lo que se ve.

-¿Qué tal le ha tratado el amor?

-A ver, yo con todos los novios que he tenido he acabado genial.

-¿Y cómo lo ha hecho?

-Pues... a ver: creo que he flipado un poco utilizando la palabra genial, la verdad. Quiero decir que sin muy malos rollos. Yo me quedo con la parte positiva, con lo que han aportado a mi vida.

-¿Qué procura?

-No poner en riesgo mi salud mental.

-¿Qué manía tiene?

-Cuando me voy de un sitio, de mi casa o de mi estudio, lo dejo todo ordenado como si ya no fuese a volver nunca, todo perfecto por si acaso me muero. Todo ordenado y dispuesto como a mí me gustaría que se lo encontrase la gente si yo falto.

-Exprese una queja.

-A mí, vivir 70 u 80 años me parece muy poco tiempo. No estoy de acuerdo.

Por encima del hombro

-¿De qué no se olvida?

-De lo mal que lo pasé de pequeño cuando vi 'Tiburón' (Steven Spielberg, 1975). Veía tiburones debajo de la cama, me duró el pánico tres años. Me duchaba en dos segundos, me quité de clases de natación, dormía con una mano agarrada a la almohada y la otra al colchón... A mi hermana le pasó algo parecido, pero con 'Jurassic Park' (Steven Spielberg, 1993).

-¿Qué no aguanta?

-Que me miren por encima del hombro. No hay necesidad de ser descortés, ni maleducado, ni de hablar a nadie con malos modos.

«Cuando me voy de de mi casa o de mi estudio, lo dejo todo perfecto por si acaso me muero»

-¿Qué es una suerte?

-Que en la Región de Murcia tengamos sitios alucinantes. No hay que irse muy lejos para encontrar sitios paradisíacos. Bolnuevo, en Mazarrón, por ejemplo, es una pasada total.

-¿Sus viajes pendientes?

-Nueva York, Islandia y Beirut.

-¿Qué parece mentira?

-Yo nunca he estado en Ibiza.

-¿Qué es una verdad verdadera?

-¡No gano para café! [Risas] Me tomo por lo menos ocho al día, y unos cuantos Red Bull. Y fumo. El caso es que ya soy muy nervioso de por sí, pero es que ya le digo que apenas tengo tiempo de dormir. Vivo como en una especie de montaña rusa. Llevo tanto tiempo sin salir, que seguro que me tomo dos cervezas, caigo tumbado y doy el espectáculo.

-¿Cómo consigue relajarse?

-Últimamente, cuando de muy de madrugada vuelvo a casa, un poco ya arrastrándome, la verdad, cojo a mi perro y nos vamos a un parque. Y nos tumbamos los dos un rato sobre el césped recién regado. Un momento alucinante.

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