Rosa Manrubia: «Sigo hablando también cuando duermo»
Estío a la murciana ·
Rosa Manrubia. Abogada y secretaria de la Plataforma Cívica Región de MurciaTiene muy asumido Rosa Manrubia (Cartagena, 1980) que «en esta vida nadie me va a regalar nada, algo que no sé lo que es porque llevo desde siempre ganándome a pulso lo que consigo». Abogada, aceptó el triple reto mortal que le propuso el expresidente regional Alberto Garre -tras abandonar el partido de toda su vida: el PP- para que se hiciese cargo de la secretaría de la Plataforma Cívica Región de Murcia, el proyecto político que él lidera.
-¿Quién puede que tenga razón?
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1 -¿Un sitio para tomar una cerveza? -Cualquier chiringuito en el Mar Menor.
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2 -¿Un concierto inolvidable? -Hans Zimmer, en Londres.
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3 -Un libro para el verano. -'El abogado de pobres', de Juan Pedro Cosano.
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4 -¿Qué consejo daría? -Sea usted mismo.
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5 -¿Cuál es su copa preferida? -Ginger 43.
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6 -¿Le gustaría ser invisible? -A veces.
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7 -¿Un héroe o heroína de ficción? -Wonder Woman.
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8 -Un epitafio. -«Vivió como quiso».
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9 -¿Qué le gustaría ser de mayor? -Abogada.
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10 -¿Tiene enemigos? -Me preocuparía que no.
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11 -¿Lo que más detesta? -La hipocresía.
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12 -¿Un baño ideal? -En Islas Menores o en Calblanque.
-[Risas] Pues, a lo mejor, puede que la tenga Pepe Muelas [José Muelas, decano del Colegio de Abogados de Cartagena], que me dice mucho: '¡Manrubia, eres una tonta del pijo, te lo crees to(do), te piensas que lo puedes cambiar to(do)!'. Y cuando decidí apoyar a Garre en su proyecto político, volvió a la carga: '¡Manrubia, lo dicho: Qué tonta del pijo eres!'.
«Sé que no voy a tener mi despacho de abogada lleno de clientes del PP»
«Llevo la vida con la que soñaba, sí»
«La experiencia más alucinante de mi vida: entrar en la pirámide de Keops»
-¿Lo es o no lo es?
-Lo que soy es una idealista. Ya sé yo que lo más fácil hubiese sido subirme al carro del PP, como también sé que no voy a tener mi despacho de abogada lleno de clientes de este partido, pero creo que estoy en buena posición para intentar echar una mano a esta Región desde el compromiso político.
-¿Por qué lo dice?
-A ver, soy idealista pero no ingenua, sé dónde me meto y que no tengo ninguna necesidad de ello. Cuando Garre se puso en contacto conmigo -yo nunca he sido amiga de políticos de ningún signo-, al principio tuve mis dudas. Mi despacho funciona, tengo una estabilidad profesional, personal y patrimonial, y no me hace falta la política ni para comer ni para ser conocida, porque ya lo soy en el ámbito en el que me muevo y me interesa. Precisamente, ese 'a mí no me hace falta' lo veo un valor que no abunda hoy mucho. Necesidad no tengo ninguna, pero estoy harta, me apetece plantarme y, además, si el carro no tira para adelante no pasa nada, no tengo nada que perder. Pero hay que intentarlo.
-¿Intentar qué?
-Acabar con esta política en la que se premia el clientelismo, el servilismo; con esta política vacía que practica el PP en la Región. Una política de selfis, a golpes de tuits, sin ahondar en los temas, sin que se hagan cosas de interés general a medio y largo plazo. Se hacen políticas cortoplacistas, con una visión muy pueblerina, muy provinciana, mientras sigue vigente el 'quítate tú para ponerme yo'. Si eres un ciudadano un poco despierto, no queda otra que tener la sensación de que se están riendo de ti. ¡Oiga, no me puede usted decir que la Región va como un tiro, cuando estoy yendo en el mismo tren a Madrid en el que iba mi padre hace 25 años! Y luego está lo de [el expresidente regional y diputado] Pedro Antonio Sánchez, que está haciendo un daño demoledor a la imagen de la Región de Murcia. No puedo entender que una persona que está en política, a la que se le presupone un plus de generosidad y que tiene una altura de miras por encima de un ciudadano normal, se enroque de esa manera. Es inadmisible y una clara burla a los ciudadanos.
-¿Y usted cómo es?
-Desde luego, nada servil. Y, como buena abogada, a veces tengo un poco de mala leche [risas].
-¿Para qué está preparada?
-Para ser muy criticada. Sé que en la política los cuchillos vuelan.
-¿Y no le importa?
-Cuento con ello. Como me expongo mucho en las redes sociales, ya he sufrido críticas demoledoras. Yo procuro tomármelas con la máxima deportividad posible. Tienes que tener mucha fortaleza mental para aguantar el chaparrón, y saber que pasará. Vivimos en un mundo en el que todo es de consumo instantáneo, también la crítica. Además, yo soy transparente, mi vida es transparente, poco tienen que decir de mí.
-¿Qué hace por sistema?
-Le doy conversación a todos los taxistas de España.
-¿Ser mujer le ha acarreado dificultades añadidas?
-En mi caso, no. Estudié una carrera en la que éramos más mujeres que hombres, y ejerzo una profesión en la que, ahora mismo, también somos más mujeres que hombres. Tampoco he notado discriminación alguna por parte de mis compañeros de profesión, ni en mi vida diaria.
-¿Qué opina de la paridad?
-Me resulta contradictoria. Por un lado, estás imponiendo una igualdad que tiene una consecuencia: estás cerrando las puertas para que haya más mujeres que hombres en determinados ámbitos. Es decir, en vez de conseguir que las mujeres, cuando sea justo, puedan ser mayoría en muchos campos, la paridad acaba con esa posibilidad. Lo que tengo claro es que la igualdad también tiene que suponer que, precisamente en igualdad de condiciones, lleguen siempre los mejores. No se trata de imponer una igualdad de sexos.
-¿Prohibiría a una mujer convertirse en 'vientre de alquiler'?
-No, ¿por qué? Si una mujer libremente decide ser 'vientre de alquiler', ¿por qué no? ¿Quiénes somos nosotros para prohibírselo? ¿Y por qué tenemos que imponer que sea gratuito o remunerado? Lo verdaderamente importante es que los derechos del niño estén perfectamente garantizados, porque el niño nunca es una mercancía. Por ejemplo, ¿si un niño viene con un defecto congénito qué pasa con él?
-¿Estudiar Derecho fue su primera opción?
-Dudaba entre Derecho y Bellas Artes, porque se me daba bien pintar. Pero mi padre me dijo: «Primero haz Derecho, y luego ya haces lo que te guste». Y eso hice. Y descubrí que me encanta ser abogada.
-¿Qué le apetece mucho?
-Ayudar a cuanta más gente, mucho mejor.
-¿Vive como quiere?
-Llevo la vida con la que soñaba, sí. Vivo donde quería vivir, en Cartagena; trabajo en lo que me gusta, de abogada; me casé, hace diez años, completamente enamorada, con un hombre maravilloso [José González], que además es un economista brillante; veraneo donde llevo haciéndolo toda mi vida, en Islas Menores; tengo una familia feliz que me arropa, una familia política que me quiere, y muy buenos amigos. A veces me quejo y digo: «¡Cierro el despacho y me olvido, esto es estresante!». Pero se me pasa rápido el cabreo y sigo trabajando con pasión.
Demasiado ímpetu
-¿Qué le falta?
-Tiempo para mí misma. Me embarco en demasiados proyectos; a veces se me pasa la semana sin haber tenido una hora para sentarme a leer por placer. Tengo demasiado ímpetu, un exceso de energía. El día se me queda muy corto.
-¿Y qué reconoce?
-Que hablo demasiado. Porque, lo peor de todo, es que sigo hablando también cuando duermo. Y que me riñen continuamente porque dicen que estoy enganchada al móvil.
-¿Qué ha dejado de hacer?
-He dejado de correr. Tengo una lesión de rodilla muy seria y me lo han prohibido; también me han prohibido que haga senderismo, pero la verdad es que no veo el momento de dejarlo...; lo que no me han prohibido, y me relaja mucho, es hacer pilates.
-¿A rajatabla qué lleva?
-Lo de 'Al mal tiempo, buena cara'. Soy de las que se secan rápido las lágrimas y siguen batallando; de las que cogen el escudo y la espada y continúan adelante.
-¿Mucho trabajo qué le cuesta?
-Asumir una derrota. Ha habido veces que he perdido, claro, y no lo he sabido asimilar. Yo seguía en el campo de batalla contra viento y marea...; me tenían que decir: «¡Para, se terminó, vete, déjalo ya!». Me cuesta mucho trabajo asumir la derrota; aunque haya cenizas, aunque esté de rodillas, nunca me doy por vencida.
-¿Hay un Más Allá?
-Creo que sí. Yo tengo fe, soy creyente, católica practicante, y me parece maravillosa la creencia de que un día me reencontraré con mis abuelos y con otra gente muy querida a la que echo mucho de menos. Creo que uno de los objetivos de la existencia debe ser morir en paz y sabiendo que te espera otra vida, que la muerte no acaba con todo.
-¿Cuando reza se siente usted escuchada?
-Así es.
-¿Qué espera que suceda un buen día?
-Que lleguen mis hijos. Mi marido tiene más ganas que yo de que así sea [dice sonriendo].
-¿De qué viaje no se olvida?
-De Japón tengo un recuerdo imborrable, pero fue en Egipto donde viví la experiencia más alucinante de mi vida: entrar en la gran pirámide de Keops. Recuerdo entrar y sentir un torrente de energía que te impresiona. No sientes ni frío ni calor, solo energía. Me encantó Norteamérica, tengo muy buenos recuerdos de México y Europa la he corrido entera, pero me quedo con Japón y Egipto.
-¿Qué es una suerte?
-Soy muy alegre de por sí.
-¿Cómo andamos de caprichos y de coquetería?
-Soy la más caprichosa y la más coqueta del mundo. De hecho, puedo ser terrible con la tarjeta de crédito cuando se trata de ropa. Me gusta cuidar mi imagen personal, me gusta la ropa y coleccionar zapatos. Mi marido me dice que parezco Imelda Marcos [risas].
-¿Qué es más necesario que el pan nuestro de cada día?
-La generosidad. Nos hemos vuelto cínicos y desconfiados.
-¿Embelesada qué la deja?
-Una banda sonora de Hans Zimmer. [La última, la de 'Dunkerque', de Christopher Nolan]
-¿Qué no es usted de ninguna manera?
-No soy una rubia tonta.