«El sexo es bueno hasta dos días antes de competir»
David Fernández, campeón del mundo de culturismo
Culturismo. Eso es lo que hace David Fernández, cartagenero de 33 años. Somete su cuerpo a dietas severas por un deporte donde el premio único es la satisfacción, porque, como él dice, apenas hay dinero: aquí solo importa el podio. ¿Por qué lo hace, entonces? Él empezó en un gimnasio, comenzó a ganar músculo, se sintió bien y quiso probar. Y si se pone, se pone. No es su musculatura, sino su determinación lo que lo ha llevado a la planta más alta del culturismo. Hace poco más de un mes se proclamó campeón del mundo y salió a celebrarlo. ¿Champán y caviar? Pues no, helado y pizza, que son las líneas rojas de su dieta leonina antes de un torneo y lo que más le apetece cuando toca 'champanear'.
-
1 -¿Un sitio para tomar una cerveza? -No bebo alcohol.
-
2 -¿Un concierto inolvidable? -Mojinos Escozíos, en Torre Pacheco.
-
3 -Un libro para el verano -No soy muy de leer.
-
4 -¿Qué consejo daría? -Sed humildes.
-
5 -¿Cuál es su copa preferida? -Si bebiera, un mojito.
-
6 -¿Le gustaría ser invisible? -A veces sí.
-
7 -¿Un héroe o heroína de ficción? -No sabría decirlo.
-
8 -Un epitafio -'Un sueño no es lo que ves mientras duermes, sino lo que no te deja dormir'.
-
9 -¿Qué le gustaría ser de mayor? -No sé.
-
10 -¿Tiene enemigos? -No.
-
11 -¿Lo que más detesta? -La mentira.
-
12 -¿Un baño ideal? -En el faro de Cabo de Palos.
-¿Helado y pizza?
-Sí, helado y pizza. Me bajé de la tarima. Tenía tanta sed que lo único que quería era tomarme un granizado con mi pareja, así que me tomé el granizado y un helado, y luego nos fuimos a comernos una pizza, que me encantan, pero no me las puedo permitir cuando estoy preparando una competición.
«Tras ganar el Mundial solo quería un granizado, estaba seco»
-¿Por qué tenía tanta sed?
-En las últimas 48 horas antes de un torneo reducimos al mínimo el consumo de agua para que la piel se marque bien. Solo bebo medio vaso de agua por comida. Además, le meto al cuerpo un hidrato de carbono para que el cuerpo absorba el agua que tiene dentro a la hora de digerir las comidas, por ejemplo, tortitas de arroz, con lo cual la sensación de sed es aún más intensa. De esta forma, justo antes de salir a escena tienes un mínimo de agua dentro. Eso hace que el músculo se apriete o se congestione, como decimos nosotros, y se marque bien bajo la piel en el momento en que haces un poco de calentamiento para salir.
-¿Qué es lo peor en una preparación?
-La comida. Hay que ser muy estricto. Yo, por ejemplo, si estoy preparando un campeonato, voy con mis táperes a cuestas si como fuera.
-Pongamos que tiene una boda, ¿de verdad va con los táperes a la celebración?
-Sí. Ya me ha pasado de hecho con unos amigos de La Unión. Saqué mis táperes con arroz, carne y patatas porque estaba preparando un campeonato.
-¿No le miran como a un bicho raro cuando hace eso?
-Sí, pero me da igual. Ni siquiera me molesta que me miren de forma rara. Estoy acostumbrado y acepto la crítica.
-¿Y cómo son esos días previos?
-Pues la última semana es la semana crítica, como yo la llamo. Durante unos días descargas el cuerpo, vas bajando de calorías para descargarlo y la alimentación es básicamente con proteínas, un poco de avena, algo de pollo, de verdura, de pescado... Es importantísimo comer cada dos horas y media, pero siempre sin carbohidratos. Además, entrenas con más intensidad para aumentar la descarga, con lo cual notas cómo va bajando tu energía.
-¿Así hasta el torneo?
-No, ya los dos últimos días es al revés. Bajas el agua y subes la comida. Además, ahí ya no entrenas. Yo trato de estar casi todo el tiempo en reposo y con las piernas en alto. Calma, sofá y cama.
-Se le tiene que poner un humor de perros.
-No. Ya estoy acostumbrado y lo llevo bien, y mi pareja también. Esas últimas horas son fundamentales y es importante el apoyo de la gente que está a tu lado, hablo de mi familia, mi entrenador (Pablo Cerón) y Ana, mi pareja.
-¿Qué es lo que nunca se le puede decir en ese momento?
-Lo único que no me gusta es que me ofrezcan comida. Tengo que ser muy estricto, porque un paso en falso puede arruinar todo el trabajo.
«Me ha pasado tener que ir con los táperes a una boda, porque estaba preparando un campeonato»
-¿Se puede practicar sexo durante una preparación?
-En esas últimas horas no debes, tienes que estar lo más tranquilo posible, pero los días anteriores sí, hasta viene bien. Es bueno. A mí, al menos, no me importa, porque me relaja y me hace sentir mejor.
-¿Qué más le gusta antes de una competición?
-Me miro mucho al espejo. Me gusta verme bien, más definido. Y también que me animen ya en el torneo, que mi preparador me mire a los ojos justo antes de salir y me diga: 'Sube a la tarima y cómetela'. En el Campeonato de España me dijo: 'Sube y revienta la tarima', no se me olvida.
-¿Ganó?
-Sí, gané.
-Acaba de proclamarse campeón del mundo en Cartagena.
-Sí, quedé campeón del mundo en talla-peso. Fue el 17 de junio. Lo recuerdo porque hacía un calor horroroso. Un amigo me llevó en el coche con aire acondicionado hasta la misma puerta del pabellón. Apenas había bebido y tenía la boca seca. Como competía en casa y conocía el pabellón, lo primero que hice fue buscar un rincón que sabía que iba a estar más fresco que otros, en el pasillo. Necesitaba un poquito de aire.
-Al menos, tanto esfuerzo compensará económicamente.
-No. Nada de eso. Este año en el Open Presidente de Madrid gané y me dieron 300 euros. Era el primer y último dinero que me han dado por ganar un torneo.
-¿No le dieron nada por ganar el Mundial?
-No. Y hace poco, en Brunete, gané el Campeonato de España y tampoco me dieron nada, solo la inscripción gratuita para el Mundial. Lo que sí te da es una repercusión. Yo, ahora, por ejemplo, acabo de firmar con Beverly Nutrición, que me va a apoyar tras convertirme en campeón del mundo.
-¿Qué distingue a un buen culturista de uno que no lo es?
-La fuerza de voluntad y mental para prepararse. Tienes que dejar de lado muchas cosas, dormir ocho horas, levantarse temprano, seguir los entrenamientos, cuidar la alimentación... Son muchas cosas y, si no tienes fe en ti y fuerza de voluntad, es complicado, porque, como estaba diciendo, aquí el premio es la satisfacción personal. No hay más premio que ese.
-¿Usted la tiene?
-Sí. El pilar fundamental es creer en ti. En este sentido, yo ahora creo mucho más y ese es mi punto fuerte. Al principio le decía a mi entrenador que quería estar en mitad de la clasificación, me daba igual dónde, pero lo único que no quería era hacer el ridículo y quedar último. Ahora le digo que me preparo para ganar, no tengo otro objetivo.
-¿Qué más le ayuda a ganar?
-Tengo un amuleto, no es que me ayude, pero me gusta llevarlo. Es una pequeña calabaza con una luz dentro que me dio un rival en un torneo en Valladolid. Nos conocimos allí, hablamos mucho y al final me lo dio y me dijo que me traería suerte. A ver, lo llevo por gusto, porque fue un detalle bonito por su parte, no porque crea en supersticiones. En realidad, mis verdaderos amuletos son mi pareja y mi entrenador, que siempre están ahí, a mi lado, apoyándome.
-¿Recuerda su primer torneo?
-Sí, fue en el que peor lo pasé. Fue en Archena hará como unos tres años. El proceso fue muy duro porque no sabía si merecía la pena. Cuando empecé a ir al gimnasio, yo era de los más pequeñitos. Mi peso normal era de cincuenta y tantos kilos. Me dije que eso iba a cambiar y llegué a pesar 94 kilos. Estaba muy contento con mi figura y me había costado mucho conseguirla. Cuando empecé a preparar el campeonato, comencé a perder peso al hacer la dieta y claro, con lo que me había costado ganarlo, me preguntaba una y otra vez si merecía la pena ahora perderlo. Recuerdo que a la competición llegué con 71 kilos.
-¿Qué come que no comamos los demás?
-Pues quizá aceite de coco. El de oliva es sano mientras no pase de determinados grados, cuando se calienta ya no lo es tanto, y al de coco no le pasa eso. Además, tomo agua con un PH alto. Eso lo hago para que el cuerpo absorba mejor los nutrientes. Mi PH tiene que estar por encima de siete.
-¿Ha competido fuera?
-Sí, en el Mundial de Italia. Fue gracioso, porque recuerdo que llegamos a Milán en avión una tropa que no vea. Hay que imaginársela, todos tiarrones, con los músculos marcados, algunos con pañuelos en la cabeza. Pues en el aropuerto no nos pararon a ninguno. Vinieron a parar a mi mujer, la pobre, que era la más modosita del grupo y era la primera vez que viajaba en avión.
-¿También se llevó su comida?
-Sí, una maleta entera llena con bolsas de arroz que ella me había preparado.
-¿Qué es usted?
-Por encima de todo, soy una persona humilde, porque vengo desde abajo. Alguien, además, a quien le gusta ayudar a los demás.
-¿De qué manera?
-Pues además de mi trabajo en la gasolinera [David trabaja en la estación que hay a la entrada a La Manga], soy preparador. He ayudado a gente que lo estaba pasando mal. Por ejemplo, a una mujer que vino a mí con sobrepeso, no podía ni vestirse y necesitaba una máquina para respirar. Me dijo que necesitaba perder peso, pero no quería morirse de hambre y yo la ayudé a ir cumpliendo objetivos. Siempre poco a poco, metas cercanas para no desfallecer en el intento. Primero, tenía que perder hasta poder vestirse por sí misma, luego bajar de las tres cifras y meterse en noventa y tantos kilos. Lo logró y eso que pesaba 140 kilos. Ahora me dice que me ve y se emociona, y para mí eso es maravilloso.
-¿Qué le gusta?
-Me gustan los animales. Sobre todo, los perros.
-¿Cuál es su punto débil?
-Quizá que soy extremista. Cuando se me mete una cosa en la cabeza... Tengo amigos que me dicen que sabían que hasta que no quedase campeón del mundo no iba a parar y ya lo soy. No sé, yo soy así para lo bueno y lo malo. Qué le vamos a hacer.
-¿Qué le hace seguir?
-El goce, disfrutar de lo que hago. Yo tengo la misma ilusión que el primer día. Busco superarme y disfrutar con ese espíritu y eso es lo que me mantiene. El día que no disfrute, se acabó para mí la competición.