«Me gustaría vivir una vida distinta cada día»
excantante de Klaus & Kinski
Daniel Vidal
Miércoles, 24 de agosto 2016, 22:50
Nos dirige Marina Gómez (Málaga, 1980) hasta un lugar oculto en el corazón de la huerta murciana donde a ella le encanta tomarse una cerveza muy fría con un trozo de salchicha y unas almendras mientras los vecinos echan la partida de petanca. Fan de la serie de culto 'Twin Peaks' «y de David Lynch, en general», admite: «Soy frágil». Y, también reconoce la diseñadora y ex cantante de Klaus & Kinski: «Todas las noches leo la Wikipedia».
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-¿Un sitio para tomar una cerveza?
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-Bar Cristina, en Santa Cruz (Murcia).
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-¿Qué música le suena en el teléfono móvil?
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-La de serie.
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-Un libro para el verano.
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-'El conde de Montecristo', de Alejandro Dumas.
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-¿Qué consejo daría?
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-Nunca seas tú mismo; ser uno mismo está sobrevalorado.
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-¿Facebook o Twitter?
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-Facebook.
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-¿Le gustaría ser invisible?
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-¡Claro!
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-¿Un héroe o heroína de ficción?
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-Laura Palmer ('Twin Peaks').
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-Un epitafio.
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-No tengo pensado morirme.
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-¿Qué le gustaría ser de mayor?
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-Pequeña.
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-¿Tiene enemigos?
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-Supongo.
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-¿Lo que más detesta?
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-Que me mientan... y, a veces, que me digan la verdad.
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-¿Lo peor del verano?
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-Que se acaba.
-¿Todas?
-Sí, voy saltando de artículo en artículo que me gusta. Pero llevo noches teniendo pesadillas. El otro día estuve leyendo sobre Pablo Escobar y soñé que me mataban los del Cártel de Medellín. De hecho, me ponían un cinturón y me hacían explotar. Y, la noche anterior, estuve leyendo sobre los chicos estos que violaron a una chica en Pamplona, eso lo leí en el periódico, y soñé que me pasaba algo parecido. Me pasan esas cosas. Leo sobre dinastías egipcias y, luego, sueño con faraones. Está guay leer la Wikipedia antes de dormir, además de que acumulas un montón de datos absurdos, que también me gusta mucho [risas].
-¿Quién es Marina Gómez?
-Pues no sé. Creo que tendría que ser un poco más mayor para poder responder a eso, ¿no? ¿La gente no se conoce cuando es vieja? Yo no tengo muy claro quién soy, todavía.
-Y, en este momento de su vida, ¿cómo se ve?
-¿Ahora? ¡Peor de cómo me imaginaba que estaría! Uno, de pequeño, cuando piensa en los 25, que ya se ve supermayor, piensa: «Cuando tenga 25 tendré un supertrabajo, una casa, coche, hijos, un marido y un amante». Pues no. Con 36, todavía no he llegado a eso.
-¿Y qué tiene?
-Tengo un novio y una gata, un montón de vestidos en el armario y otros tantos por planchar, y muy poco dinero en el banco. Menos aún a final de mes.
-¿Y qué hace?
-Vivir.
-¿Cómo?
-Humildemente. Trabajo de decoradora y, en mi tiempo libre, hago un poco las cosas que me gustan. Leo un poco, viajo un poco y pierdo muchísimo el tiempo. Sobre todo, con internet. Y con la tele, también.
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-Cada uno decide cómo aprovechar el tiempo que se le concede, dijo no sé quién. ¿Usted está contenta?
-¡Sí! Lo que pasa es que, a lo mejor, mi forma de aprovechar el tiempo no se corresponde con la que a mi padre le gustaría [risas]. A mí me gusta cómo gasto mi tiempo, aunque me gustaría tener el suficiente dinero para poder estudiar todo el rato sin tener que trabajar. Por eso, porque soy un poco dispersa y hoy quiero estudiar Historia, mañana quiero ser arqueóloga, al día siguiente me interesa la astrofísica...
-Además de dispersa, ¿qué es?
-Creo que soy sensible, aunque creo que la sensibilidad se utiliza en cuanto a que te pueda emocionar el arte, o si eres capaz de percibir unas cosas que otras personas no perciben. No, yo soy frágil, soy llorona, me como la cabeza porque mi amiga no me ha llamado... Soy frágil. Soy muy curiosa. Y tengo un poco de mal carácter.
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-¿Qué le pone de mal humor?
-Es totalmente 'random'. Puede ser que me enfade porque me haya levantado con el pie izquierdo, el otro día me puso de súper mal humor una señora que se puso impertinente conmigo por un sofá, o yo qué sé.
-Es decir, que es un poco bomba de relojería.
-Para mi desgracia y la de mi novio, sí. Soy muy de aguantar, aguantar, y ni siquiera ser consciente de que las cosas me están molestando... hasta que exploto. Y cuando exploto, exploto con todo.
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-Sus padres, ¿qué le suelen decir?
-Que me saque las oposiciones de una vez. Que no gaste dinero, que me haga un plan de pensiones... Las típicas cosas que dicen los padres. Que ahorre.
-¿Y ahorra?
-¡Qué va! Ahorrar es de pobres. No estoy nada de acuerdo con esa filosofía. Y en lo que más me gusta gastar el dinero es en viajar.
-¿Qué viaje recuerda con cariño?
-Los viajes aquellos, cuando no existía la autovía, e íbamos los tres hermanos y mis padres por la carretera de Almería hasta Málaga, pasando por todos los invernaderos, escuchando la música que le gustaba a mi padre.
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-¿Qué música?
-Bob Dylan, Fleetwood Mac... A mi madre le gustaba Jhonny Cash y a mi padre no... Les gustaban cosas más modernas que a sus contemporáneos. El Dúo Dinámico, Los Brincos y esas cosas, a mis padres no les gustaban nada.
-Entre los Beatles y los Rolling...
-Pues, en su momento, hubiera dicho los Beatles, pero es que ya me parecen supervalorados y me aburren mucho. Vale, muy guay. Pero luego te pones a leer las letras... Esto es muy cursi. No sé. De más joven sí, pero más mayor... Creo que los Beatles es un grupo para adolescentes, para jovenzuelas, y lo sigue siendo. Te gustan cuando eres muy joven, y te inician a la música, pero de más mayor yo no los disfruto como los disfrutaba mi hermana con 15 años.
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-Y ahora, ¿qué grupo le vuelve loca?
-Me gusta mucho Beach House.
-¿Le apetece cantar?
-No. En la ducha... O, a lo mejor, si escucho una canción que me gusta mucho, me pongo a probarla. Pero, en público, no.
-¿Cómo es eso, habiendo cantado tanto tiempo con Klaus & Kinski?
-Porque me di cuenta de que no se me daba bien cantar, y no me apetece sentirme tan frustrada otra vez. Desde el principio, tenía la sensación de que no lo hacía bien, de que tenía que aprender. Me puse a estudiar de una manera muy académica, también es cierto. Pero me di cuenta de que, por mucho que me esforzara, no llegaba al nivel que yo consideraba que tenía que tener. Pero eso fue a lo largo de años.
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-¿Demasiada autoexigencia?
-Tengo más problemas de autoestima que de autoexigencia. Bueno, igual va relacionado. Pero no, yo veía que tenía que hacer cosas y no llegaba. O creía que lo estaba haciendo bien y, luego, escuchaba la grabación y decía: '¡Joder, tío, es que tengo el oído de escayola!'.
-Pero, aún así, sacaron varios discos.
-Sí, porque toda la gente que tenía alrededor tenía, tiene, mucho talento. Un talento innegable. El chico de los teclados, el violinista... Y, sobre todo, Alejandro, que producía superbien. Entonces, al final sonaba una cosa así como aparente, pero, si te pones a analizarlo trozo por trozo, te das cuenta de que no todo funciona. Y lo que no funcionaba era yo.
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-¿Qué le debe a la música?
-¡Jo! Un montón de amigos, sobre todo. Y un montón de viajes, y haber podido ver un escenario desde detrás, que es una cosa superguay.
-¿A qué no está dispuesta?
-Durante un año y medio, he tenido un trabajo que me ha ido absorbiendo en plan secta y me dejó, al final, exhausta en todos los sentidos. No estoy dispuesta a pasar por algo así, a perder mi identidad en favor de una identidad común. Que yo creo mucho en el comunismo, y estas cosas. Pero no así. La filosofía era: 'Vamos a hacer un día a día mejor para la mayoría, entre los que no están incluidos los trabajadores de esta empresa'. No quiero volver a sentirme una parte prescindible del engranaje.
-¿Qué no volverá a hacer?
-No me gustaría volver a llevar uniforme nunca.
-¿Qué le irrita mucho?
-Escuchar dos cosas al mismo tiempo, en plan la radio y la tele, dos músicas distintas a la vez... Es superior a mí. Me hace hasta llorar.
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-¿Qué le enamora?
-Pues las cosas sencillas. Y, al mismo tiempo, las cosas complejas.
-Y el amor, ¿cómo la ha tratado?
-Es que, como yo me trato tan mal a veces, creo que el hecho de que me vaya mal, en según qué cosas, es una consecuencia de cómo me veo.
-¿Se trata mal? ¿Por qué?
-No sé. Tengo un carácter de mierda [risas]. Como le decía, soy muy frágil, tengo una autoestima muy pobre, siempre me gustaría estar haciendo otra cosa que no es lo que estoy haciendo en ese momento... Y las virtudes que yo pueda tener vienen de la 'cara b' de los defectos.
-¿Qué le dejó sin palabras?
-Algunas veces hago de DJ, y hace poco fui con un amigo a pinchar a Aguamarga [Almería]. El sitio más cercano que encontré para dormir era una venta de carretera que estaba en una curva. Pensaba que iba a ser horrible, pero, al final, era un sitio superchulo, oscuro, desde el que se veía hasta la Vía Láctea. Yo no me quería ir a pinchar a ningún sitio. Yo quería quedarme allí tomando cañas y comiendo carne a la brasa.
-¿Qué vida le hubiera gustado vivir?
-Me gustaría vivir una vida distinta cada día. Hoy quiero ser María Antonieta y mañana Stephen Hawking, y la semana que viene igual quiero ser Kurt Cobain.
-¿Cuál de sus hogueras ardió más?
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-Cuando dejé el grupo fue un cambio de vida. Un punto y aparte. Lo que más combustionó en aquella época fui yo. Lo que más ardió fue todo lo que estaba alrededor de mi vida cuando yo estaba en el grupo. Ya no queda nada de aquello.
-¿Qué es una locura?
-Atreverse a vivir de lo que a uno le guste.
-¿Cuál fue su mayor locura?
-Atreverme a dejar el grupo.
-¿Qué se le hace muy duro?
-Madrugar. Me gusta mucho trasnochar, aunque sea con medio ojo abierto. ¡No me gusta irme a las once a la cama! Sobre todo ahora, en agosto, que no hay nadie por la calle y puedes hacer trincheras con tus colegas para lanzarte botes de Coca-Cola. ¡No me gusta acostarme temprano para levantarme a las ocho!
-Si de usted dependiera...
-Todo el mundo sería rico.
-¿El dinero da la felicidad?
-Yo creo que sí. Será porque soy pobre.
-¿Cuándo quiso parar el tiempo?
-Cuando era pequeña. Sabía que iba a ser mayor alguna vez, y no quería.
-¿Qué es lo mejor de la vida?
-Los días que hay higos.
Estas cosas de persona mayor... Tampoco me planteo mucho las cosas importantes. Sí, el mejor día para mí es cuando hay higos. El peor día del año, cuando se cambia al horario de invierno y se hace de noche a las seis.
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-¿Qué le parece muy bonito?
-Entrar en mi casa después de trabajar y oler a limpio. Oye, que para que venga alguien a limpiar a mi casa me tengo que quitar de otras cosas, pero me da la vida.
-¿Qué ha aprendido?
-Que, a veces, decir lo que piensas no es muy conveniente. Y que uno puede cambiar de idea muy rápido.
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