«El ego es la base de los problemas del mundo»

Confiesa Pike Cavalero (Madrid, 1985): «A veces pierdo los papeles muy rápido, soy de gatillo fácil». Y eso que hace cuatro años sufrió una metamorfosis tras «un desengaño amoroso» que le cambió la vida. Pike, que en realidad se llama Patxi Arcos, sacó de aquello varias enseñanzas «sobre la naturaleza humana», además de aprender otras «muchas cosas». También admite: «Ahora llevo mi vida con más filosofía. Antes hablaba mucho y ahora hablo menos. Antes me creía el rey del mambo... y ahora bailo solo». ¿Mambo? Mejor una buena dosis de rock and roll.

-¿De dónde viene?

-Pues nací en Madrid, me crié en Cartagena y vengo de Almería ahora mismo.

-¿Almería?

-Sí, allí vivo, allí conocí el amor, porque mi novia es de Almería, y allí estoy instalado ahora. En un pueblo, en Viator.

-Y además de irse a vivir a Almería, ¿qué ha sido usted capaz de hacer por amor?

-No sé qué decirle... ¡Dedicarme a la música!

-¿Qué es Pike Cavalero?

-Pike Cavalero es un músico que hace rock and roll y que cree en lo que hace.

-Y Patxi Arcos, ¿qué es?

-Alguien que cree en Pike Cavalero.

-¿En qué más cree Patxi Arcos?

-En la música, en la amistad y en las cosas sencillas de la vida.

-¿Contra qué lucha?

-Contra muchas cosas, pero especialmente contra el ego. El de uno mismo y el de los demás.

-¿No se acostumbra?

-No, no me acostumbro. El exceso de ego, la falta de humildad, la prepotencia... estas son cosas que me matan.

-¿Qué recuerda de sus veranos en Los Urrutias?

-Pues caballitos de mar, mújoles, fauna marina que ahora no hay... ¡Es muy difícil ver el Mar Menor según está ahora! Recuerdo los recreativos, los mercadillos... A mí me gustaba sobre todo bañarme y bucear, era lo que solíamos hacer.

-¿Qué le debe usted a Torrebruno?

-[Carcajada] A Torrebruno, poco. Pero dice mi familia que a los Hermanos Tonetti les debo el uso de algún tipo de gorro.

-¿Y a los Beatles?

-¡Muchas cosas, muchas cosas! Es el primer grupo que escuché profundamente en mi vida, y aún lo sigo escuchando, y me han enseñado mucho, mucho, mucho... Desde el rock, a la psicodelia, a todo lo que han hecho. Y sigo aprendiendo con ellos. Un grupo muy fuerte en mi vida.

-¿Qué disco no puede dejar de escuchar este verano?

-¡Difícil! [Piensa] Ahora mismo estoy enganchado con el último de James Hunter.

-¿Hay una canción que le defina más que otras?

-Sí. Dos canciones mías. 'Ahora que lo tienes' y 'Black heart's club', el club de los corazones negros.

-Al menos no me ha dicho 'Carrera del desengaño'

-Nooo. Esa es una adaptación de 'The race is on' [George Jones].

-¿Ha sufrido usted muchos desengaños?

-Uno muy fuerte... y algún otro de menor intensidad.

Amor y tatuajes

-¿Y alguna metamorfosis?

-Sí. Hace cuatro años tuve una experiencia personal muy fuerte, este desengaño del que le hablo, y creo que me cambió todo en la vida.

-¿Cómo ha cambiado?

-Ha cambiado para bien. En lo personal, en lo emocional, en abrirme la mente...

-El desengaño fue...

-Amoroso, amoroso.

-¿Y qué aprendió de aquello?

-Muchísimas cosas. Aprendí mucho sobre la naturaleza humana [risas]. Llevo mi vida con mucha más filosofía que antes. Antes hablaba mucho, por ejemplo. Ahora hablo menos. Antes me creía el rey del mambo. Ahora bailo solo... Y, sobre todo, observo.

-De sus múltiples tatuajes, ¿cuál es el que más le representa?

-[Muestra el brazo] La pantera.

-¿Alguno que haya borrado o tenga que borrar?

-No. No me arrepiento de ninguno.

-¿Eso es porque no se ha tatuado el nombre de ninguna mujer?

-¡Eso es muy importante!

-¿Qué verano es imborrable?

-[Muy seguro] El de 2005.

-¿Por qué?

-¡Joder, fue un verano..! Era joven, tenía una novia muy maja... ¡Hicimos muchas cosas ese verano! Bebimos mucha cerveza, fuimos a muchos conciertos...

-¿Se acuerda de alguno de esos conciertos, en concreto?

-Sí, el de Loquillo en Águilas, en agosto de 2005. Fue una época muy bonita.

-¿Un viaje por hacer?

-Sí, a Estados Unidos. Tengo muchas ganas, y mi novia está loca con que nos vayamos. Me gustaría ir lo antes posible. Queremos ir al sur y hacer la ruta de los estudios de grabación. Nashville, Memphis, Lubbock, Austin...

-¿Y visitar la tumba de Elvis Presley?

-No soy muy mitómano. Y además eso de las tumbas me da mala espina. Pero, si vamos, pues iríamos.

-¿Por qué las drogas siempre van en el mismo paquete que sexo y rock and roll?

-Pues no sé quién se inventó eso, pero la combinación no es mala [risas].

-¿Cómo es su caso? ¿Siempre en el mismo paquete?

-Depende en qué momentos de la vida. A veces sí, a veces más, y a veces menos. Últimamente, poco. Rock and roll, siempre, ojo. Y sexo también [risas].

-¿Qué es lo mejor de la vida?

-La vida, en sí misma.

-¿Y lo peor?

-Cómo está el mundo ahora mismo, que está muy loco. Da pena todo lo que está pasando.

-Si empezamos, no acabamos... ¿Puede concretar? ¿A qué se refiere?

-Pues a las guerras, al terrorismo... La avaricia.

-Es decir, usted cuando ve el telediario...

-Procuro no verlo, porque me abruma, me abruma. Lo pones y asusta todo lo que está pasando. Mucha gente muerta para nada.

-¿Para qué no pagaría una entrada?

-Para verme a mí mismo [carcajada]. ¡Hay que pagar las entradas! Hombre, para ir al Congreso de los Diputados no pagaría una entrada. No sé si la cobran, pero vamos, ¡no iría ni gratis!

-¿Y para ver una corrida?

-¿De toros? Ya lo dije cuando sacamos el disco de 'Torro', me atrae la mística del toreo, pero sufro bastante viendo al animalico cómo muere. No sé, podrían hacerlo sin que mataran al toro. No sé, no entiendo. Me parece un poco bruto. Lo que tampoco entiendo son las posturas tan radicales al respecto. Los 'anti', los 'pro'. En esta vida no todo es blanco o negro. Hay muchos matices. Hay gente que me llamó de todo cuando sacamos el disco. No sé, es algo... El nombre del disco ['Torro'] se puso por una canción de un 'bluesman' de Memphis, negro, Rosko Gordon, que dice «torro» cuando canta y está mal puesto hasta en la galleta del 'single'.

-¿Qué no puede consentir?

-La mala educación.

-¿Para qué no le educaron?

-Para ser descortés. No me gusta ser descortés con nadie. ¡Y es algo que a veces no se puede evitar! El otro día, en un concierto en San Javier, se acercaron unos chavales y les saludé y tal. Estuve con ellos un tiempo. Pero también estaba pendiente de un amigo que hacía tiempo que no veía. Después me pasaron que uno de esos chavales me puso verde en Facebook. Pues vale, pero yo procuro no ser descortés con nadie.

-¿A qué le teme?

-A la mala vida y a la muerte.

-Si de usted dependiera...

-Cambiaría mucho este país a mejor.

-¿Cuándo pierde los papeles?

-Rápido, hay veces que los pierdo muy rápido, desgraciadamente. Soy de gatillo fácil. Luego me arrepiento, no soy nada orgulloso y, cuando me equivoco siempre está el perdón ahí. Pero sí, pierdo los papeles rápido. Soy un manojo de nervios.

-¿Alguna manía incorregible?

-Subir el último al escenario y felicitar a mis músicos después de la actuación. La banda que tengo ahora es muy bonita, somos todos amigos y estamos siempre a una.

-¿Qué bebe?

-Últimamente poco. Me gusta la ginebra esta sevillana, Puerto de Indias. Con tónica.

-¿Hielo grande o pequeño?

-El hielo pequeño no me gusta.

-¿Qué ha aprendido de la vida?

-Muchas cosas. Pero, como le decía antes, muchas cosas sobre la naturaleza del ser humano.

-¿Alguna certeza?

-Sí. Que el ego es la base de los problemas del mundo.

-¿Qué mito hay que derribar con urgencia?

-Que en la radio se escucha rock and roll.

-¿Nada?

-En Radio 3. Y cuando quieren. La radiofórmula está fatal.

-¿A quién habría que resucitar?

-¡Uy! ¡¡A muchos!!

-¿Puede elegir uno solo?

-¡A Elvis, coño!

-¿Y qué o a quién habría que enterrar?

-Habría que enterrar toda la sinrazón que hay en el mundo.

-¿Qué se tiene prohibido?

-¡Nada! ¡Prohibido prohibir!

-¿A dónde va?

-¡A vender todas las copias que pueda de mi nuevo disco!