Paco Román juega con un limón (de su limonero) en su casa de Granada.

«Siempre que recuerdo a mi perro rompo a llorar»

Cantante de Neuman

Daniel Vidal

Lunes, 15 de agosto 2016, 08:30

Paco Román (Melilla, 1972) está «orgulloso» de sentirse murciano. Y demuestra su murcianía en vena, entre otras muchas cosas, con el hermoso y fructífero limonero que preside la entrada de su morada granadina, donde el cantante, guitarrista, y alma de Neuman se ha podido refugiar unos días este verano. «Le echo limón a todo. Me hago una sopa y le echo dos limones exprimidos», reconoce feliz. Tímido, sensible, pero cercano y con un gran sentido del humor, Paco Román cambia automáticamente el tono de voz cuando se pone a hablar de Neuman. No del grupo, sino de aquel perro 'mil leches', mezcla de Doberman y Salchicha, pequeñajo, que Paco rescató de una protectora y que se convirtió en su amigo inseparable durante 17 años. Neuman murió en 2014, pero se volvió eterno dando su nombre a uno de los grupos más fascinantes y auténticos que ha parido la escena musical regional y nacional en los últimos años. «Cuando me hablan de Neuman, o lo recuerdo, enseguida me emociono y rompo a llorar», admite. Casi siempre, hay que matizar, porque en esta entrevista aguantó estoicamente: «No estoy dispuesto a sufrir más», zanja.

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  • 1

  • -¿Un sitio para tomar una cerveza?

  • -El bar de Eric, en Granada.

  • 2

  • -¿Qué música le suena en el teléfono móvil?

  • -La que viene de serie.

  • 3

  • -Un libro para el verano.

  • -'Un mundo feliz', de Aldous Huxley.

  • 4

  • -¿Qué consejo daría?

  • -No te fíes de nadie.

  • 5

  • -¿Facebook o Twitter?

  • -Las dos.

  • 6

  • -¿Le gustaría ser invisible?

  • -No.

  • 7

  • -¿Un héroe o heroína de ficción?

  • -Superman.

  • 8

  • -Un epitafio.

  • -Ninguno.

  • 9

  • -¿Qué le gustaría ser de mayor?

  • -Lo que soy.

  • 10

  • -¿Tiene enemigos?

  • -Supongo que sí.

  • 11

  • -¿Lo que más detesta?

  • -La falsedad y la envidia.

  • 12

  • -¿Lo peor del verano?

  • -¡Nada!

-¿Cómo lleva su ausencia?

-Mal. Siempre la llevaré mal. Llevo tatuado el nombre de Neuman, que es por mi perro, aunque comprende muchas cosas. Amigos, gente que me quiere, la música, el grupo... Pero sobre todo mi perro. Con el tiempo me gustaría tener otro, pero Neuman es Neuman. Fue mi perro, me acompañó 17 años. Es irremplazable, insustituible. Siempre que me hablan de mi perro o lo recuerdo, me emociono. Me cuesta mucho hablar de ello. Enseguida me emociono y rompo a llorar.

-¿Cómo cambió su vida la llegada de Neuman?

-Siempre me han gustado los perros, me parecen seres maravillosos. En aquella época me emperré con tener un perro, nunca mejor dicho [sonrisa]. Así que decidí ir a la protectora, porque comprar un perro me parece absurdo. Decidí darle a uno una vida mejor. ¡Y resulta que Neuman me puteaba! Sí, sí, sabía cómo buscarme las vueltas. Después llegamos a una especie de acuerdo con los años: «Tú no me puteas a mí y yo no te puteo a ti», y pudimos llevar una vida más tranquila. Pero al principio me puteaba mucho. Nos llevó un tiempo respetarnos [risas], pero acabó siendo mi compañero. Dormía conmigo, me entendía, yo le entendía a él. Era una pasada. Le faltaba hablar. Fue mi mejor amigo. O uno de mis mejores amigos, a ver si se va a mosquear alguno por ahí [risas].

-Le ha compuesto usted canciones a su perro, a sus 'ex', a su padre, a sus hijos... ¿A qué o a quién no podría dedicarle una canción?

-Yo creo que todo tiene su canción. Hace poco me encargaron una revisión de la banda sonora de 'Badlands', de Terrence Malick, sobre un asesino en serie, un loco. Una personalidad deprimente, oscura... Y en una de las canciones se habla del amor, cuando amor, en la película, hay más bien poco. En este sentido no me pongo límites.

-Sus hijos, ¿le han hecho mejor artista?

-Por supuesto. Se trata de contar cosas y transmitir sentimientos. Y todas las cosas buenas que te pasan en la vida ayudan a hacer melodías. Ya no digo que hables de eso en concreto, sino un sentimiento por expresar. Y los hijos son lo más grande en ese sentido. Un motivo más que suficiente para hacer una melodía.

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-¿Qué le enseñan ellos a diario?

-A intentar ser mejor en todo. Mejor persona, mejor padre. A darles lo mejor.

-¿Qué espera de ellos?

-Que me quieran por lo que soy, no por lo que tengo que ser. Aparte de que yo tenga que ser lo que tengo que ser para mis hijos.

-¿Se los imagina en primera fila de festival, dándolo todo en un concierto de su padre?

-Me los imagino echando una mano para montar el escenario [risas]. «¡Venga, a cargar!». Bueno, tanto Ingrid como Curro ya me han visto en directo varias veces. Sí, claro que los veo en primera fila. ¡Pero como los vea con una cerveza paro el concierto! [Risas] No, no, qué va... Para que me digan: «Tú sí y yo no, ¿no?».

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-¿Es usted de empinar el codo antes del concierto?

-No, no. Me gusta tener el control absoluto. A ver, una cervecilla o algo sí, pero más en plan refrigerio que otra cosa. Cuando tienes conciertos constantemente tampoco puedes pasarte, además. Es difícil darlo todo cuando tienes la voz de haberte acostado a las cinco o las seis de la mañana. Hay que cuidarse. Y, sobre todo, respetar a la gente que paga por verte.

-¿Se está haciendo mayor?

-Bueno, ya tengo 43 'tacos', pero me siento igual que cuando tenía 30. Aunque cada vez te vuelves más 'pejiguero', como dicen aquí en Granada. Empieza a molestarte todo un poco. ¡Cierra la ventana, baja la música, pon el aire! Ahí sí que veo que soy más 'pejiguero' que nunca. También es por los compromisos, por la responsabilidad que tenemos con Neuman, y eso hace que estés más nervioso, más inquieto.

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-¿En qué cree?

-En el amor verdadero, en la amistad verdadera. En dar sin esperar nada a cambio. No creo en nada material. Solo creo en la gente a la que quiero.

-¿Qué es un infierno?

-Los kilómetros de carretera que me pego. Solo este fin de semana, 2.500. ¡Y dormir fuera!

-¿Alguna historia de furgoneta que se pueda contar?

-Bueno... Quizá alguno que haya dormido encima de la carga. Si nos para la Guardia Civil... ¿Tan mal estás que tienes que dormir encima de la carga? Lo típico, vamos. 'Qué asco, qué calor...'. Uno que se tira un pedo... Sí, lo típico.

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-¿Se ha levantado muchas veces?

-Muchísimas, muchísimas. Más de las que yo hubiera imaginado. Y creo que todavía me tendré que levantar unas cuantas veces más. La vida, al final, te da siempre una de cal y otra de arena. Y siempre queremos cosas bonitas, pero las cosas bonitas vienen después de las feas. La vida es así.

«En deuda con la música»

-La vida, ¿ha sido generosa con usted?

-Sí. La vida ha sido generosa conmigo, y le debo mucho. Sobre todo le debo mucho a la música. Estoy en deuda con la música. No porque el grupo haya ido a donde ha ido. Si yo no hubiera llegado a nada, le seguiría debiendo mucho a la música. Los ratos en los que yo me desahogo tocando... Yo no esperaba nada ni iba buscando nada. Ha venido todo sin querer. Es tu vida y lo dedicas todo a ella, pero no es que fuera buscando nada. Es tu vida, tu forma de vivir y de ver las cosas. A mí me ayuda a expresar mis sentimientos. Si no fuera por la música, no sé qué hubiera sido de mí.

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-¿Estudió?

-Sí, tengo un módulo de Formación Profesional en Administrativo. Pero yo soy músico.

-¿Y cuándo supo que era músico?

-Muy joven. Mi primera guitarra la cogí a los 15 años.

-¿Y qué tiene claro que no es?

-Un ladrón. Un 'vendemotos'.

-¿A qué aspira?

-A seguir tocando, a seguir disfrutando de la música. Aspiro a que la luz se mantenga más o menos como está. No solo a nivel musical, también a nivel personal. Estar cerca de mi familia, de la gente que quiero y de la gente que me quiere.

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-¿Qué siente?

-Siento la necesidad de hacer el bien a mi gente y la necesidad de que no me hagan el mal.

-¿Qué odia?

-Yo pensaba hace tiempo que todo el mundo era bueno. Y no. Hay gente mala. Odio la maldad. Yo soy todo amor y cariño, y lo demás me da mucho repelús.

-¿A qué no está dispuesto?

-A ser un gañán. A venderme en ninguno de los sentidos. No estoy dispuesto a sufrir más. La felicidad está por encima de todo. La gente que de verdad me quiere se merece a Paco al cien por cien. La que no, que le den por culo. Esto lo vas viendo con los años.

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-¿Qué es lo mejor de la vida?

-Las cosas más sencillas. Desayunar tranquilo en el jardín, estar con tu pareja, con tus hijos... Eso es lo mejor de la vida. Y la música, claro. Para mí lo más importante es la música, sin duda. ¡Y el limón también es lo mejor de la vida! [Risas].

-¿Y lo peor?

-Lo peor es que haya niños que mueran de hambre. Y la indiferencia respecto a ello.

-¿A quién habría que resucitar?

-A Freddie Mercury, sin duda.

-¿Tiene alguna espina clavada?

-Muchas. Y alguna muy reciente. Más que una espina, algún puñal. Aunque no se puedan decir nombres... Pero, aunque está clavada, estoy muy feliz. En cuestión de meses, todo se pone en su sitio. No tienen que pasar años, muchas veces, para que el tiempo ponga las cosas en su sitio.

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-¿Qué le impactó?

-Mis padres se separaron cuando yo era muy niño, y me impactó ver a todas mis amistades con sus respectivas familias. Me impactó que mi infancia fuera distinta a la de los demás, pero entiendo que fue lo que me tocó, y que eso me sirve para que no le pase en la misma medida a mis hijos, o a la gente a la que quiero. No es ningún reproche a mis padres, pero lo pasé mal porque veía otras familias muy unidas, y eso te marca.

-¿A qué no puede resistirse?

-¡¡Al limón, tío!! Yo le hecho limón a todo. Me hago una sopa y le exprimo dos limones.

-¿Qué es lo más raro que ha probado con limón?

-El otro día compramos unas pizzas de esas para hacer en casa con los ingredientes caseros y le puse limón porque me parecía muy sosa. Hombre, hay otras cosas más raras con las que no me atrevo. El salchichón, la sobrasada...

-¿La sobrasada?

-¡No me joda! ¿La sobrasada? ¿Con limón?

-Exquisita combinación.

-¿Se está quedando conmigo?

-En absoluto.

-Pues lo probaré.

-Ya me dirá... ¿Un dueto soñado?

-Me encantaría cantar un tema con Lou Barlow, mi grupo favorito de todos los tiempos.

-¿Y también lloraría en el escenario, como le suele pasar?

-¡Fijo que sí!

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